13 de noviembre de 2010

El apunte breve del día




Algo está podrido en........

Que Barcelona es una de las ciudades más bonitas del mundo no hay dudas. Lo dicen los visitantes y los propios barceloneses que suelen viajar e inevitablemente comparan.

Los sitios de interés se exhiben orgullosamente y es natural que ello ocurra. Pero hay otros que producen vergüenza y eso también hay que decirlo. Abramos los oídos a quienes alaban nuestras virtudes pero al mismo tiempo, seamos los primeros en reconocer nuestros defectos.

Esto viene a cuento a raíz de una breve nota que emitió el canal 5 de televisión.

Las imágenes nocturnas mostraban un submundo de prostitución y sobre todo, de drogas, que si bien es algo común en muchas ciudades del mundo, no por ello deja de causar vergüenza, aunque uno no sea habitante de esta ciudad sino de sus cercanías.

Este submundo de mafias, drogas y prostitución opera en El Raval, un típico barrio barcelonés conocido anteriormente como Barrio Chino, cerca del puerto y que hasta hace unos años era el lugar de encuentro obligado de marineros que iban a emborracharse y a buscar prostitutas, pobres mujeres exponentes de la degradación humana.

Actualmente en El Raval habitan familias decentes como el que más, que deben sufrir la presencia de traficantes y vendedores de drogas que parecen actuar con total impunidad.

Todos los habitantes de Barcelona saben de su existencia, al igual que los periodistas que hicieron la nota y por supuesto las autoridades. Si la policía y los políticos representantes de la gente no actúan para eliminar esta lacra social, ¿a qué se debe? ¿son incompetentes? ¿carecen de medios? ¿hay corrupción e intereses creados?.

Si la inercia se debe a cualquiera de estas tres posibilidades, estos políticos y policías que acatan sus directivas, NO SIRVEN, cualquiera sea el partido al que pertenecen.

Las personas decentes no pueden entender que las autoridades, con todo el poder de que disponen, permitan esta situación. En la reciente visita del Papa Benedicto XVI la policía no permitió que este infame comercio operara, pero ahora que se fue, todo ha vuelto a la “normalidad”. ¿Será necesario que el Papa se radique en El Raval?

Ah política, políticos…..”Algo está podrido en Dinamarca”… o en Barcelona.
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