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13 de noviembre de 2016

Claraboya (José Saramago)

- Libro nro. 400 leído en este blog -


Género:    Narrativa   
Año:            1953  (editado en 2012)
Páginas:    415
Título original: Clarabóia
Traducción: Pilar del Río
Valoración:  Muy bueno 

Insólito: un libro de José Saramago escrito en un estilo tan diferente al que nos tiene acostumbrados (por lo menos a mí). Nos encontramos con una redacción "normal" con mayúsculas y minúsculas, punto y aparte, diálogos precedidos por un guión y, en fin, todo el equipamiento gramatical que vemos en cualquier texto. Es que Claraboya, escrita cuando tenía 31 años, marca una distancia de varios años con el Saramago que todos conocemos; el Saramago de un estilo tan peculiar e inconfundible que lamento no estar capacitado para definirlo con precisión; lo respeto demasiado para intentarlo siquiera. 

En cuanto a Claraboya, como novela me gustó mucho, pero no encontré en ella la imaginación, la sutileza, el humor, la fina ironía que Saramago expone en sus otros libros leídos, por ejemplo cuando aborda temas religiosos. Me parece una novela costumbrista bien escrita, pero sin ese "algo" tan propio del admirado autor portugués. Y basta, porque como él mismo dijo: "cuando no se tiene algo que decir, lo mejor es callar".
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Sinopsis
Amanece en Lisboa. En una mañana de mediados del siglo XX, la mirada del novelista se asoma a la ventana de un vecindario. Se anuncia un día no muy diferente de los demás: el zapatero Silvestre, que abre su taller; Adriana, que parte hacia el trabajo mientras en su casa tres mujeres inician otra jornada de costura; Justina, que tiene ante sí un largo día jalonado por las disputas con su brutal marido; la mantenida Lidia; y a española Carmen, sumida en nostalgias...
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22 de octubre de 2016

Alabardas (José Saramago)

- Libro nro. 397 leído en este blog -


Género:    Narrativa   
Año:            2014
Páginas:    153
Título original: Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas

Traducción: Pilar del Río


De José Saramago me cautivó en primer lugar la originalidad de su estilo cuando lo conocí a través de Todos los nombres.  Después, me sentí identificado con sus conceptos y su visión de la sociedad. Todavía me queda por leer varios títulos, lo que seguramente haré; de momento tengo esa voluntad, luego el tiempo dirá.


De Alabardas etc.. sólo pudo terminar de escribir tres capítulos antes de morir el 18 de junio de 2010. Es un trabajo inconcluso y no me apetece dar una valoración. Me quedo con el conjunto de su obra (por lo menos los ocho libros que leí, contando éste). La producción de José Saramago en sus fructíferos 87 años de vida, me enseñó a pensar más y mejor -creo- en temas como la religión, la política, la violencia generada por el hombre, la moral, la ética, las guerras, la estupidez, todo expuesto con una enorme sapiencia, sutileza y hasta humor.

Su viuda Pilar del Río, traductora de sus libros, explica así la gestación de Alabardas: "Era un hombre de 87 años que sabía que le quedaba muy poca vida y aún así decidió emprender el reto de escribir el libro pues no quería morirse sin haber tocado el tema de las armas y e fracaso social que representa hacerlas". 
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RESUMEN DEL LIBRO


Meses antes de su muerte, José Saramago sintió una vez más el impulso vital de reflexionar desde la ficción sobre una de sus mayores preocupaciones: la violencia ejercida sobre las personas y las sociedades, que las convierte en víctimas y les impide ser dueñas absolutas de sus vidas. El resultado de este impulso es Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas, una huella emocionante del inagotable espíritu de lucha de José Saramago y su última voluntad narrativa. 


 El relato inconcluso plantea el conflicto moral de Artur Paz Semedo, empleado de una fábrica de armas, que, intrigado por el sabotaje de una bomba durante la Guerra Civil española e impulsado por Felícia, su ex esposa, inicia la investigación de los entresijos de una época convulsa, lo que despierta en él un debate íntimo entre la ceguera impuesta por el miedo heredado y la necesidad del compromiso. 

Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas es una reflexión sobre el poder y la destrucción, sobre cómo las armas alimentan el gran fracaso ético de la humanidad que son las guerras, sobre la paz como único camino posible para romper con la aparente inevitabilidad de la violencia.
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El autor

José Saramago con su esposa y
traductora, Pilar del Río
José Saramago nació en la freguesia la Azinhaga (municipio de Golegã, en el distrito central del Ribatejo, Portugal), cerca del río Tajo, a 120 km al noreste de Lisboa. Sus padres fueron José de Sousa y Maria da Piedade, una pareja campesina sin tierras y de escasos recursos económicos. Este origen influiría en la posterior forja del carácter y pensamiento político-teórico del escritor, cimentadas sobre una vasta cultura formal y popular, y una experiencia vital hiperestésica. El apodo de la familia paterna era Saramago ("Jaramago" en español, nombre de una planta herbácea silvestre de la familia de las crucíferas). El niño debería haberse llamado José Sousa, pero el funcionario del registro civil cometió un "lapsus calami" (error de pluma) y lo anotó como José «Saramago», aunque hay quienes dicen que fue una broma del funcionario, conocido de su padre. El registro oficial menciona el día 18 de noviembre, aunque fue el 16. En 1925, la familia de Saramago se mudó a Lisboa, tras un breve paso por Argentina, donde su padre comenzó a trabajar de policía. 
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25 de enero de 2016

Las intermitencias de la muerte (José Saramago)

- Libro nro. 367 leído en este blog -


Género:  Novela   (¿?)
Año:          2005
Páginas:  280
Título original: As Intermitências da Morte
Traducción:  Pilar del Rio
Editorial: Alfaguara 
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Valoración:   Muy bueno      
(La valoración siempre es en función del interés que me despierta la lectura de un libro; no es una calificación literaria)
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Por más trascendente que sea un tema, y el de la muerte sin duda lo es, la imaginación casi poética de José Saramago hará que el lector sienta que todo se puede abordar desde distintos ángulos.

En este libro que no le encuentro ubicación en cuanto a género, el gran escritor portugués utiliza la ironía, el humor, la filosofía, la religión y, claro está, la ficción, para compartir con el lector aquello de "¿que pasaría si...?" que subyace en algunas de sus notables creaciones (Ensayo sobre la ceguera, La balsa de piedra, etc.). 

Aquí, la pregunta es "¿que pasaría si de un día para otro, los seres humanos dejasen de morir?". Menudo tema! Algunas respuestas posibles las encontramos en la capacidad narrativa de Saramago, con su peculiar estilo de obviar los puntos y aparte, los guiones al comienzo de los diálogos y otras particularidades. Quienes hemos leído otros libros de este autor, no nos sorprendemos y por el contrario, nos identificamos totalmente con esta manera de escribir tan personal.  Volviendo al libro, hay segmentos que arrancan sonrisas, otros hacen reflexionar. Una muestra del humor: los dueños de las funerarias temen ir a la quiebra y por eso ofrecen entierro de animales, ya que la "ausencia" de muerte solo afecta a los seres humanos. 

En cada página hoy una frase o un pensamiento inteligente y también profundo. En el resumen que sigue a estos párrafos, hay más datos sobre este texto valioso y recomendable (en mi opinión)
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 Sinopsis 
En un país cuyo nombre no será mencionado se produce algo nunca visto desde el principio del mundo: la muerte decide suspender su trabajo letal, la gente deja de morir. La eurofia colectiva se desata, pero muy pronto dará paso a la desesperación y al caos.Sobran los motivos. Si es cierto que las personas ya no mueren, eso no significa que el tiempo haya parado. el destino de los humanos será una vejez eterna.Se buscarán maneras de forzar a la muerte a matar aunque no lo quiera, se corromperán las conciencias en los "acuerdos de caballeros" explícitos o tácitos entre el poder político, las mafias y las familias, los ancianos serán detestados por haberse convertido en estorbos irremovibles. Hasta el día en que la muerte decide volver...
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El autor 

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23 de septiembre de 2013

El viaje del elefante (José Saramago)

- Libro nro. 212 leído en este blog -
Género:   Novela
Año:         2008
Páginas:   270
Título original: A Viagem do Elefante
Traducción:  Pilar del Río
Premio Nobel de Literatura 1998
Elegido por:    Autor   -   Género/Temas   -    Recomendación/Críticas
Lectura: Biblioteca
Valoración:  Bueno



El propio José Saramago no lo considera una novela sino más bien un cuento largo; si él lo dice, así será. Novela o cuento, tengo la impresión personal de que esta es una de las obras "menores" del gran escritor, hechas para divertirse y divertir a sus seguidores, o para "desasosegar" como declaró en alguna ocasión. Sea como sea, El viaje del elefante tiene el sello inconfundible de su estilo, con humor, ironía y frases que a uno lo dejan pensando.

Según cuenta Saramago, se decidió a escribir este relato después de una conversación sostenida en Lanzarote con un grupo de amigos, en la que salió a relucir el hecho histórico según el cual el rey de Portugal Juan III le regaló un elefante al archiduque Maximiliano de Austria, cuando éste a la sazón se hallaba en Valladolid. Así se le ocurrió esta narración sobre las peripecias que debió afrontar el elefante Salomón (después se llamo Solimán) durante su larga caminata primero de Lisboa a Valladolid y de allí a Viena.

Los seguidores de Saramago, acostumbrados a su peculiar estilo de escribir casi sin signos ortográficos y con nombres propios en minúscula, sin duda disfrutarán con este relato. Lo leí con una sonrisa, igual que me ocurrió con Caín. El escritor tomo un acontecimiento que figura en los libros de historia y alrededor del mismo teje su ficción cargada de humanismo y ternura, matizando también el relato con sus particulares digresiones sobre cualquier tema, por más nimio que sea.

Saramago comenzó a escribir este libro estando enfermo de neumonía y debió interrumpirlo cuando tenía escritas sólo 40 páginas. Perdió 17 kilos de peso y se sintió "muerto en vida", pero pudo recuperarse y terminarlo. El elefante murió a poco de llegar a Viena. Le cortaron las patas delanteras para ponerlas a la entrada de palacio como recipiente para depositar paragüas y bastones. El autor dijo que ese final tan injusto refleja también las incertidumbres que se le presentan al ser humano después de la muerte, "ya que no sabemos muy bien adonde nos llevan".

José Saramago siempre propone algo en que pensar.
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Sinopsis (copiada del libro)
A mediados del siglo XVI el rey Juan III ofrece a su primo, el archiduque Maximiliano de Austria, un elefante asiático. Esta novela cuenta el viaje épico de ese elefante llamado Salomón que tuvo que recorrer Europa por caprichos reales y absurdas estrategias. El viaje del elefante no es un libro histórico, es una combinación de hechos reales e inventados que nos hace sentir la realidad y la ficción como una unidad indisoluble, como algo propio de la gran literatura. Una reflexión sobre la humanidad en la que el humor y la ironía, marcas de la implacable lucidez del autor, se unen a la compasión con la que José Saramago observa las flaquezas humanas.
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Primeras líneas
Por más incongruente que le pueda parecer a quien no ande al tanto de la importancia de las alcobas, sean éstas sacramentadas, laicas o irregulares, en el buen funcionamiento de las administraciones públicas, el primer paso del extraordinario viaje de un elefante a austria que nos proponemos narrar fue dado en los reales aposentos de la corte portuguesa, más o menos a la hora de irse a la cama. Quede ya registrado que no es obra de la simple casualidad que hayan sido utilizadas estas imprecisas palabras, más o menos. De este modo, quedamos dispensados, con manifiesta elegancia, de entrar en pormenores de orden físico y fisiológico algo sórdidos, y casi siempre ridículos, que, puestos tal que así sobre el papel, ofenderían el catolicismo estricto de don juan, el tercero, rey de portugal y de los algarbes, y de doña catalina de austria, su esposa y futura abuela de aquel don sebastián que irá a pelear a alcácer-quivir y allí morirá en el primer envite, o en el segundo, aunque no falta quien afirme que feneció por enfermedad en la víspera de la batalla.
...
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El autor

José Saramago con su esposa y
traductora, Pilar del Río
José Saramago nació en la freguesia la Azinhaga (municipio de Golegã, en el distrito central del Ribatejo, Portugal), cerca del río Tajo, a 120 km al noreste de Lisboa. Sus padres fueron José de Sousa y Maria da Piedade, una pareja campesina sin tierras y de escasos recursos económicos. Este origen influiría en la posterior forja del carácter y pensamiento político-teórico del escritor, cimentadas sobre una vasta cultura formal y popular, y una experiencia vital hiperestésica. El apodo de la familia paterna era Saramago ("Jaramago" en español, nombre de una planta herbácea silvestre de la familia de las crucíferas). El niño debería haberse llamado José Sousa, pero el funcionario del registro civil cometió un "lapsus calami" (error de pluma) y lo anotó como José «Saramago», aunque hay quienes dicen que fue una broma del funcionario, conocido de su padre. El registro oficial menciona el día 18 de noviembre, aunque fue el 16. En 1925, la familia de Saramago se mudó a Lisboa, tras un breve paso por Argentina, donde su padre comenzó a trabajar de policía.
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Otros libros de José Saramago leídos en este blog

Ensayo sobre la ceguera
Ensayo sobre la lucidez 
Caín
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27 de marzo de 2013

El gobernador (Miguel Sousa Tavares)

Género:    Novela, histórica
Año:         2003
Páginas:   416

Bueno+

Leer una novela con trasfondo histórico nos reporta por lo menos dos beneficios: entretenernos y a la vez aprender un poco más acerca de lugares, países y conflictos de la época elegida por el autor. En El gobernador, Miguel Sousa Tavares, nos lleva al Portugal del comienzos del siglo XX, y más precisamente a sus colonias de ultramar; en este caso Santo Tomé y Príncipe, "perdidas" en medio del océano Atlántico.

Estamos en 1906. En la cosmopolita Lisboa nos encontramos con el periodista y empresario naviero Luis Bernardo Valença, visitante asiduo de cafés y salones en los que se reúne lo más granado de la sociedad portuguesa. De posición acomodada, la vida le sonríe gracias a su nivel cultural y dotes de seductor nato. Pero el destino le tiene reservado un cambio que de la noche a la mañana trastocará su existencia.

El rey de Portugal, don Carlos, le pide que asuma como gobernador de Santo Tomé y Príncipe, dónde los dueños de las plantaciones de cacao y café se enriquecen gracias en parte de la mano de obra esclava, un sistema que se niegan a abandonar, a pesar de la amenaza de boicot de parte de la comunidad internacional.

Luis Bernardo tendrá que cambiar esa situación en los tres años que deberá permanecer en esas distantes colonias. Y aquí comienza la trama de la novela, que se lee con interés gracias también a la coloridas descripciones que el autor ofrece sobre el lugar y sus gentes, tan diferentes a lo que el flamante gobernador estaba acostumbrado. La misión no será fácil pero éste la asume con energía, por lo que entiende es justo y también como un modo de enfrentar la soledad  que cada día se le hace más difícil de soportar.

En realidad se plantea un dilema. Las condiciones de trabajo de los obreros traídos de Angola son duras, pero ¿llega a ser esclavitud? Los trabajadores son contratados, ¿pero saben lo que firman? ¿son realmente libres? Eso es lo que deberá dilucidar el nuevo gobernador.

La llegada del cónsul inglés y de su bella esposa altera completamente su rutina. Luis Bernardo debe convencerlo para que el informe que el diplomático envíe a su gobierno sea lo más benevolente posible. Surge una relación de amistad entre el gobernador, el enviado británico y su esposa Anne, pero esta paz y buena convivencia dura poco. Sucede lo inevitable. Entre Anne y Luis Bernardo estalla una pasión desbocada; todo va a cambiar. Amor, celos, traiciones, amistad, escrúpulos y mentiras, confluyen para que las existencias de los tres personajes centrales sean llevadas al límite. El final es impactante.

En mi opinión, el autor dedica demasiadas páginas a la historia personal del cónsul británico David Jameson, anterior a su llegada a la colonia, procedente de India. No era tan necesaria, pero sí es cierto que explica aspectos interesantes de ese país cuando era colonia británica.

Esta novela se tituló Equador en su versión original.
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El autor 
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9 de octubre de 2012

Septiembre en Portugal (VI)

El sexto y último día de la excursión lo pasamos en Fátima, sin desplazamientos en el autocar. Había tres razones para ello: los chóferes por ley deben tener un día de descanso después de seis de conducción,  la empresa dedicaría la mañana a vender sus productos y promocionar otros viajes, y los pasajeros tendrían parte de la mañana y toda la tarde libre para conocer esta población.

La última de las razones mencionadas es muy acotada: lo que hay para ver son las dos basílicas y la Capilla de las Apariciones, en la explanada que en los días de peregrinación suele reunir a más de 300.000 fieles en un solo día y a cuatro millones de personas anualmente. Para albergar a tal cantidad de visitantes los hoteles  han brotado como hongos, desde los cinco estrellas hasta los más modestos.





El nombre de Fátima está asociado con el escenario donde, según defiende la fe católica, se dieron las apariciones de la Virgen a los niños pastores, Lucía y sus primos Jacinta y Francisco, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. En ese lugar se se levanta ahora la Capilla de las Apariciones, con la Virgen sobre un pedestal.

Al fondo, los tres sacerdotes de blanco, marcan el lugar
de la aparición



Otros ritos, como las procesiones nocturnas portando velas encendidas que luego se dejan para fundir la cera con la que se hacen nuevos cirios que vuelven a venderse, ya lo habíamos visto en Lourdes, por lo tanto no era novedoso.

La construcción del Santuario de Fátima, trajo aparejada, como es de suponer, el crecimiento de la localidad que en 1997 adquirió la categoría de ciudad y que actualmente tiene unos 12.000 habitantes permanentes, muchos de ellos a cargo de las numerosas tiendas de productos religiosos.





Con el paso del tiempo se construyeron dos Basílicas, la última de las cuales tiene capacidad para casi 9.000 files (8.633 nos dijo un meticuloso empleado).

Nada más había que ver en Fátima, pero sí quedó mucho por visitar en este pequeño país que tiene tanto para ofrecer a los turistas. "Lo tenemos tan cerca y Portugal es el gran olvidado", dijo una mujer en un comentario de una publicación de turismo. Como siempre me ocurre después de un viaje, la mente se abre a nuevas inquietudes: conocer más sobre el Portugal de los hermosos fados y de José Saramago.

El viaje de regreso iban a ser otras 20 horas arriba del autocar, así que a empacar los bártulos y dejar un par de libros a mano.


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7 de octubre de 2012

Septiembre en Portugal (V)


Textos y fotos: Bea / José

Para éste, que sería el penúltimo día de excursión, los organizadores nos habían preparado un viaje a la fascinante y misteriosa Edad Media, comenzando con una visita a una ciudadela amurallada, y finalizando el día con el ingreso a un Monasterio cargado de historia, como lo son casi todos. Entre una y otra visita, tendríamos un paréntesis al mediodía para almorzar en un restaurante sobre la playa.

Monasterio de Alcabaça
Para estos viajes largos con desplazamientos continuos, normalmente suelo comprar un mapa de carreteras, en el que voy siguiendo la marcha del autocar por los diversos pueblos y ciudades. Qué útiles pueden llegar a ser, sobre todo para algún automovilista despistado que no tenga un GPS. Pero en mi caso  me sirve a veces para un acto masoquista: comprobar cuan cerca pasábamos de un determinado lugar sobre el que había leído algo interesante.

Pero lamentarse por eso no sirve de nada, así que preparémonos para lo que nos depara esta jornada.

Indudablemente, estos viajes no son para descansar, sino todo lo contrario. En los hoteles había orden de despertarnos a determinada hora y todos, como soldados en un cuartel, éramos siempre puntuales a la hora del desayuno para comenzar el día con buen espíritu y buenas piernas para seguir el ritmo del grupo.

Óbidos

A las 08:00 todos en el autocar y en marcha rumbo a Óbidos, con parada a mitad de trayecto para conocer los lavabos portugueses, todos pulcros y limpios, es justo reconocerlo. Llegamos a la pequeña población encerrada entre murallas, que también sufrió los efectos del devastador terremoto de 1755 y perdió buena parte de su patrimonio. Pero fue restaurada y actualmente es una colorida villa acondicionada para el turismo.



El nombre de Óbidos deriva del latín oppidum y significa precisamente ciudadela o ciudad amurallada. Tras ingresar por una de sus puertas nos encontramos ya en su calle principal, angosta y adoquinada, el eje sobre el que gira toda la actividad comercial de esta pequeña villa. Coloridos geranios y glicinas adornan los frentes de los comercios, uno al lado de otro, todos pintados de blanco con ribetes amarillos y azules.



Los turistas teníamos media hora para este paseo, tiempo escaso pero aprovechado al máximo. Degustamos un producto local: un vino dulce que se sirve en una tacita de chocolate que obviamente se come tras el último sorbo. Curioso y placentero. Las personas de más edad o con dificultad para desplazarse podían hacer el breve recorrido en carruajes tirados por caballos, disponibles a la entrada del portal.







Si había tiempo y ganas, se podía subir por escalinatas de piedra hasta lo alto de la muralla y circunvalar el pueblo desde lo alto para tener una visión panorámica de los alrededores. Bea y yo no hicimos uso de esa opción pues "perdimos" mucho tiempo en tomar fotografías a lo largo de la calle principal. Es que todo no se puede y hay que optar por lo que a uno más le interesa. En este caso eran las fotos a nivel del suelo y el deseo de observar los objetos de cerámica y porcelana, además de bordados y encajes, que vestían de color y buen gusto las numerosas tiendas.





Nos despedimos de Óbidos y partimos en dirección a la ciudad de Nazaré con su ancha y larga playa frente al Atlántico, la que pudimos apreciar desde un mirador a una altura considerable. Tiempo justo para volver a estirar las piernas hasta la hora del almuerzo, que sería en un restaurante sobre la playa. Hacia allí fuimos cual masa aborregada siguiendo a la guía. ¿Qué comimos.....? Exacto: Variedad de pescados con ensalada, precedido de una sopa y, para terminar, melón y café.







Nazaré

Playa de Nazaré
Monasterio de Alcabaça

Una hora libre para caminar por Nazaré, y en el momento pactado llegó el autocar que nos llevaría a conocer el Monasterio de Alcobaça, en la población del mismo nombre. Para esta visita íbamos a tener una guía local que nos daría su versión de la historia.






La guía comenzó su exposición señalando que este lugar, la Abadía de Santa María de Alcobaça, es la primera construcción gótica erigida en suelo portugués, y que es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Además, en 2007, este monasterio fue elegido como una de las Siete Maravillas de Portugal.






Después de esta introducción iniciamos el recorrido por el interior siguiendo a la guía que de tanto en tanto se detenía para dar alguna explicación. El grupo la seguía fielmente pero algunos nos desperdigamos un poco  en busca de hacer alguna fotografía que nos parecía interesante. Bea le prestaba más oídos que yo y así pudo enterarse de que en el monasterio vivían 999 monjes que se alimentaban de pescado  pero sin embargo eran bastante gorditos, porque ingerían los apetitosos dulces que ellos mismos elaboraban.  Para frenar esa tendencia se ideó una "balanza" singular: una abertura algo estrecha en un muro; si el monje excedido de peso no podía pasar a través de ese boquete....a dieta!



El caballito de batalla de la guía era aparentemente la historia de amor entre Pedro I y Doña Inés de Castro. La sintetizo porque es curiosa: Pedro, heredero al trono de Portugal, se casó por poder con Constanza Manuel, a la que conoció personalmente cuando ella llegó con su séquito a Portugal. Traía como dama de compañía a Inés de Castro. Pedro se enamora de Inés y ambos se convierten en amantes. El padre de Pedro, el rey Alfonso IV de Portugal, se entera de esa relación y ordena desterrar a Inés. Pero la maniobra no surte efecto pues ésa se refugia en Albuquerque, pequeña localidad extremeña cerca de la frontera portuguesa. Pedro e Inés siguen con su relación, tienen cuatro hijos y se casan en secreto. El rey ordena elu asesinato de Inés, que se ejecuta en la propia residencia de la pareja, en Coimbra. El 7 de enero de 1355, Inés es degollada en presencia de sus hijos. Pedro jura vengarse, y a la muerte de su padre, tras ser coronado rey, ordena ejecutar a los verdugos. Pedro I exhuma a su amada Inés y la corona reina, ordenando a sus súbditos que se arrodillen y besen la mano del cadáver. Curioso, no?. La mujer que reinó después de muerta.

Después de relatar esta historia de amor y sangre, la guía nos mostró los sarcófagos que contienen los restos de Pedro e Inés como corolario de la visita al monasterio de Alcabaça.

Sarcófago de Inés de Castro


Lo que ocurre casi siempre un uno de estos viajes: una turista se extravió; media hora de búsqueda y luego, con el pasaje completo, el autocar partió hacia Fátima, dónde nos aguardaba la cena.
(Continuará)
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4 de octubre de 2012

Septiembre en Portugal (IV)

Textos y fotos: Bea y José

La nota anterior terminó con la partida desde Lisboa, así que hoy retomamos esta especie de diario de viaje, ya instalados en nuestro hotel de Fátima, un tres estrellas sin lujos pero muy confortable y, sobe todo, bien ubicado (no como el de Lisboa, que estaba a media hora de autocar del centro de la ciudad).

Para este día teníamos programado visitar Aveiro y Coimbra. Iiciamos el viaje con buen tiempo y cielo despejado, algo que los turistas siempre valoramos porque sabemos que si te toca mal tiempo y sin sol, la visita y las fotos pierden mucho de su encanto. Sin embargo, a medida que íbamos aproximándonos a Aveiro, una espesa niebla nos envolvía como un mal presagio. 



La bruma, a esa hora de la mañana, es algo normal en esta ciudad ubicada en la Ría de Aveiro y cerca del océano Atlántico. Los varios canales que cruzan la ciudad han hecho que se la conozca como la Venecia de Portugal. Ni cortos ni perezosos, los aveirenses reforzaron ese concepto con embarcaciones a motor de buen tamaño en forma de góndolas que ofrecen un recorrido de media hora. Un timonel la conduce desde la parte trasera mientras un "gondolero" explica al pasaje lo que vamos viendo, en un español bastante forzado pero voluntarioso. 



Esta ciudad, cuyas referencias datan del siglo X, creció en base a la explotación de las salinas, la pesca y el comercio marítimo. La industria del azulejo también es importante además del caudal turístico. A la hora de abordar la "góndola-consuelo" para quienes no conocen Venecia, la niebla comenzaba a desaparecer a medida que el sol iba elevándose y calentando la atmósfera. Pero inevitablemente, las fotos de la primera parte del recorrido tienen ese fondo de cielo gris que no las favorece.

Estas embarcaciones en las que hicimos el paseo, tienen el nombre de moliceiros, son de fondo plano y proas curvadas pintadas con escenas sobre la vida de los pescadores.
  



Una vez que el nutrido grupo de jubilados (todos debían serlo, seguramente) estuvo otra vez en tierra firme, la guía se puso al frente y la seguimos en un breve recorrido por la zona comercial de la ciudad, caminando sobre los pequeños adoquines cuadrados tan típicos en todo Portugal.


Los frentes azulejados de algunos edificios llaman la atención por su buen gusto, como en la foto debajo de estas líneas.

El cronograma indicaba que debíamos poner fin a la visita a Aveiro pués se había hecho ya la hora de almorzar. Eran las 12:30 y en una hora debíamos llegar al Mirador de Coimbra, dónde nos esperaban con  sopa-crema, bacalao (sí, otra vez) con patatas, helado y café. Desde ese promontorio se ve, a unos dos kilómetros, la importante ciudad de Coimbra, que visitaríamos inmediatamente después del almuerzo.


Entre 1139 y 1385 Coimbra fue capital de Portugal, varios de sus reyes nacieron aquí, y su Universidad, que data del siglo XIII, fue la primera del país. A medida que el autocar efectuaba la consabida visita panorámica, veíamos que, al igual que Lisboa, la ciudad tiene muchos desniveles y está dividida geográficamente en dos partes: las actividades comerciales en la zona baja mientras que en la alza se desarrolla la vida intelectual, con su Universidad y su biblioteca.


Después de la panorámica, de nuevo a caminar en libertad hasta la hora de regresar al hotel. El grupo se fue dispersando por el centro comercial con sus calles peatonales y los pórfidos blancos y negros. Algunas compras y nuevamente a buscar un bar para descansar y de paso observar con tranquilidad a los especímenes que pasaban a tu alrededor.



Hay maneras de viajar: una es conformarte con lo que tus sentidos te ofrecen en estas excursiones programadas. Otra es llevar material informativo y flagelarte por todos los sitios y lugares que, estando tan cerca, inexorablemente te perderás. Este diario de viaje se limita a lo que hemos visto, sin hacer mención de todo lo que hemos leído sobre lo que no pudimos ver. Igual que nosotros, otros también pueden leerlo


(Continuará)
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