17 de noviembre de 2010

Me gustó y lo robé


Confieso, sin una pizca de remordimiento, que el siguiene post, con ilustración incluída, ha sido robado de http://www.delibroenlibro-lamemmour.blogspot.com/
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Si hoy me pregunto por qué amo la literatura,
la respuesta que de forma espontanea me viene a la cabeza es: porque me ayuda a
vivir. Ya no le pido, como en la adolescencia, que me evite las heridas que
podía sufrir en mis contactos con personas reales. Más que excluir las
experiencias vividas, me permite descubrir mundos que se sitúan en continuidad
con ellas y entenderlas mejor. Creo que no soy el único que la ve así. La
literatura, más densa y más elocuente que la vida cotidiana, pero no
radicalmente diferente, amplía nuestro universo, nos invita a imaginar otras
maneras de concebirlo y organizarlo. Todos nos conformamos a partir de lo que
nos ofrecen otras personas: al principio nuestros padres, y luego los que nos
rodean. La literatura abre hasta el infinito esta posibilidad de interacción con
los otros, y por lo tanto nos enriquece infinitamente. Nos ofrece sensaciones
insustituibles que hacen que el mundo real tenga más sentido y sea más hermoso.
No sólo no es un simple divertimento, una distracción reservada a las personas
cultas, sino que permite que todos respondamos mejor a nuestra vocación de seres
humanos.

(TODOROV, Tzevan: La literatura en peligro)

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