20 de octubre de 2011

Mendel, el de los libros (Stefan Zweig)


Género:   Relato corto
Páginas:   22
Año:         1929
Título original: Buchmendel
Traducción: José Lleonart
Elegido por:   Autor
Valoración: Excelente



Época: Año 1915, Primera Guerra Mundial. La mesa de un café en Viena, ocupada desde hace años por un hombre cuya vida gira en torno a los libros, exclusivamente. Se lo pasa leyendo catálogos, que incorpora a su memoria prodigiosa.

Se dedica a comprar y vender libros usados y no se interesa por nada de lo que ocurre a su alrededor, y que es mucho, teniendo en cuenta que estamos en plena contienda. El señor Mendel, que así se llama, desarrolla su vida dentro de esa rutina hasta que su condición de judío le tiene reservado un destino trágico.

De manera totalmente inocente envía correspondencia a editoriales de otros países, como ser quejas por no haber recibido tal o cual catálogo o libro. Las autoridades sospechan que se trata de mensajes cifrados, lo arrestan y lo llevan a un campo de concentración, acusado de colaborar con los enemigos del Imperio austrohúngaro. En el encierro se le rompen sus preciadas gafas, el vínculo que lo mantenía unido a su mundo particular.

Stefan Zweig utiliza estos pocos elementos para ofrecernos otra obra maestra de cómo se escribe –en este caso, un episodio en la vida de una persona. Es un relato de apenas 22 páginas que se lee en un santiamén.

Como en otras de sus obras, todas cargadas de nostalgia, Stefan Zweig nos hacer vivir intensamente el drama de Mendel. Da la impresión de que no falta ni sobra ninguna palabra; todo está dentro de la perfección a que nos tiene acostumbrados este notable escritor austríaco que se suicidó a los 43 años tras una prolífica producción literaria.

En algún comentario leí que su autobiografía es una pieza digna de ser leída, así que solo espero tener la oportunidad de hacerlo. Estoy seguro de que no será tiempo perdido. Escritores de este calibre nos aportan la posibilidad de enriquecer nuestras existencias.
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Primeras líneas
Una vez más en Viena, al volver de una visita en los barrios extremos, me alcanzó un chaparrón que, con sus húmedos latigazos, recluyó en unos momentos a la gente en portales y otros cobijos. No menos diligente, busqué yo mismo un techo que me amparara. Afortunadamente en Viena os espera un café en cada esquina, y, ya con el sombrero gotendo y la espalda calada, me refugié en el más próximo. Su interior revelaba el café de suburbio, de estilo casi esquemático, sin los lazos de los cafés con musiquillas del centro de la ciudad, imitados en Alemania. Era un café burgués, de vieja cepa vienesa, henchido de gente medida que consume más periódicos que pastelería. En aquel momento, a la caída de la tarde, la atmósfera, ya de siempre cargada, se veía densamente jaspeada por los azules arabescos del humo, y, aún así, daba el local una impresión de limpieza, con sus divanes de terciopelo visiblemente nuevos y su caja de claro aluminio.
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El autor

Stefan Zweig (Viena, 1881 - Petrópolis, Brasil, 1942). Novelista, ensayista y biógrafo. La delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo hacen que como escritor roce la perfección.Zweig era hijo de una familia judía acomodada: su padre, Moritz Zweig, fue un acaudalado fabricante textil; y su madre, Ida Brettauer Zweig, hija de una familia de banqueros italianos. Estudió en la Universidad de Viena en la que obtuvo el título de doctor en filosofía. También realizó cursos sobre historia de la literatura, que le permitieron codearse con la vanguardia cultural vienesa de la época.

En 1910, visitó La India y en 1912, Norteamérica. En 1913 se estableció en Salzburgo, donde habrá de vivir durante casi veinte años. Durante la Primera Guerra Mundial, y luego de haber servido en el ejército austríaco por algún tiempo (como empleado de la Oficina de Guerra, pues había sido declarado como no apto para el combate) se exilió a Zúrich gracias a sus convicciones antibelicistas influenciadas por Romain Rolland, entre otros.

La solvencia económica de su familia le permitió su gran pasión: viajar; así adquirió la gran conciencia de tolerancia que ha quedado plasmada en sus obras, las primeras en protestar en contra de la intervención de Alemania en la guerra.Como intelectual comprometido, Zweig se enfrentó con vehemencia contra las doctrinas nacionalistas y el espíritu revanchista de la época. De todo eso escribió en una larga serie de novelas y dramas, en lo que fue el período más productivo de su vida. El relato históricoMomentos estelares de la humanidad, que publicó en 1927 se mantiene entre sus libros más exitosos.

Radicado en Petrópolis, Brasil, desesperados ante el futuro de Europa y su cultura pues creía en verdad que el nazismo se extendería a todo el planeta, se suicidó junto con su segunda esposa.
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