Páginas: 320
Año de publicación: 2010
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Opinión : Bueno
Si el lector conoce Barcelona, tanto mejor, pues ello le permitirá seguir con más interés las andanzas de los distintos personajes por sus calles y sitios de renombre. El autor, a través de una descripción detallada del ambiente barcelonés en los convulsos años de la décda de 1920, parece haber elegido a la ciudad como el protagonista central de esta (llamémosle novela), que más bien se lee como un documental de la época.
El libro, por momentos es un relato biográfico, una novela policial con intrigas políticas, o una nota periodística. Dos grandes escritores, Carlos Ruiz Zafón y Arturo Pérez-Reverte, nos ayudan a explicar mejor esta obra de Sergio Vila-Sanjuán, director del suplemento cultural del diario La Vanguardia:
«Una poderosa crónica novelística de la Barcelona de los años 20 que nos permite vivir sus entresijos y desvelar sus claves. Con el ojo clínico del periodista y la visión narrativa del novelista, Sergio Vila-Sanjuán ha conseguido crear una lectura irresistible que explora todo el abanico de una sociedad, un tiempo y una ciudad fascinantes.» Carlos Ruiz Zafón
«Un retrato impecable de la Barcelona elegante, pistolera y turbulenta de los años 20, sacudida por el final de un mundo que agoniza y el rumor de la tormenta que iba a desgarrar a España y a Europa una década más tarde.» Arturo Pérez Reverte.
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Sinopsis de la editorial
En la Barcelona de 1920 un joven abogado y periodista monárquico entra en relación con personajes muy diversos: una cabaretera agredida que no dice todo lo que sabe; un líder anarquista que vacila entre el pactismo y la violencia; un general recién llegado a la ciudad para imponer el orden sin contemplaciones, y una bella y adinerada condesa decidida a mantener su independencia.
De la mano de Pablo Vilar nos desplazamos desde las grutas de los miserables en Montjuich a las fiestas de alta sociedad en el Ritz o el Laberinto de Horta; y de las comunidades ácratas a los juzgados donde se imparte, o se demora, la justicia. Mientras la ciudad roza su cénit, también Pablo teme que su juventud se esfume con el vendaval que se avecina.
Inspirada en hechos y figuras reales, y en documentos del archivo familiar del autor, Una heredera de Barcelona propone una mirada diferente, e inédita hasta ahora, sobre un periodo complejo y deslumbrante.
Prólogo
Tras la muerte de mi padre en el año 2004 encontré en su despacho unos cuantos archivadores que guardaban papeles de mi abuelo, parte de los cuales constituyeron una sorpresa para mí y me hicieron reconsiderar ciertos aspectos de su trayectoria.
Pablo Vilar, abogado y periodista en activo hasta el fi nal (murió con noventa años en diciembre de 1982 y publicó su último artículo pocos meses antes), me pareció siempre un hombre muy serio, algo envarado y de extremado formalismo. No le traté demasiado, ya que raramente venía por casa: a lo largo de mi infancia, mi padre me había llevado algunas veces -no muchas- a comer con él al suntuoso restaurante del hotel Manila, donde residía, ya que el propietario, un viejo amigo, le brindaba un trato especial a cambio de que organizara algunos ciclos anuales de conferencias.
En mi adolescencia le fui a ver en varias ocasiones al Ateneo barcelonés, donde solía trabajar y pasaba buena parte de su jornada. Pese a su cortesía y a la existencia supuestamente interesante que había llevado, la comunicación no brotaba con demasiada fluidez. Con su cabeza erguida, su potente calva de senador romano, sus camisas de cuello duro y sus anchas corbatas de nudo perfecto -siempre elegante, aun en las épocas económicamente más inestables-, y por su forma de hablar, de vocalización perfecta y adjetivación florida, despertaba más respeto que cariño y me parecía excesivamente identifi cado con el personaje de «señor de Barcelona» que recuerdan cuantos le conocieron; un modelo de vida que en aquel momento de grandes cambios, años setenta, me parecía casi incomprensible.
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