Acuarelas

¡Abuela! Quiero pintar con acuarela! exige, más que pide, la nieta de cinco años que, por suerte, suele combinar bastante bien sus incursiones por el mundo de la tablet y los juegos electrónicos, con actividades más imaginativas y creativas. Una de ellas es ... ¡pintar con acuarelas!, así que a despejar la mesa alejando del lugar de operaciones todo lo que pueda resultar dañado por el agua que salpicará lo que esté alrededor de la hoja de papel que recogerá la obra artística de la pequeña pintora.


Quienes cargamos ya con algunos años en las espaldas vemos en los nietos una continuidad de lo que seguramente también hicimos en esas edades que sirven para marcar tendencias o gustos hacia tal o cual actividad.

Además de los lápices de colores, las acuarelas, tan fáciles de obtener y de utilizar, son el primer contacto que el niño/niña tienen con la forma y el color. Para algunos o para muchos, tal vez sea un pasatiempo circunstancial que será reemplazado por otras experiencias. Pero algunos se sentirán cautivados por esta "sencilla" técnica de refregar un pincel mojado sobre los pequeños compartimientos que contienen el polvo seco de las acuarelas.

En las paredes de las casas de los abuelos pueden verse algunas muestras de ese arte infantil: hojas de papel "manchadas" con formas apenas reconocibles de casas, animales, árboles o soles. El papel está semi arrugado porque el artista mojó el pincel en exceso; por eso algunos colores se ven muy "lavados", pero aún así son creaciones exclusivas y como tales serán conservadas en el tiempo. ¿Quién puede asegurar que algunos de esos escarceos iniciales no se conviertan con el tiempo en la ópera prima de un  artista de renombre?

Los autores de las pinturas que se comparten a continuación, ¿habrán comenzado así?

*