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Algo parecido a un prólogo
Estamos a punto de emprender una experiencia más; las próximas dependerán del hilo que nos quede en el carretel. Los refranes ayudan a veces a ejemplificar una idea, y creo que éste es adecuado.
Estamos a punto de emprender una experiencia más; las próximas dependerán del hilo que nos quede en el carretel. Los refranes ayudan a veces a ejemplificar una idea, y creo que éste es adecuado.
Este relato es elaborado hurgando en nuestra
memoria, pero fundamentalmente gracias a la tediosa labor de mi compañera de viaje, Beatriz, que consistió
en recopilar en orden cronológico, los datos
con los que armar esta relación de acontecimientos que constituyen el
meollo de la narración: nuestra segunda visita a Lourdes.
Como es natural, cuando un
lugar determinado se visita por segunda vez, las expectativas no son las
mismas; las sorpresas que deparan un sitio desconocido se agotan una vez concluido
ese primer viaje. Conocíamos el paisaje, el trayecto y el lugar, pero siempre
queda algo por ver.
La pregunta que surge aquí es obvia: ¿por qué
repetir la visita a un sitio que ya conocíamos cuando hay todavía tanto por ver
y recorrer?. La respuesta es muy simple: se trataba de cumplir una promesa. Así
que una vez explicado el motivo vamos a Lourdes y saldemos esa deuda!.
Nuestro primer encuentro
con la villa de Lourdes y la gruta famosa en la que según la historia que la iglesia católica se ha encargado de divulgar, la niña
Bernadette Soubirous fue testigo de varias apariciones de la Virgen, se produjo -como en esta ocasión- utilizando los
servicios de una agencia con la que tenemos una relación de
varios viajes y excursiones que nos dejaron conformes por lo que ofrecen –y
cumplen: TODO INCLUIDO a cambio de un precio razonable. Realmente es así. El
cliente no debe preocuparse de nada (viaje, alojamiento, comidas, visitas,
etc.). Todo bien organizado y tranquilidad total para el viajero.
Bernadette Soubirous |
Para quien no ha estado nunca en esos encuentros tal vez le resulte interesante observar el histrionismo de los vendedores que intentan convencer a los asistentes acerca de las bondades de los mismos artículos que muchos viajeros conocemos ya de memoria. Esto es sabido y se acepta de buen grado, entre otras cosas porque no queda otro remedio.
Puntualidad "inglesa" del autocar: un buen comienzo
El encuentro con el
autocar, guías y resto del pasaje estaba programado para las 3:15 de la
madrugada!! en una parada del bus local de Mataró y hacia allí nos dirigimos
caminando y tirando de una pequeña maleta con rueditas. Las noches de Mataró
son de cementerio; parecíamos los únicos habitantes de una ciudad fantasma. El
traqueteo de las ruedas sobre el asfalto debía escucharse a cien metros de
distancia.
El guía Kuki a cargo de la logística, en el interior de un autocar a medio llenar |
La primera parada en un área de servicio, después de dos horas de marcha |
Por eso, antes de subir al autocar pregunté al guía Kuki cuántos pasajeros habría en el grupo. “Sólo
A las 06:15 reanudamos el viaje hasta la siguiente detención, ya en Francia. Bajamos a desentumecer las piernas. Dos cortados y dos cruasanes y a seguir, el reloj indicaba las 10:30 hrs. Una acotación: en este establecimiento francés observamos mucha más variedad de pastelería y bocadillos que en su similar de España. Punto a favor para Francia, cuya campiña -dicho sea de paso- es extraordinariamente bonita por lo cuidados que se ven sus casas y sembradíos.
A diferencia de otras excursiones en las que el/la guía suele amenizar el viaje con alguna explicación acerca de lo que íbamos viendo, Kuki optó por el silencio y se mostró poco dispuesto a interactuar con el pasaje.
De repente, las dos pantallas se encendieron y comenzó la proyección de una película “de cuyo nombre no quiero acordarme” a la que nadie prestó la más mínima atención, por el sonido defectuoso y la preferencia por seguir con el cotilleo, o chismorreo, según dónde se lea esto. Una película a la mañana no es algo que me atraiga especialmente; mejor hubiera sido saber dónde estábamos y que estábamos viendo. Siempre hay algo para contar. Todo depende del guía; nuestro Kuki optó por pulsar el botón de PLAY y descabezar otro sueñito.
Lourdes en el horizonte
Finalmente, la tortura terminó porque ya estábamos en la localidad conocida como el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, con sus edificios y lugares dedicados al culto de la Virgen María. Destaca obviamente La Gruta de las Apariciones, dónde según la creencia católica, la niña Bernardette Soubirous, afirmó haber visto a la Virgen en el año 1858, no una sino varias veces.
Seis millones de visitantes recibe por año esta pequeña población que tiene no obstante, 250 hoteles, un record mundial según la relación habitantes/hoteles.
Volviendo al momento de la llegada a Lourdes, nos encontramos con un inconveniente: la ruta de acceso al centro de la población, por donde debíamos pasar para llegar a nuestro hotel, había sido cortada porque precisamente a esa hora pasarían por allí los ciclistas del Tour de France, una de las tres pruebas más importantes del mundo en ciclismo, junto con el Giro d’Italia y la Vuelta de España.
La Larga Marcha hacia el hotel, dispuesta por el guía |
El inefable Kuki debía tomar una decisión: esperar a que pasara el Tour, dar un rodeo de varios kilómetros para entrar por otro lugar, o dejar el autocar allí y llegar a pie al hotel Alba, de cuatro estrellas dicho sea de paso. Momentos de reflexión para Kuki que iba y venía meditando que hacer.
Aquí tenemos a Kuki y a la guía del otro autocar, porque… olvidé decir que al nuestro se le unió después otro con pasaje procedente de otros puntos geográficos de la región de Catalunya. Pues como decíamos. Después de mucho cavilar, Kuki dispuso que continuásemos a pie hasta el hotel. “Son apenas 15 minutos”, dijo con gran aplomo.
(Continuará)
2 comentarios:
Caramba con la caminata, que paso cuando llegaron...continuare con la 2da.parte.....
Hola Noemí. Aquí también damos las cosas en capítulos jaja
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