23 de octubre de 2010

LA PINTURA, ¿Se ve con los ojos?



Cierro mis ojos para ver (Paul Gaugin)

Me gusta mucho la pintura. Como aficionado a la fotografía, no podía ser de otra manera, pues estas dos ramas del arte tienen mucho en común: la luz, el color, las formas, la perspectiva, y también lo que no se ve, es decir, lo que el artista ha querido transmitir con su creación.

Como iletrado en la materia, la pintura la veo con los ojos, si se me permite esa forma simplista de expresarlo, y a través de la vista, las imágenes se transmiten al cerebro, dónde se determina la percepción que cada uno de nosotros pueda tener de una obra determinada.

Al observar un cuadro no se me da por indagar en lo que el artista quiso expresar –a diferencia de muchos que con más conocimiento, tal vez sí lo hacen-, sino que mi retina recoge lo que tiene delante: la forma, el color, la luz, la perspectiva, etc.

Esos elementos primarios me permiten decir si un cuadro me gusta más, o menos, que otros.Pero a poco que ahondemos, si ese es nuestro propósito, iremos comprendiendo mejor lo que el artista quiso decir además de mostrar lo que su pincel ha plasmado en el lienzo.

Una conversación familiar fue el disparador de esta nota, que por otra parte, hacía tiempo que rondaba en mi cabeza. En la ocasión cometí el “sacrilegio” de decir que Picasso no estaba entre mis preferencias. Me apresuro a puntualizar que eso no significaba que en base a lo que he leído y visto, no supiera que el pintor malagueño es considerado tal vez el más grande artista plástico de la historia.

Cómo podía cuestionar esa impresión tan generalizada y prácticamente imposible de rebatir!. Nunca fue esa mi intención. Como secuela de esa charla me hice el propósito de ampliar mis conocimientos sobre Pablo Picasso, o mejor dicho, ponerlos en orden para tenerlos a mano cuando tocara hablar del malagueño que murió en Francia a los 91 años.

Ya sabía que Picasso lo había hecho todo en las artes plásticas. Las cifras apabullan: Casi 1.900 pinturas, 3.200 cerámicas, 7.000 dibujos, 1.200 esculturas y casi 30.000 grabados.Todo eso, además de haber revolucionado la pintura como se la conocía hasta entonces, al ser uno de los creadores del cubismo, aventura que compartió con Georges Braque.

Como decía uno de mis interlocutores, Picasso no pintaba como lo hacían Goya, El Greco o Rembrandt, porque eso ya estaba hecho. Lo que aportó con el cubismo fue un cambio radical en “la búsqueda de un nuevo concepto de espacio plástico basado en la bidimensionalidad de la superficie pictórica y lo representado en ella”, según un entendido en la materia.


Su nuevo concepto rechazaba la figuración imitativa de la naturaleza y se basaba en la recreación intelectual e intuitiva de las cosas, y perspectivas del objeto diferentes y superpuestas con penetraciones de unas y otras. Este párrafo precedente lo extraje de mi “investigación” y sin duda me aporta más elementos para “entender” mejor a Picasso.

El cubismo, que en sus primeras apariciones parecía algo incomprensible, fue explicado por el propio Picasso de la siguiente manera: "No tiene ninguna importancia. Yo no sé inglés y para mí un libro en inglés es un libro vacío, pero eso no significa que el inglés no exista”.Me parece que ha quedado claro que los méritos del artista son irrebatibles, lo cual nunca ha estado en duda.

El tema de la charla se originó en el estilo de pintura que prefería cada uno. Ello se refería al aspecto visual y aquí entramos en un plano totalmente subjetivo. En lo personal me inclino por el impresionismo representado por Claude Monet o Renoir y el neoclasicismo del también francés Jacques-Louis David, sin olvidar los incomparables retratos de Rembrandt, el mayor exponente del Barroco holandés.



En las pinturas de Monet –unas 3.000, todas dentro del impresionismo- se ve el reflejo de la luz en cualquier lugar: en una superficie acuática, en un suelo nevado o en la portada de una catedral.


En una visita al Museo del Louvre estuve unos minutos ante "La Gioconda" y luego me deleité no sé cuánto tiempo admirando “La coronación de Napoleón” de David. Acercándome para observar los trazos y alejándome para ver la monumental obra desde una mayor distancia, no podía creer que alguien pudiera haber hecho semejante maravilla. Es subjetivo, son gustos.Quizás valore más lo que ven mis ojos que lo que el artista quiso expresar.

Cómo no admirar el tremendo esfuerzo que habrán desplegado Velásquez con “Las Meninas” o Delacroix en su pintura emblema de la Revolución Francesa, "La libertad guiando al pueblo", y también el propio Rembrandt con “Lección de anatomía”.

En el surrealismo, iniciado en 1920 por André Bretón, sobresale entre mis preferencias el catalán Salvador Dalí, poseedor de una técnica exquisita pero notorio por sus excentricidades y por su fidelidad a lo que decía el propio Bretón: “el surrealismo resuelve las condiciones contradictorias del sueño y la realidad". Se dice que Dalí, al despertar, pintaba lo que había soñado. Todo es posible.

Los pintores del Renacimiento italiano -Leonardo da Vinci, Miguel Angel, Tiziano, Rafael, Giotto, Botticelli, entre tantos otros- llenan un espacio muy vasto en la historia de la pintura, aunque las obras de este período están –para mi gusto personal- demasiado cargadas de religiosidad. Un pintor se convierte en un artista único cuando al ver una pintura, se puede afirmar sin dudar: “éste es un Goya”, o un Dalí, o un Miró, o un Van Gogh.

Han creado un estilo, una marca registrada que otros muchos no lograron, a pesar del reconocimiento que sus obras merecen.Los paisajes de Turner sobre temas marítimos, no pueden faltar en esta breve recopilación.

Habrá seguramente miles de pinturas que no he visto pero recientemente descubrí a un artista contemporáneo de origen iraní, cuya técnica me ha dejado pasmado. Imán Maleki, que de él se trata, no ha inventado ningún estilo pero me es imposible dejar de admirar sus cuadros. A ver si alguien piensa lo mismo.
-José Trepat
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