Género: Novela
Páginas: 387
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Mucho se ha publicado en la prensa internacional sobre Afganistán, ese país asiático en el que el 75 % de su superficie es montañosa. Basta con acercarse con Google Earth para tener una idea de su abrupta topografía expuesta siempre a terremotos que de tanto en tanto causan centenares de muertes.
Actualmente Afganistán es una república islámica. Recordemos suscintamente que en 1978 se instaló en el país un gobierno comunista que pronto se vio acosado por la guerrilla islámica, lo cual provocó la intervención de la entonces Unión Soviética que lo ocupó durante nueve años hasta 1989, cuando se produjo el desmembamiento de la URSS.
Después de la salida de los soviéticos continuaron las luchas internas hasta que en 1996 el poder quedó en manos de los Taliban, un grupo integrista tribal y guerrillero que sometió al país a un régimen de atrocidades pocas veces vistas, por su crueldad y fundamentalismo que alcanzó límites difíciles de entender en pleno siglo XX.
Cuando los Talibán dieron refugio a Osama Bin Laden después del atentado contra las Torres Gemelas en 2001, Estados Unidos, con el apoyo de una coalición internacional, inició una campaña que terminó con el derrocamiente del régimen talibán. El gobierno está ahora en manos de Harmid Karzai, pero las luchas internas continuan.
Pero no se trata aquí de referirnos a la historia de Afganistán, sino de utilizar estos párrafos previos como enlace para recomendar efusivamente la lectura de un libro espléndido -parafraseando parcialmente su título en castellano: Mil Soles Espléndidos, del escritor afgano Khaled Hosseini, radicado actualmente en Estados Unidos.
La literatura sirve en este caso para disfrutar de una buena novela, pues de eso se trata, y a la vez conocer un poco más sobre los padecimientos de las mujeres afganas durante el régimen de los Talibán. En el transcurso de su lectura uno no puede mas que compadecerse de tanto sufrimiento, e indignarse por los extremos a que pueden llevar los fanatismos religiosos.
Todos tenemos contratiempos en nuestra vida cotidiana, pero estos se empequeñecen si los extrapolamos a los que padecen otras sociedades, todo en aras de "no ofender a los dioses".
Cada uno es libre de pensar lo que quiera sobre el tema. Si a través de estas líneas alguien se interesa por acceder al libro, se habrá alcanzado el propósito al escribirlas. Esta recomendación es un homenaje a la mujer, en este caso afgana.
Bajo el régimen talibán tenían prohibido sonreir y podían salir a las calles sólo si estaban acompañadas por un hombre y tapadas completamente, exceptuando los ojos.
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PD: Los talibanes
Los Talibán surgieron de la unión de varios grupos de estudiantes -talib significa estudiante en pashto- de las madrassas o escuelas islámicas de Afganistán.
La elección del término Talibán tiene especial significado para quienes lo integran. Los talib son los estudiantes, los que aprenden, en contraposición con los mullahs que son los que enseñan, los que proporcionan el conocimiento.
Todos los talibán eran muyahidines y creían en la Jihad o guerra santa pero despreciaban a quienes habían accedido al poder por considerarlos corruptos.
Muchos de sus miembros nacieron en campos de refugiados de Pakistán y se educaron en las madrassas paquistaníes. Allí también aprendieron la lucha de guerrillas y se prepararon para la toma de Kabul.
Su líder, el mullah Omar sigue siendo casi un enigma. Se sabe que tiene unos cuarenta años y que vive recluido en Kandahar, de donde apenas sale. Jamás ha sido entrevistado ni fotografiado por periodistas occidentales.
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