Seguramente no ha sido el primero ni será el último caso similar; lo que ocurre es que este tipo de actitudes parece no ser redituable para los medios que, en cambio, prefieren dedicar toda su poderosa estructura informativa a otros acontecimientos que, según estudios de marketing, satisfacen mejor el interés y el morbo de sus espectadores-lectores-oyentes.
La historia es simple. En el dramático escenario de los desahucios en España, un matrimonio con hijos estaba a punto de quedar en la calle porque no le habían podido pagar al Banco 8.000 euros en concepto de intereses y gastos administrativos o qué se yo qué más, todo salido de “la letra pequeña”.
En la nota de la televisión se ve al padre de familia mirando a la cámara y diciendo que una persona anónima de la que se conoce sólo un nombre, Carlos, le había hecho llegar un cheque por esa suma. Con eso, esta familia no será desalojada. El hombre dice a la cámara: “Toda mi vida le estaré agradecido a esta persona” y nadie puede dudar de la sinceridad que transmitían sus palabras y sus ojos vidriosos.
Esta persona, Carlos, probablemente disponía de ese dinero y lo utilizó para este gesto. Debe haber muchos miles más que tienen esa posibilidad, pero si alguno lo ha imitado, yo no me enteré. Al pensar en lo que debe haber sentido “Carlos” el escuchar el agradecimiento del padre de familia, se me hace un nudo en la garganta. ¿Puede haber una gratificación mayor para quien, desde el anonimato, hace algo así? Me pongo en el lugar de “Carlos” y estoy seguro de que la respuesta es NO.
*
1 comentario:
El mundo esta lleno de gente de buena voluntad. Pero lamentablemente los necesitados son mucho más !
Publicar un comentario