8 de marzo de 2013

La tristeza del samurái (Víctor del Árbol)

Género:   Novela, drama ambientado en la Guerra Civil española y en época reciente
Año:        2011
Páginas:  412
Editorial ALREVES

Muy bueno

Si uno va confeccionando una lista de libros pendientes de lectura, tiene que haber un factor determinante para decidir cual será el elegido. En este caso no fue el título precisamente, sino una recomendación muy entusiasta que leí en un blog que se dedica a estos menesteres.

Otra cosa que tengo en cuenta es aquel aserto de que "un libro tiene que 'engancharte' en las primeras páginas", más aún cuando son muchos los que esperan turno. Previamente, la sinopsis de la contratapa me había revelado de que iba el argumento: era uno más sobre las secuelas de la Guerra Civil, tema que si está bien tratado, siempre me ha interesado.

De modo que aunando todos esos factores, comencé la lectura, que me costaba interrumpir y esperaba con ganas el momento de reanudarla. El autor, Víctor del Árbol, también era para mí un ilustre desconocido, aunque eso no significa que no hubiese hecho méritos para que se le reconozca como a otros de mayor notoriedad, gracias a sus valores pero también a las promociones de agentes y editoriales.

La novela (me cuesta encasillarla como "novela negra") es más bien un drama fuerte en el que sí hay muertes, traiciones, intriga, crueldad expuesta con todo detalle por el autor, y suspenso hasta el desenlace de la historia que va y viene en el tiempo. Comienza en el año 1941 y culmina en los ochenta, cuando se produjo el intento de golpe de estado del coronel Tejero, aunque este hecho no es el meollo de la historia.
Otra portada


Me resultó útil anotar en una hoja los nombres de los personajes a medida que iban apareciendo, porque con el paso de una época a otra, a veces la memoria no es suficiente para ubicarlos inmediatamente. Cuando el lector está ya metido en la trama, esa ayuda-memoria deja de ser necesaria. Cada cual tiene su método de lectura y este es el mío.

El desarollo del argumento tiene un ritmo monocorde, sin picos altos o bajos; eso podría significar que es aburrido o que el interés de la lectura no decae en ningún momento. Me inclino por esto último. Además de personajes bien definidos, el autor nos ofrece pantallazos de la historia reciente de España.

La novela deja un regusto amargo porque aquí no cabe el humor; el drama es demasiado intenso para que pueda caber alguna frivolidad. Aparentemente esta fue la intención del autor y por cierto lo logró.
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Sinopsis (contratapa del libro)
Diciembre de 1940. en una fría estación de tren de Mérida, Isabel está a punto de perder todo aquello por lo que ha vivido. En sus manos se hunden las raíces de una historia que nos llevará desde Extremadura hasta las estepas rusas, y desde allí a Barcelona y a los paisajes de una España que durante cuarenta años se fingió dormida.
Mayo de 1981. María, una joven y exitosa abogada, debe comparecer ante la justicia de los hombres. Pero eso no le preocupa, está agonizando y no es a ellos a quienes debe rendir cuentas, sino a su memoria, y será ella quien nos abra la puerta de un tiempo que ya no existe, pero que siempre amenaza con volver.
Lo que las separa es precisamente aquello que más las une: ¿Qué puede hacerse por amor? ¿Y por odio o sed de venganza? ¿Existe la redención, el perdón o el olvido? ¿Podemos llegar a ser, incluso antes de morir, aquello que una vez soñamos?
Y es que en La tristeza del samurái todos los personajes llegarán al borde de sus creencias y de sus fuerzas para descubrir, en una trama sin concesiones ni respiro, que no existen límites cuando de luchar por lo que amamos se trata. Víctor del Árbol no dejará de preguntarnos con una mano magistral que estaríamos dispuestos a hacer nosotros si estuviéramos en su piel.
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El autor
Víctor del Árbol (Barcelona, 1968). Es funcionario de la Generalitat desde 1992. Licenciado en Historia por la Universitat de Barcelona, fue finalista del VIII Premio Fernando Lara en 2008 con El abismo de los sueños (no publicada) y ganó el Premio Tiflos de Novela en 2006 con El peso de los muertos.
Participó dos años como locutor y colaborador en el programa radiofónico de realidad social "Catalunya sense barreres".




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