Qué tentadores son los buffetes libres en los restaurantes a la hora del desayuno! Allí nos olvidamos de las dietas, de la única tostada con mermelada light... y (algunos) nos abalanzamos sobre los huevos revueltos, el bacón crepitante y grasoso, las salchichitas brillantes de colesterol, las fetas de jamón serrano, los zumos de frutas y, también, las pastas dulces. Algunos prefieren los cereales con leche, yogures y frutas naturales. Hay gente para todo, y más si somos 120. Se puede comer lo que uno quiera (eso lo sabemos todo), pero... no es mejor ir sirviéndose de a poco y no llenar el plato para luego dejar la mitad? Eso es una obscena exhibición de gula, más en estos tiempos de crisis con personas que pasan hambre.
El servicio de despertador del hotel sonó a las 6:30, y a las 7:00 todos estábamos ya en el salón comedor. En los desayunos todos observamos una puntualidad rigurosa, no por miedo a que se vacíen las bandejas (se reponen continuamente), sino porque todos parecemos de buen ánimo y con ganas de conocer siempre algo nuevo.
Reproducción de la estatua del emperador Trajano |
Esta mañana nos toca visitar las ruinas romanas de Baelo Claudia, en la pequeña (pequeñísima) localidad de Bolonia, en Costa de la Luz, cerca de Algeciras, en la provincia de Cádiz.
Aquí se hacían las salazones, puntal de la economía del asentamiento |
Llegamos, y después de largas colas de las mujeres para aligerarse un poco de peso líquido, los guías reunieron a la tropa para el encuentro con el guía local que nos explicaría un poco la historia de este yacimiento. Es sabido que los guías del grupo sólo pueden hablar a bordo del autocar sobre los lugares que vamos a visitar. Tienen prohibido hacerlo en tierra; eso corresponde a los locales, que obviamente saben más del tema y además es un puesto de trabajo que se respeta.
Caminando hacia el asentamiento que se ve al fondo |
Siempre hay alguno que no se interesa mucho por esta profusión de datos, pero esta vez, en lugar de mostrarse fastidiosos y cuchichear con el vecino, se retiraron discretamente para caminar por los alrededores y tomar alguna foto. Una muestra de respeto que no siempre se cumple.
El guía se explayó a su gusto y así nos enteramos de que la ciudad romana de Baelo Claudia surgió a finales del siglo II a.C. con el propósito de desarrollar una actividad comercial con el norte de África. La pesca, la industria de salazón y el Garum (salsa derivada del mismo) fueron las principales fuentes de riqueza. El emperador Claudio, que gobernó entre 41 y 54 d.C., le concedió el rango de municipio romano. Su declive económico comenzó en la segunda mitad del siglo II d.C., seguramente por un terremoto que debió destruir gran parte de la ciudad. Poco a poco perdió su importancia, experimentó un ligero rebrote en el siglo III y quedó abandonada definitivamente en el siglo VII.
Foro y columnas del Palacio de Justicia |
A lo largo de nuestro recorrido por las calles originales del asentamiento, el guía hablaba y hablaba rodeado por un cortejo de fieles oyentes que seguramente no lo recordarán todo, pero siempre algo queda. Equipos de arqueólogos estaban abocados a su tarea específica, seguir excavando, tarea que no sé cuando empezó ni cuando acabará. Cada piedra queda al descubierto mediante el procedimiento de ir quitando la tierra a su alrededor con un cepillo. Un trabajo de paciencia y meticulosidad como pocos.
Ruinas originales. Se utilizaba mayormente piedra arenisca, muy abundante en la zona. La senda de tablas fue construida para el paso de los visitantes |
En ningún otro yacimiento romano de la Península Ibérica se ofrece una visión tan completa del urbanismo romano. |
La visita matutina resultó un agradable paseo por la historia. ¿Que tenemos para la tarde? Una visita al Peñón de Gibraltar.
(Continuará)
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2 comentarios:
Qué bueno!! Muy lindo!!!
Gracias Marta, siempre tan gentil
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