Género: Drama de guerra
Año: 2007
Duración: 132 min
País: España
Reparto: Pilar López de Ayala, Verónica Sánchez, Marta Etura
Dirección: Emilio Martínez Lázaro
Guión: Ignacio Martínez de Pisón, sobre un libro de Carlos Fonseca
Música: Roque Baños
Elegida por: Un colega periodista colocó en Facebook una referencia a esta película y ello me decidió a verla.
Valoración: Muy buena
Película dura y muy triste. Un error verla de noche; fue difícil conciliar el sueño. El cine, hecho con seriedad y sensibilidad ayuda a no olvidar, a conservar en la memoria estos episodios horrendos y reales de la más terrible de las guerras, la Guerra Civil. Pensar que esto ocurrió y probablemente de la manera en que lo muestra la película, anula las ganas de cualquier comentario sobre los aspectos puramente cinematográficos. En los dos bandos hubo fusilamientos durante la contienda, pero la represión franquista una vez terminada la guerra no tiene parangón. ¿Qué fuerza "divina" inspiró tanta crueldad?
Una de las 13 mujeres fusiladas el 5 de agosto de 1939 por el delito de haber repartido panfletos contrarios al régimen, pidió en una carta enviada a su familia: "Que mi nombre no se borre de la historia"
Esta película cumple el deseo de Blanca Brisac Vázquez en representación de sus compañeras.
Mención: Soberbia la ambientación y la escenografía. Actuaciones impecables.
Homenaje a Las Trece Rosas en el cementerio de la
Almudena de Madrid
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En el juicio se les condenó a morir en un plazo de 72 horas; antes de cumplirse el plazo, el 5 de agosto, fueron fusiladas. Tenían entre 16 y 29 años. En aquellos días la mayoría de edad para las mujeres estaba fijada a los 23 años (21 en el caso de los varones), por lo que nueve de las trece eran menores; pero fueron juzgadas a través de la Ley de Responsabilidades Políticas en la que se rebajaba la edad a los 14 años.
Desde entonces, se las conoce como las Trece Rosas. Habían pedido morir junto a otros compañeros que iban a ser fusilados ese día, pero sus verdugos no accedieron a concederles ese último deseo. Las jóvenes, dando prueba de una serenidad admirable, distribuyeron sus pertenencias entre las reclusas, tuvieron el valor de lavarse y peinarse, se pusieron sus más bonitos vestidos y esperaron con firmeza y sangre fría que vinieran a conducirlas a la capilla.
Allí les autorizaron a escribir una carta a sus familiares, y cada cual empezó a componer aquel recuerdo que hablaría de la monstruosa injusticia cometida. Consolaron a las otras reclusas que lloraban, asegurando que se sentían felices de dar su vida por una causa justa. Cuando vinieron sus verdugos las trece salieron gritando: «¡viva la República!».
Las 13 jóvenes son llevadas al paredón de fusilamiento (escena de la
película
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