9 de mayo de 2014

¿Acaso no matan a los caballos? (Horace McCoy)

- Libro nro. 258 leído en este blog - 

Género:    Thriller, novela negra  
Año:            1935
Páginas:   140 
Título original:   They Shoot Horses, Don't They?
Traducción:        Josep Rovira Sánchez

Transcurre en:  Los Angeles, durante la Gran Depresión

Grupo C
Valoración:  Muy bueno



(En tiempos de bonanza, solía comprar todas las colecciones de libros que ofrecían los periódicos en sus ediciones de fin de semana. Así se fueron acumulando varias decenas que se incorporaron a la lista de futuras lecturas. Éste es uno de esos libros).

Y también ha sido una agradable sorpresa, porque no conocía al autor ni su obra. Ahora, gracias a la tecnología y al buen uso que se haga de todas las facilidades que nos brinda, leí la novela y acto seguido, vi en youtube la adaptación que el director Sydney Pollack hizo para el cine, con una joven Jane Fonda y un excelente trabajo de Gig Young.  Ambas versiones me parecieron MUY BUENAS.

En plena época de la Gran Depresión con su consiguiente secuela de miseria y desesperación, dos frustrados aspirantes a extras de cine se conocen casualmente y coinciden en que algo había que hacer para poder sobrevivir en una sociedad destruida y sin esperanzas. Deciden entonces apuntarse como una de las casi doscientas parejas que participarían en un maratónico concurso de resistencia de baile del que surgiría una sola pareja ganadora. El premio final: 1.500 dólares y la publicidad que podría abrirles las puertas en la industria del cine. Otra ventaja más inmediata era que mientras concursaran podrían comer gratis todos los días y tener un sitio para dormir bajo techo.

Escena de la película Danzad, Danzad, malditos de Sydney Pollack
Las reglas de la maratón danzante eran exigentes y humillantes, pero eso era lo que parecía gustar a los espectadores que seguían diariamente el evento en las graderías del recinto.  La desesperación por no quedar en último lugar en las carreras diarias alrededor de la pista con la consiguiente eliminación alimentaba el morbo del público que aplaudía o abucheaba. Por cada dos horas de movimiento constante, los participantes tenían diez minutos en los que debían hacer sus necesidades, comer o descansar.

Con este esquema simple, el escritor Horace McCoy nos ofrece una pintura dura y sin concesiones sobre hasta que punto puede caer la degradación humana cuando de sobrevivir se trata. No me imaginaba que una "novelita" de apenas 140 páginas pudiera reflejar de manera tan elocuente como fue esa época, tan difícil para muchas personas que la vivieron.

El libro se lee en un par de horas. No rezuma optimismo ni mucho menos; lectura no apta para depresivos.
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Primeras líneas
Me puse en pie. Por un instante vi nuevamente a Gloria sentada en aquel banco del muelle. El proyectil le había penetrado por un lado de la cabeza; ni siquiera manaba sangre de la herida. El fogonazo de la pistola iluminaba todavía su rostro. Todo fue de lo más sencillo. Estaba relajada, completamente tranquila. El impacto del proyectil hizo que su cara se ladeara hacia el otro lado; no la veía bien de perfil pero podía apreciar lo suficiente para saber que sonreía. El fiscal se equivocó cuando dijo al jurado que había muerto sufriendo, desvalida, sin amigos, sola salvo por la compañía de su brutal asesino en medio de la noche oscura a orillas del Pacífico. 
...
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El autor
Vendedor de periódicos a los doce años, héroe de la aviación durante la Primera Guerra Mundial. Voló en varias misiones de bombardeo tras las líneas enemigas y también como fotógrafo de reconocimiento. Fue herido en combate y recibió la Croix de Guerre del gobierno de Francia. Además de desempeñarse como periodista deportivo, el escritor Horace McCoy (1897-1955) tuvo que trabajar en el cine para sobrevivir -primero como figurante y luego como guionista-, ya que sus novelas eran denostadas por su dureza y crítica social. La desesperanza y la degradación moral y ética del sistema capitalista queda reflejada también en obras como Los sudarios no tienen bolsillos.
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Comentarios en Facebook

  • Raúl Bareño Lo leí hace mil años (una edición de una serie negra) creo, de una filial de Sudamericana. Pienso que debe estar entre los libros mejor titulados, como lo muestra el final. Saludo estimado.
  • Orlando Lizama Lo leí cuando era un adolescente y me dejó con un nudo en la garganta. Se me atragantó cuando vi la película.
  • Jose Trepat Así es Raúl Bareño. El final, mejor imposible. Y la películaOrlando Lizama, dentro de su simpleza, es dura, muy dura. Confieso que ni idea tenía del autor ni de su obra. ¡Cuántos vacíos todavía por llenar!
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