11 de junio de 2008

VIAJES - Anécdota. Complementa visita a Port Lligat

En la reciente visita a la casa de Salvador Dalí en Port Lligat, me vino a la memoria una anéctoda de la que fue testigo un ex colega mío en la agencia Reuters, y que tuvo al pintor como protagonista central, como no puede ser de otra manera.

Algunos la conocen, pero otros muchos me imagino que no, así que la cuento con el permiso tácito de mi colega, que dicho sea de paso, la publicó en el diario Perfil, de Buenos Aires, dónde también coincidimos en los tres meses de vida de ese periódico, allá por 1998.

Hace algunos años, mi colega, un argentino afrancesado, trabajaba como corresponsal de la BBC en Barcelona, y Dalí residía en Cadaqués, noreste de España, con su esposa Gala.

En un día determinado, el colega fue invitado junto con otros periodistas a una cena en la casa de Dalí. Gala había preparado para la ocasión una larga mesa para una docena de comensales, cubierta con un caro e inmaculado mantel blanco.

Después de la opípara comida durante la cual Dalí no cesaba de hablar y arrojar migas de pan a los invitados, la conversación derivó hacia algún tema que el pintor estimó que era necesario complementar con alguno de sus geniales trazos.

Así, no dudó en utilizar el fino mantel de Gala como lienzo y plasmó allí una serie de dibujos y figuras, para regocijo de los comensales.

Gala, horrorizada al ver que su mantel había quedado arruinado, se dirigió a su marido y con un fuerte tono de reproche, le dijo: “Oye, sabes cuánto me ha costado este mantel?”
Dalí, impertérrito, tomó su bolígrafo y con un rápido trazo estampó su característica firma al pie de los dibujos.

“Y tu sabes cuánto vale AHORA?

Salvador Dalí de cuerpo entero.

josé trepat

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