13 de marzo de 2010

Las deudas hay que pagarlas




Se ha muerto Don Miguel Delibes y yo me siento en deuda con el escritor castellano.

Conozco a Miguel Delibes por todo lo que he leído SOBRE él. Sé de su vasta contribución al hermoso idioma castellano por todo lo que otros han escrito acerca de su persona y su obra. Pero no he leído TODAVÍA ninguno de sus libros, de ahí lo de la deuda.

Pero tiene su explicación o justificación. Desde hace mucho, mucho tiempo he venido postergando el contacto directo y total con sus libros, en espera del momento adecuado, en el que pudiera dedicarle todos mis sentidos.

El momento de internarme en Cinco horas con Mario, Los santos inocentes, El camino, y otros, era, y es, para cuando pusiera fin a mi vida laboral efectiva cotizable en Hacienda, esa etapa en la que el reloj no marca tus días y todo es más apacible. ¿Será cuestión de respeto hacia el autor? Tal vez.

Siempre me agradó Miguel Delibes como persona, como un ser humano despojado de toda vanidad, que no se sentía “importante” según sus propias palabras. Ese rostro de hombre de pueblo, taciturno, enemigo de las grandilocuencias y amante de la naturaleza y de la tierra que lo vio nacer.

No lo veía como escritor de declaraciones altisonantes para promocionar su obra, sino simplemente como un buen vecino, uno más en su pueblo.

Estos párrafos fueron escritos de sopetón, un sábado a las seis de la mañana, antes de emprender el camino al trabajo, cada vez más cerca del sosiego que inevitablemente ha de llegar.

Don Miguel, en breve comenzaré a pagar la deuda y a disfrutar de su compañía. Hasta pronto.
J.T.



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2 comentarios:

flaco dijo...

A josë: Realmente no se quien es Miguel Delibes, pero si se quien es José Trepat y no puedo permirime ni permitirte que busques como excusa la no lectura de sus escritos simplemente porque estabas esperando poner fin a tu vida cotizable en Hacienda. Desgraciadamente JAMAS vas a dejar ó te va a dejar Hacienda "como dicen por España", sabemos que estamos en tiempo de descuento y alguien dijo que hay que arrepentirse de no de las cosas que hicimos mal, sino de las que no hicimos(siempre en lograr objetivos loables). Con lo mucho que te aprecio y te quiero creo que esta vez metiste la pata(te lo digo por esperiencia)metele siempre para adelante.Sabràs recordar a Don Miguel con el mayor de los afectos y tratarás de acordarte lo más que puedas de èl pero jamàs vas a poder reemplazar una entrevista o conversaciòn(y vos como periodista de fuste lo sabés). No tomes a mal mi observación sino es lo que me salió en este momento y muy posiblemente también cometa el mismo error que cometiste vos a pesar de mi consejo. Un beso a todos.Amén

José T. dijo...

Al muy apreciado flaco: Me reconforta que un par de párrafos hayan provocado esta reacción tuya, que entiendo también espontánea como mi escrito. Lo que quise decir con "Hacienda" es cuando deje de trabajar, cuando disponga del tiempo para sentarme en el banco de una plaza o en el sillón del living sin preocuparme del ajetreo de la vida cotidiana. Esos momentos son especiales para cierto tipo de lectura, cuando el que abre un libro sabe que puede dedicarle todo el tiempo que le apetezca. Hay muchísimos escritores con quienes uno está en deuda y sabe que nunca podrá saldarla, pero por lo menos en el caso de Delibes estaba en la lista de espera con atención prioritaria. Durante el viaje al trabajo y el poco tiempo que dispongo en casa , uno suele optar a veces por lecturas más "pasatista" (neologismo). En esa lista de espera esta también una relectura de Los miserables, de Victor Hugo, pero son más de mil páginas y a veces vivimos con demasiada urgencia. El tiempo de descuento existe y hay conciencia de ello, pero todo se andará mientras el caminante pueda seguir haciendo camino al andar. Gracias por tus palabras.
(Miguel Delibes, como ya sabrás ahora, es uno de los más GRANDES escritores de la lengua castellana, y casualmente.. nunca se lo creyós).