* LEIDO POR RECOMENDACIÓN *
Excelente
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Novela, 336 páginas, Año 1947
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Hace ya algunos días que terminé de leer El callejón de los milagros. En el lapso de tiempo transcurrido hasta hoy pasaron por mis manos tres o cuatro libros de esos que incluyo en la categoría de “livianos”, entretenimiento para pasar un rato.
Está claro que no tengo nada contra ese tipo de libros, pues cumplen perfectamente su misión, que es la de entretener, y si al mismo tiempo, su prosa simple y directa hace que más personas se incorporen al mundo de la lectura, bienvenidos sean.
El callejón de los milagros se ubica en otra categoría, que podría definir como de “libros valiosos”, esos que dejan algo más que momentos placenteros mientras los estamos leyendo. Los libros son una manera barata de viajar y conocer otras culturas.
En esta novela, el premio Nobel Naguib Mahfuz nos lleva a los años cuarenta, a un callejón en el centro de El Cairo dónde los variopintos personajes viven y sienten a lo largo de 310 páginas.
De la mano de Mahfuz, el lector se siente transportado a ese escenario y a esa época. Da la impresión de que el escritor se ha dedicado a contemplar, tomar apuntes y narrar la vida cotidiana en el callejón Midaq, con sus miserias, sueños y ambiciones.
Con este escenario tan reducido y sus personajes (reales o imaginarios?) Naguib Mahfuz construye una magnífica novela, de esas que se pueden recomendar sin miedo a equivocarse.
J.T.
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Reseña
Mahfuz retrata en El callejón de los milagros una sociedad cerrada, frustrada y llena de deseos imposibles a través de una galería de personajes inolvidables. Los personajes maduros prefieren permanecer aislados en su mísero barrio, manteniendo una apariencia de normalidad y una falsa atmósfera del pasado, en lugar de adaptarse a los tiempos cambiantes. Por su parte, los jóvenes sueñan con aventuras, riquezas y placeres y sobre todo con salir del barrio. El callejón de los milagros es una representación atemporal del conflicto entre la tradición y la modernidad, entre el pasado y el presente.
Los problemas sociales, como los coletazos finales de la Segunda Guerra Mundial, la presencia británica en Egipto y el inestable sistema económico permanecen en segundo plano, como un decorado, mientras que los residentes en el callejón no pueden ver más allá de sus propios problemas.
Mahfuz ofrece una visión cruda, sin concesiones al lector: los maridos odian a sus esposas y viceversa, los padres echan a sus hijos, los enamorados se traicionan, los mendigos se deforman para conseguir más ganancias, los dentistas colocan a sus pacientes dientes de oro robados a los cadáveres... Mahfuz no ofrece consuelo al lector. Dondequiera que el lector va, puede oler el aroma de un nuevo acto corrupto.
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