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Novela, Medicina, 205 páginas, 1972
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Aunque está catalogado como novela, no lo es. Robin Cook, médico de profesión además de escritor parece haberse metido en la piel del protagonista para contarnos la vida de un médico interno de un hospital –tal vez su propia experiencia personal- a lo largo de un año.
Es un relato absorbente y posiblemente veraz sobre las vicisitudes de un joven internado en un hospital de Hawaii, donde debe afrontar responsabilidades para las que no ha sido preparado convenientemente, como las de adoptar decisiones que afectan vidas humanas. En ciertos momentos se plantea si la profesión elegida ha sido la correcta.
Para quienes han leído ya otras novelas de Robin Cook, todas ambientadas en el mundo de la medicina, el libro resulta muy interesante y ayuda a entender mejor los sinsabores, y también algunas alegrías, que jalonan la vida de un joven médico en los comienzos de su carrera, una etapa que todos deben atravesar.
En muchos momentos, el protagonista, al borde del agotamiento físico y psíquico, logra captar la solidaridad del lector cuando expone de manera cruda varios de los momentos de tensión en los que el joven interno se siente terriblemente solo, con la ayuda de las enfermeras como único sostén. No faltan tampoco menciones al egocentrismo de algunos cirujanos “estrella” que se ceban en la juventud y falta de experiencia del interno.
En síntesis, si al lector le atrae el mundo de la medicina, encontrará este texto bastante interesante, aunque sí un tanto monotemático pues todo transcurre dentro del hospital, con pocas referencias a la vida personal del joven protagonista, fuera del establecimiento.
Un complemento interesante para la prolífica producción de Robin Cook, un autor sin pretensiones de crear grandes obras literarias, pero que entretienen y se convierten –algunas- en best-sellers, algo nada desdeñable.
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