En cualquier sitio dónde uno se encuentre, siempre encontrará algún motivo para indignarse sin necesidad de hilar demasiado fino. Pero si no tenemos la voluntad de salir de nuestro letargo y aceptamos pasivamente todo lo que ocurre a nuestro alrededor pasaremos a formar parte de las masas aborregadas que están para recibir todo lo que se les venga encima.
Un hecho baladí, nimio, ha sido el detonante de esta indignación: un niño de 13 años que portaba una escopeta de dos caños calibre 36, se disparó accidentalmente en un pie recibiendo una perdigonada en UN DEDO DE UN PIE. Se pidió inmediatamente asistencia médica, se lo llevó a un hospital y fue operado DEL DEDO DEL PIE. Deberá permanecer ingresado ALGUNOS DÍAS….. ¡Terrible!
La prensa, canales de televisión y radios, movilizaron inmediatamente a sus efectivos, aparcando equipos móviles a las puertas del nosocomio, esperando ansiosamente los partes médicos y las declaraciones de familiares. Mientras tanto, la cifra de parados en España crece sin parar, un hecho menor, sin importancia, comparado con la tragedia del niño herido en UN DEDO DE UN PIE.
Pero claro, no es un niño cualquiera, no tiene sangre roja como los demás, parece que la suya es azul, pues es nada menos que EL NIETO de Su Majestad, el rey Juan Carlos I, e hijo de la Infanta Elena y de Don Jaime de Marichalar, su payasesco marido, del cual está divorciada….. Vaya por Dios! Otro golpe para la familia real, que aún no se ha recuperado de la causa judicial contra el otro yerno del monarca, el presunto estafador y bon vivant, Don Iñaki Urdangarín, Duque de Palma para más datos.
Todo lo expuesto hace a los vaivenes de una familia real como tantas otras; los súbditos ya nos vamos acostumbrando a todos estos desaguisados.
Entonces, ¿por qué tanta indignación? Por varias razones. Una: que al niño de 13 años se le permita tener en sus manos una escopeta de ese calibre y se le instruya desde la infancia en el “arte” de MATAR aves inocentes (luego vendrán los animales de cuatro patas, especialmente los “peligrosos” ciervos) siguiendo la tradición familiar instaurada por su propio abuelo, el mismísimo rey, afecto a la caza mayor, ese asqueroso “deporte” que consiste en MATAR animales por el único placer de hacerlo.
Dos: Por el enfoque dado por la prensa a este suceso, compitiendo por lograr la primicia sobre la evolución del infante y recoger las declaraciones de sus padres y hasta de la abuela, la reina Sofía. A ningún periodista o presentador de televisión escuché criticar esta cruel tradición de la familia real, pero esto no es de extrañar en España, país que tiene muchos ejemplos de maltrato animal. Hago la salvedad de que, obviamente, no escuché o leí a TODOS los periodistas. Alguno habrá que piense como yo. Bienvenido sea.
Escribir estos párrafos no cambiará las cosas porque el blog no trasciende, pero tómese como una terapia personal, como una manera de expresar mi indignación frente a tanta pasividad y mentiras complacientes por parte de quienes tal vez piensen lo mismo pero no se atreven a manifestarlo públicamente en sus respectivos ámbitos …. vaya uno a saber por qué.
*
4 comentarios:
totalmente de acuerdo además da pena pensar que un padre pueda poner en las manos de un menor un arma...y luego se lamentan de las cosas que pasan...
Parece que matando pajaritos o indefensos cervatillos, los niños se harán más hombres, como sus padres o abuelos, esos que les dan el ejemplo de que MATAR por placer es un deporte.
Totalmente de acuerdo contigo en alusión a la Familia Irreal José T. Me parece una familia totalmente anacrónica y desfasada, anclada en el siglo del derecho de pernada y súbditos sumisos que asienten cuando el Rey habla. Una familia que pretende ser moderna, del siglo XXI como tanto gusta recalcar hoy día, pero con aficiones del XIII en el que los nobles se aburren y salen a arrebatar vidas para intentar eliminar el hastío que tanto les "agobia en la corte".
El jefe de dicha casa educa, junto con su "bella" madre Elena y su "ágil" padre Marichalar, al "maravilloso y ecológico" mundo de arrebatar vidas con la escopeta. Así mismo saliendo en fotos en plazas de asesinatos y torturas de seres inocentes, teniendo 12 o 13 años, cuando la edad para poder entrar a ver esa repugnante fiesta es de 16 años.
Jamás entenderé el macabro placer que dicen que hay en arrebatar criminalmente una vida por el gusto de hacerlo. Unos seres tan maravillosos como es cualquier animal en libertad, que lo único que hace es vivir como Dios le ha dado a "entender", hasta que llega un ser aburrido en la ciudad, "ilustrado, culto, magnánimo, inteligente" y ávido de sensaciones para quitar la vida de un ser que el único pecado que ha cometido, es ser el desgraciado protagonista de una atracción que empuja al hombre a jugar a ser Dios y decidir quién vive y quien muere.
No podemos decir que España es un país moderno hasta que dentro de nuestras fronteras dejen de existir fiestas y tradiciones sanguinarias y criminales. Hasta ese mismo momento seremos un país de PALETOS, pero paletos en el sentido no de gentes de pueblo que trabajan para vivir, sino de incultos que disfrutan con la barbarie, amparándose en no sé qué tradición bárbara que saca lo peor del ser humano con el deleite de dicha visión de sufrimiento ajeno.
Muchas gracias a La cacharrería de Uno por el extenso y acertado comentario, con el que coincido plenamente. Saludos.
Publicar un comentario