13 de abril de 2012

Diario de invierno (Paul Auster)


Género:  Relato autobiográfico
Año:       2011
Páginas:  248

Muy bueno

La vida de muchas personas podría tener muchas facetas de interés si la pudiesen contar con la maestría de que una vez más hace gala Paul Auster al relatar la propia, aunque bien es cierto que no lo narra de manera estrictamente cronológica, sino A salto de mata, por citar otro de sus libros.

Esta especie de auto retrato o autobiografía fragmentada y no muy extensa seguramente será leída con mucho interés por parte de los seguidores de Auster, ¿a qué lector no le gusta saber más acerca de un escritor al que admira, y especialmente si se lo cuenta él mismo? Desde mi posición de lector normal y corriente, siento que es así.

He leído que Auster tiene firmado un contrato con su editorial, por el cual debe producir un libro cada año, y no sería descabellado pensar que ésta, su obra más reciente, forma parte de ese convenio. Aquí deja descansar un poco a su imaginación y se “limita” a recordar y transcribir momentos de su vida, al menos los más importantes, lo cual no le debe haber costado mucho esfuerzo.

Es cierto que algunos pasajes parecen un poco novelados, como el del accidente que sufrió cuando era niño y que de allí en más le hizo renunciar a conducir vehículos. Aborda también momentos muy íntimos y personales, como su iniciación en el sexo con prostitutas, pero es evidente que en un libro de 248 páginas no cabe toda una vida.

En Diario de invierno rememora fragmentos extraídos de los 65 años que lleva vividos y los expone al lector sin preocuparse por seguir un orden y sin profundizar en su faceta de creador literario, quizás porque ese aspecto ya fue abordado en A salto de mata, que todavía no leí. Esperaba encontrar más acerca de sus comienzos como escritor, pero si ya lo hizo anteriormente, tal vez sería redundante.

En resumen, Paul Auster nos cuenta, utilizando la segunda persona del singular, una síntesis de lo que ha vivido y tiene ganas de transmitir. Lo hace a su estilo y, una vez más, ha sido un placer leerlo. Es una lástima lo de la “obligación” de escribir un libro al año, de ser ello cierto. Un escritor debería ser libre de escribir cuando le apetezca, aunque su caso no es el único.
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