6 de diciembre de 2012

Defensa de los best-sellers


José Trepat
Vamos a sincerarnos. Cuando hablamos de best-sellers no nos referimos a los escritores de prestigio que logran vender decenas de miles de ejemplares, tal el caso de Carlos Ruiz Zafón con La sombra del viento y El juego del ángel, o Ken Follet con la saga medieval de Los pilares de la tierra y Un mundo sin fin. 

Con alguna excepción, estos escritores no saltan directamente a la fama, sino que han debido pasar por esa etapa “oscura” de la creación literaria, en la que sus obras, si bien lograban una venta masiva en algunos casos, recibieron duros palos de los críticos que las consideraban “huecas”, “livianas” y un mero pasatiempo.

Y de eso se trata. Dedicar horas a la lectura de una historia interesante, amena, ágil y sobre todo atrapante, permite al lector que se inicia en este hábito, ir avanzando hacia metas mayores según se lo vaya demandando su creciente capacidad intelectual. Bienvenidos sean, y vaya para ellos nuestro profundo reconocimiento, los grandes nombres de las letras universales, pero para acceder a ellos en plenitud, es necesario pasar por la “adolescencia” de la literatura, o sea por los muchas veces denostados best-seller. 

Quienes se inician en el maravilloso placer de la lectura, tienen que sentirse “atrapados” por la trama y una redacción simple, directa, so pena de tener que acatar el consejo de una de las mayores plumas universales, Jorge Luis Borges, cuando sentenció: “cuando un libro no te gusta, déjalo, no sigas leyendo”. El que suscribe, siguió al pie de la letra esa recomendación –y no importa dejar en evidencia aquí mis limitaciones intelectuales. Comencé a leer Ulises, de James Joyce; La montaña mágica, de Thomas Mann; El Castillo, de Franz Kafka y En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Confieso con vergüenza, o no tanta, que no terminé ninguno.

Debe ser que no estaba preparado, no obstante haber leído unos 2.000 libros, en su mayoría best-sellers. El primero que leí –vaya usted a saber cual fue- me debe haber gustado. Por eso pasé al segundo, tercero y así sucesivamente. Los conocimientos adquiridos a través de esas obras han sido muchos, aunque el poder de retentiva, más bien escaso. En lo personal, encuentro muy amenas las novelas de escritores con formación periodística, o de periodistas convertidos en escritores. La redacción de esos textos obvia a veces lo superfluo o rimbombante y va directo al meollo del asunto, que es dónde todos queremos llegar, más cuando la lectura ocupa sólo una parte de la actividad diaria.

Honor a los grandes maestros de la literatura que ya se han convertido en clásicos, y bienvenidos los libros-pasatiempo –tengan o no venta masiva- que constituyen y constituirán para muchos el escalón que permita acceder a las obras mayores.

Para finalizar, recomiendo el libro UNA INVITACIÓN A LA LECTURA, de la colección CLÁSICOS DEL SIGLO XX, editada por el diario EL PAÍS. En el texto de menos de 200 páginas, escritores de la actualidad como eJuan José Millás, Guillermo Cabrera Infante, y el mismo Vargas Llosa, entre otros, nos introducen en forma didáctica, a las grandes obras de la literatura contemporánea. Toda una invitación a la aventura y al placer de la lectura, como reza la contra tapa de este valioso libro.
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El blog sugiere visitar este enlace:  INVITACION 

1 comentario:

martagbp dijo...

Muy buena reflexión! Un saludo especial para el blogger y E.B.A en este día!!!!!!!!!!!!!