1 de mayo de 2014

CINE - Cuando todo está perdido

Género:  Drama, Aventura
Año:       2013
Duración:  107 min
País:    Estados Unidos
Título original:  All is Lost
Reparto:    Robert Redford
Dirección:  J. C. Chandor (también autor del guión)
Premios:  Globo de Oro a la mejor banda sonora
Música:  Alex Ebert
Valoración:   Buena  




El mar, o La mar, como suelen llamarle los poetas, siempre me ha intimidado por su inmensidad y sus misterios. También por su tremendo e incontenible poder de destrucción cuando se desatan las fuerzas de la naturaleza (tsunamis, maremotos, ciclones, lluvias torrenciales). Hallarme en el océano en medio de una tempestad es algo que jamás quisiera experimentar, pero verlo en cine o en televisión me resulta muy placentero y no suelo perderme las películas en las que el mar es también protagonista.

Hay personas que son especiales. El peligro les atrae como un imán y si bien conocen lo que es el miedo, saben como controlarlo. Tal es el caso de los navegantes solitarios que a bordo de un bote o de una pequeña embarcación a vela se lanzan alegremente a dar la vuelta al mundo en sus cáscaras de nuez. ¿Qué los impulsa a ello?, no lo sé, no es el tema de estos párrafos.

En esta película, rodada en 30 días, sin diálogos y sin que ni siquiera se sepa el nombre del personaje, se nos aparece el bueno de Robert Redfor, cuyos 77 años se reflejan en la piel surcada de arrugas que el maquillaje trata de disimular. Todo empieza cuando en el transcurso de un viaje en solitario por el Océano Índico, su pequeña pero moderna embarcación choca contra un contenedor a la deriva. El impacto abre un boquete y comienza a entrar agua al interior. El hombre se despierta y allí comienza su esforzada lucha por sobrevivir.

Con la imagen como único recurso expresivo, el veterano actor transmite de manera espléndida y convincente sus diferentes estados de ánimo a medida que va enfrentándose a las dificultades que han de llenar casi dos horas de película. A pesar de su avanzada edad realizó las escenas más riesgosas sin dobles.

Después de reparar el boquete con los elementos que tiene a bordo, una terrible tormenta casi hace capotar la embarcación que más adelante deberá abandonar porque ésta se hunde irremediablemente. Un bote de goma auto inflable será su nuevo habitáculo. Un sextante es lo único que tiene para saber cual es su ubicación, pero eso de poco le sirve en el bote; va a la deriva. El agua potable se termina y los pocos alimentos que rescató de la embarcación también se acaban.

El rostro de Redford refleja primero preocupación, luego angustia y más adelante, desesperación que se expresa en un estallido de llanto y un grito visceral de impotencia. Comprende en ese momento que sus esfuerzos pueden resultar vanos pero no obstante su instinto de supervivencia le obliga a no rendirse, hasta que....

El final muestra que "cuando todo está perdido" siempre queda una posibilidad.
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