27 de abril de 2014

Diario de un loco (Nikolai Gogol)

- Libro nro. 255 leído en este blog - 
  (Uno de los cuatro cuentos incluidos en el libro Los cuentos de San Petersburgo)
Género:    Cuento, clásicos  
Año:            1834
Páginas:   31 

Título original:  Zapiski sumasshedshego  
Traducción:         Jorge Segovia y Violetta Beck
Transcurre en:  Rusia
Elegido por:    Autor  
Grupo B
Valoración:  Muy bueno




La soledad y la locura son temas en los que mucho han abrevado novelistas, poetas y dramaturgos. Con el propósito de dar un paseo por los clásicos, recalé en este cuento de Nikolai Gógol, en el que el autor nos invita a compartir algunos días de la vida de un desquiciado Aksenti Ivanovich, quien por medio de un singular diario cuenta lo que va pasando por su mente. 

Ivanovich es un funcionario en tiempos de los zares. La tediosa rutina de su trabajo y el enamoramiento con la hija de su jefe, sin que ésta se de por enterada, ponen marco a su deterioro mental en cuyo proceso cree que los animales hablan y "escucha" sus diálogos, hasta llegar a estar convencido de que es el mismísimo Rey de España.

Las fechas de su diario son coherentes al principio pero luego se convierten en completamente irracionales (43 de abril de 343, por ejemplo). El protagonista va desgranando incongruencias hasta que todo deriva en su internamiento en un centro de salud mental, algo de lo que Aksenti no tiene la más mínima noción. Al comienzo campea el tono humorístico pero el triste final invita a reflexionar sobre la locura, una de las situaciones más complejas en las que puede caer el ser humano. 
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El autor


Nikolái Vasílievich Gógol nació en Soróchintsi (actualmente Ucrania) el 1 de abril de 1809 y falleció en Moscú el 4 de marzo de 1852. Es considerado como uno de los máximos exponentes de la literatura rusa del siglo XIX a pesar de que, por educación y cultura, podría ser considerado ucraniano. Perteneciente a una familia de la baja nobleza rural, se trasladó a San Petersburgo en 1828, donde en 1831 conoció a Aleksandr Pushkin, que le ayudó en su carrera como escritor.
Más adelante, impartió clases de historia en la Universidad de San Petersburgo (de 1834 a 1835). En 1836 publicó la comedia El inspector, cuyo tono satírico generó controversias, por lo cual decidió emigrar a Roma.

Pasó casi cinco años viviendo en Italia y Alemania, viajando también por Suiza y Francia. Fue durante este período cuando escribió Almas muertas, cuya primera parte se publicó en 1842, y la novela histórica Taras Bulba, sobre el cosaco del mismo nombre y ambientada en el siglo XVI en tierras de Ucrania entonces rusas y que estaban ocupadas parcialmente por los polacos. En 1848 Gógol hizo una peregrinación a Jerusalén, impulsado por sus profundas creencias cristiano ortodoxas.

Tras volver de Jerusalén decidió abandonar la literatura para concentrarse en la religión. Quemó lo que había escrito de la segunda parte de Almas muertas diez días antes de su muerte. Algunos fragmentos sobrevivieron a la quema y han sido publicadas.
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