9 de enero de 2016

El cerebro de Kennedy (Henning Mankell)

- Libro nro. 364 leído en este blog -


Género:  Novela   
Año:          2004
Páginas:  344
Título original:  
Traducción:  (del sueco) Carmen Montes Cano
Editorial: Tusquets
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Escenarios principales de la novela:  Suecia, España, Australia, África
Época: contemporánea
Estructura: Narrada en tercera persona. 

Valoración:   Bueno      
(La valoración siempre es en función del interés que me despierta la lectura de un libro; no es una calificación literaria)
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No sitúo esta novela entre las que más me han gustado de las escritas por Henning Mankell, a quién conocí y comencé a seguir cuando descubrí a su inolvidable comisario Kurt Wallander. Sin embargo, El cerebro de Kennedy hace su aporte a lo que ha sido una constante en la obra del novelista y dramaturgo sueco: la crítica social de su tiempo, el que le ha tocado vivir. Aquí lanza una tremenda denuncia contra los laboratorios medicinales que no se ponen límites en los procedimientos orientados a descubrir nuevos medicamentos (en este caso para el sida). Como casi siempre, las víctimas son los africanos.
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Sinopsis  En otoño de 2004, la arqueóloga sueca Louise Cantor, que dirige unas excavaciones en el Peloponeso, se dispone a regresar a su país por unos días para participar en un seminario sobre enterramientos en la Edad de Bronce. Arde en deseos de ver a su hijo Henrik, que vive en Estocolmo y al que planea visitar antes de volver a Grecia. La víspera de su partida, varios contratiempos la llevan a rememorar la ruptura con su ex marido, Aron Cantor, que la abandonó años atrás y ahora está en paradero desconocido. Ya en Suecia, decide ir a ver a su hijo pese a que éste no ha contestado a ninguna de sus llamadas en los últimos días. Cuando entra en el apartamento de Henrik, extrañamente silencioso, verá algo que tardará en asimilar: su hijo está muerto. Aunque los forenses dictaminan que se trata de un suicidio, Louise, decidida a averiguar por su cuenta los motivos de la muerte de su hijo, se lanza a un arriesgado periplo que le llevará de Australia a España, de Suecia a Mozambique. A medida que avanza en sus investigaciones, no sólo va descubriendo facetas desconocidas de su hijo, sino que también se abre paso por una oscura trama en la que están implicadas la embajada de Suecia en Mozambique, una organización en favor de los enfermos de sida en África y una importante industria farmacéutica. Y ya desde un principio, unas sombras que se mueven alrededor de Louise van estrechando el cerco.
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FRAGMENTOS
 …la culpable de que lo sepamos todo acerca de cómo mueren los africanos, pero casi nada sobre cómo viven, era nuestra incapacidad para buscar la verdad.

 Nunca como hoy hemos tenidos tantos recursos a nuestra disposición para crear un mundo soportable para más seres humanos. Y en vez de hacer eso, nos dedicamos a ultrajar nuestra conciencia, nuestra capacidad intelectual, nuestros recursos materiales, al permitir que crezca tanta cruel miseria. Hace ya tiempo que vendimos nuestra responsabilidad al poner los recursos en manos de instituciones internacionales como el Banco Mundial, cuyas medidas políticas sólo consiguen que el sufrimiento humano vaya a parar los altares de arrogantes asesores financieros…

 …Los hombres de las botas, las batas y los guantes de látex, les administran inyecciones a la gente. Pero no sólo a los enfermos. Muchos de los que llegan aquí… están sanos. Los utilizan como conejillos de Indias para probar en ellos medicamentos no testados. Después, les inyectan sangre infectada. Les contagian el virus del sida para ver si la vacuna funciona… ..Para los que hacen las pruebas, las personas, las ratas y los chimpancés son iguales. Y, en realidad, ¿a quién le preocupa que los africanos mueran sacrificados, si se obtienen como resultado medicinas y vacunas de las que se beneficiarán los occidentales?
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El autor 
(1948-2015)









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