¿Por qué hay tanta gente desconectada de la realidad social del mundo en que vive?
¿Por qué los “noteros” de la televisión, por llamarlos de alguna manera, utilizan el micrófono para la pregunta convencional, carente de imaginación? y ¿por qué el entrevistado aprovecha sus “cinco segundos de gloria” para dar también la respuesta fácil, reiterada y casi siempre vacía de contenido?
¿Será que con la edad agudizamos nuestra sensibilidad y nos volvemos menos tolerantes con la estupidez sin fronteras?
Quien ha llegado hasta aquí se preguntará: ¿y éste a donde quiere llegar con estos planteamientos…?
Acabo de ver en la televisión una nota única, inédita, espectacular sobre el fin de las vacaciones. Es la misma nota que veo hace decenas de años, siempre con las mismas preguntas y la misma respuesta. ¿Qué piensa ahora que se le han terminado las vacaciones? es la incisiva pregunta que se hace en una playa. “Me agobia pensar que tengo que volver a la rutina”, dice con más o menos las mismas palabras el 99 por ciento de los entrevistados.
Volver a la rutina, o sea volver al TRABAJO, esa es la desgracia que les aguarda a los hasta hoy veraneantes!!.. y lo dicen con una total falta de respeto para los millones en el mundo que NO TIENEN TRABAJO, y sí muchas dificultades para sobrevivir.
No escuché a ninguno/a que se muestre agradecido/a de poder volver al trabajo, con un desprecio absoluto para tantos miles de padres que en estos momentos deben sentirse desesperados por no poder dar a sus hijos lo elemental para que éstos puedan crecer con las mismas posibilidades que otros afortunados tienen.
No se trata de criticar las vacaciones, ese bien merecido derecho arrancado a las patronales a base de sacrificios (se aconseja leer algo sobre las luchas obreras), pero pienso que aquellos que pueden disfrutarlas se abstengan por lo menos de exhibir la hipocresía de sentirse “agobiados” por tener que volver al TRABAJO, cuando en realidad deberían estar felices de poder hacerlo.
Desde el otro lado de la pantalla, quienes viven –algunos- de miserables subsidios oficiales y que todavía pueden tener un televisor, ya quisieran sentir un poco de ese “agobio”. Su realidad es muy otra: noches sin poder dormir, pensando en un mañana incierto, sobre todo si hay criaturas de por medio. Y los que ni siquiera reciben un subsidio, por mínimo que sea, qué deben pensar al ver estas notas de “actualidad”?
Y lo que es también sintomático es la imagen que la televisión muestra para ilustrar lo de “volver a la rutina”: una mujer o un hombre de edades envidiables, generalmente jóvenes, sentados frente al ordenador en espaciosas oficinas seguramente con aire acondicionado. Pobres! Han venido a este mundo para sacrificarse en aras del trabajo!
Ese es el ejemplo que se utiliza, olvidándose de aquellos que con más fundamento podrían sentirse agobiados de volver a su rutina diaria: los que trabajan al aire libre bajo un calor sofocante en verano o un frío inclemente en invierno, los obreros de la construcción o de otros sectores de riesgo. Que cada cual busque un ejemplo
Pero estos no son noticia porque no se los encontrará en las playas o lugares de veraneo; demasiado tiene ya con pensar en cómo llegar a fin de mes y en ahorrar algún dinero para que los hijos tengan lo imprescindible al comienzo del ciclo lectivo.
Estos párrafos no van contra los que toman/tomamos vacaciones. Que bonito sería que todos pudieran ejercer ese derecho. Pero mostremos respeto hacia los que deben quedarse en sus casas y sólo pueden ver en la televisión como los ministros y jefes de gobierno y de estado –que son en definitiva los responsables del bienestar o malestar de los ciudadanos- vuelven a sus tareas llenos de vitalidad e imaginación para enfrentar la crisis que nos agobia.
El “nos” significa que nos agobia a TODOS. O sea que a ellos también. Pobres!
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