House

José Trepat

Te gusta House? A mí sí. Podría decirse que es la única serie que realmente me atrae hasta el punto que no me importa ver capítulos repetidos en los que obviamente ya conozco el final. La tomo como lo que pienso que es: un divertimento inteligente que se aparta bastante del resto de banalidades que se nos ofrece por capítulos.

En House todo gira en torno a la estereotipada personalidad del personaje central, ese médico fuera de lo corriente, desenfadado, ofensivo, de malos modales, a veces mal vestido, casi siempre sin afeitar, que parece odiar a la humanidad entera y sostiene que los pacientes son idiotas.

Claro que detrás de esa fachada se esconde un genio en el campo del diagnóstico que invariablemente rechaza de mala manera las teorías de sus tres colaboradores cuando se les presenta un caso difícil, alguna enfermedad fuera de lo normal que a veces no está en los libros de medicina.

Como casi siempre termina acertando con el diagnóstico correcto (“House tenía razón”, se escucha a sus colaboradores decir una y otra vez ) sus desplantes son tolerados a regañadientes incluso por la administradora del hospital, la doctora Cuddy, quién en un capítulo dijo a una paciente que no confiaba en House: “si mi vida dependiera de un diagnóstico, quisiera que fuese el del doctor House”.

Hasta ahora así es como veía la serie, como un pasatiempo de una hora que me atraía por los personajes, los actores y los temas tratados. A raíz de todos esos factores comencé a leer el libro Todos mienten (lo estoy terminando) en el que se analiza la serie bajo diversos puntos de vista: religioso, psicológico y filosófico.

Y es cierto. La serie ofrece mucha tela para cortar. El libro explica muy bien todas las facetas, las analiza, saca conclusiones y las expone al lector. En realidad fue armado en base a diversos artículos de filósofos y sicólogos que desmenuzan la personalidad del inefable House, contribuyendo a generar simpatía y/u odio hacia el personaje que interpreta tan magnificamente el actor inglés Hugh Laurie.

También aborda la cuestión religosa basándose en que House afirma ser no creyente y sus opiniones pueden compartirse o molestar a muchos, pero él es así y no tiene ambages en manifestarlo. Cuando se le pregunta "¿Por qué le resulta tan difícil creer en Dios?", House responde: "Lo que me resulta difícil de creer es el concepto general de creencia; la fe no se basa ni en la lógica ni en la experiencia".

En uno de los capítulos, una monja habla con House sobre la enfermedad de una colega: "La hermana Augustine cree en cosas que no son reales". Él responde, sarcástico: "Pensé que ése era un requisito laboral para ustedes".

Este tipo de desplantes los utiliza en cualquier situación, no sólo en el ámbito de la religión, y esa manera de enfocar las cosas, de manera tan directa, atrae poderosamente a muchos espectadores.

La idea de esta nota era hablar del libro y hemos terminando hablando de House, pero hay que decir que si alguien está interesado en ahondar en el área de la pisicología y la filosofía, lo encontrará sumamente interesante.

Que una serie de televisión haya hecho germinar la idea de un libro, indica claramente que no se trata de una serie más, aunque su realización sea efectista y busque captar el interés de la teleaudiencia, o más simplemente, el codiciado ranking o share, palabrejas que todos sabemos lo que sifgnifican.

.

Si te interesa acceder al audiolibro, cliquear aquí.

*