31 de enero de 2013

Recomendaciones

Un ejercicio personal que cada uno puede hacer: ¿en qué Empleo/Gasto/Dilapido las horas del día?. Si el sujeto tiene un trabajo, lo cual debería ser normal, eso entraría en la primera opción (empleo). Considerando que además, la vida diaria impone ciertas obligaciones, muchas ineludibles, lo que nos interesa en este ejercicio es decidir que hacemos con aquellas horas que llamamos "libres" o reservadas al ocio.

Las opciones pueden ser muchas: dejar la mente en blanco y dar descanso al cuerpo, cultivarse intelectualmente (leyendo, viendo cine, etc), o dedicarse a pasatiempos intrascendentes, como ser los jueguitos electrónicos, ver programas de televisión vacíos de contenido, o también, atarse a las redes sociales, en las que, todo sea dicho, pueden extraerse también algunas cosas interesantes. Pero, ¿cuántas horas de nuestra atención merecen?

Que cada cual haga su examen introspectivo y decida en que nicho le gustaría ubicarse. La decisión es totalmente personal y quien lee esto no tiene por qué andar pregonándolo. Estas líneas son sólo reflexiones que se me van ocurriendo en cada renglón que escribo.

El pensamiento original que originó estos párrafos es para los jóvenes, padres de familia algunos, que tienen gran parte de la vida por delante y ahora están en la etapa de "sembrar para cosechar". ¿Y en qué consiste la siembra? En utilizar con inteligencia y buen criterio esas horas "libres", las del ocio. Con el paso de los años, uno se da cuenta de todo lo que pudo haber hecho y no hizo, y piensa en lo que haría si pudiera retroceder en el tiempo.

Es de Perogrullo decir que una de las mejores cosas que se pueden hacer es ESTUDIAR. Estudiando se adquieren conocimientos, se aprende a pensar, escribir y se eliminan errores ortográficos. Esto último se soluciona también leyendo, sin necesidad de estudiar. Pero como digo en el párrafo precedente, con el paso de los años, hay momentos en que uno se siente como El Viejo Vizcacha, aquel personaje del Martín Fierro, y le dan ganas de tirar consejos.

Por eso, y ahora sí, justificando el título de esta nota (Recomendaciones), de tanto en tanto voy a publicar algunas que se me ocurran, pensando en esos padres jóvenes que en un futuro muy cercano van a tener que responder a muchas preguntas e inquietudes de sus hijos; lo mejor es estar preparados.

La primera recomendación es que dediquen alguna de las horas de ocio a ver (o volver a hacerlo quienes ya la hayan visto) la formidable serie Cosmos, escrita por el astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y divulgador científico estadounidense Carl Sagan (*). Esta serie puede verse en Internet por Youtube ( http://www.youtube.com/watch?v=uVBC_CNLa9o ) totalmente gratis y con un simple click del ratón.  Vean el primer capítulo y luego los 12 restantes, si les interesa; no se van a arrepentir.

Más adelante habrá otras recomendaciones.

(*) La serie producida en 1978 y 1979 por la televisión pública de California, con un presupuesto de 6,3 millones, tiene 13 capítulos y es todavía hoy el mejor compendio de conocimiento científico, su historia y sus alcances. En épocas de guerra fría, Estados Unidos estaba dedicado a seducir al mundo mostrando su poderío tecnológico. Carl Sagan, con total elegancia y una precisión que parece poesía, reflexiona sobre la vida de las estrellas, la evolución de la Tierra, la búsqueda del conocimiento, la inteligencia y, por supuesto, el enorme peligro de un desastre causado por el hombre.
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