19 de diciembre de 2008








Navidad ideal (para unos) y Navidad real (para otros)



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José Trepat








La Navidad es un momento para formular buenos deseos, y tal vez para reparar los desajustes emocionales que hemos sufrido a lo largo del año que termina. Y está bien que sea así.

Es un momento para alegrarnos de los éxitos de quienes están en el círculo de nuestros afectos, y de exhibir nuestra solidaridad hacia aquellos que no tienen lo que a otros les sobra. Estaría bien que esto fuese así.

No es momento para reproches ni para saldar cuentas, salvo que sea con nosotros mismos: qué hemos hecho mal y qué podemos hacer mejor. Aunque en verdad, para esta introspección no hace falta la Navidad, cualquier momento es bueno.

La reunión familiar o entre amigos brinda una oportunidad excelente para aplicar aquella frase archiconocida: No preguntes lo que los demás pueden hacer por tí, sino qué puedes hacer tú por los demás. Más espíritu navideño que ese, imposible.

En lo personal, la Navidad me perece una fiesta incompleta, porque es una en la que no todos pueden participar. Los millones de excluídos no lo son en su inmensa mayoría por decisión propia, sino que ni siquiera saben que existe y menos aún están en condiciones de participar en el modo que lo hace el mundo occidental y cristiano.



Los inmensos árboles navideños ricamente ornamentados que se exhiben en programas de televisión y en mansiones de ricos y famosos, parecen competir en lujo y despilfarro de dinero que muy bien podría servir para mitigar el sufrimiento de millones de seres humanos que en la MARAVILLOSA NOCHEBUENA ni siquiera tienen un mendrugo de pan para llevarse a la boca.


Estas líneas no van en contra de una tradición que cada cual vive a su manera. A todos nos gusta dar y recibir regalos, pero sería bueno destinar parte de esos recursos para ayuda de Organizaciones No Gubernamentales que se ocupan de los que nada tienen y tanto necesitan.


Consumismo necesario o coherente y consumismo superfluo o desmedido


Es cierto que poder hacer regalos causa, quizás, más satisfacción que recibirlos y estos dos extremos entran en la esfera del consumismo, que no tiene por qué ser una "mala palabra" pués sin él no habría sociedad que progresara.



Sin "consumismo" no se venderían los productos que entregan las industrias, no se venderían libros, no se viajaría. Se crearía desempleo, y la sociedad se paralizaría.



Además, el consumismo coherente es un premiol al trabajo porque permite el acceso a cosas que de otro modo nunca podríamos tener y que contribuyen a que seamos un poco mas felices. De lo contrario, caeríamos en el aserto del genial Jorge Luis Borges: He cometido el mayor de los pecados, no he sido feliz.



Lo importante sería destinar parte del consumismo suplerfluo para ayuda solidaria -cada uno sabrá como hacerlo; los canales son múltiples. Es triste pensar que hay padres que no pueden regalar nada a sus hijos, o también a la inversa. Padres que tienen los mismo sentimientos que nosotros pero que se ven obligados a vivir la Navidad de otra manera, cruel e injusta.


Una periodista dijo en Internet: Estas navidades serán unas fechas difíciles para muchas familias. Tan sólo en España las cifras de desempleo han llegado ya a los tres millones de personas y con unas perspectivas de aumento en los próximos meses. Sin embargo, los causantes de esta crisis siguen con su ritmo de vida. Esto se puede aplicar a cualquier país; España es sólo un ejemplo.


Y continua diciendo la periodista Ana Muñoz: Y, sobre todo, personas sonrientes y felices. Muy felices por poder comer un buen plato el día de Navidad, tener regalos debajo del árbol o comer un trozo de turrón en familia con un gran fuego de chimenea. Una réplica idílica de un Primer Mundo irresponsable, con una sociedad egoísta que sólo se acuerda de aquellos que no lo pasan tan bien cuando salen en las noticias.



Ante la crisis los gobiernos acuden en ayuda de los bancos y las grandes empresas. Y la gente ?


Esto puede relacionarse con un chiste gráfico en el que un banquero le dice a otro: "Tenemos que conceder créditos rapidamente porque si se descubre que la Navidad puede pasarse sin gastar dinero, estamos perdidos".


El premio Nobel de Literatura José Saramago considera que la época navideña, caracterizada por el consumismo y despilfarro en los países ricos, supone "vivir en una burbuja que nos defiende de lo que pasa afuera, donde hay personas que no tienen ninguna esperanza".



Saramago recuerda que nunca se ha podido vencer el hambre y la miseria. "Pero ahora hay muchos más ricos que hace 50 o 100 años, mientras los pobres se han multiplicado. Hay que tener en cuenta que la distancia entre los que tienen y los que no tienen solo guarda paralelismo con la distancia que existe entre los que saben y los que no saben, y los que no tienen son los que no saben, por lo que son condenados desde que nacen".


Por su parte, otro Premio Nobel, el colombiano Gabriel García Márquez opina: "Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad . Hay tanto estruendo de cornetas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nacio hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde habia nacido, unos mil años antes, el rey David ".



En la noche del 24, los discursos de presidentes y monarcas, con un fondo de arbol navideño lleno de luces y guirnaldas, deberían complementar la expresión de buenos deseos para todos, con anuncios de medidas concretas para ayudar a los necesitados.


Y ya, para poner un colofón a estas líneas, volvamos al tema central de esta festividad: la gastronomía y los regalos.


Entiendo que el regalo que vale no es el que se hace con el bolsillo sino con el corazón.


Para una maestra el mejor regalo sea tal vez una simple hoja de papel en la que un niño haya escrito : gracias por lo que me has enseñado. No le ha costado un céntimo pero su valor no tiene precio.


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3 comentarios:

martagbp dijo...

Para "los unos y los otros" mucha PAZ y para todos un mirar positivo al FUTURO.

Anónimo dijo...

Gracias martagbp. Adhiero a tus deseos.

José Patricio Sabatini dijo...

Te invito a ver mi dibujo navideño en mi blog. Saludos y feliz navidad!