José Trepat
La Caja de Pandora que es Internet se me abre cada día con nuevas sorpresas, y ésta es una de ellas, agradable por cierto, aunque no para dejarme boquiabierto, pues los antecedentes del personaje en cuestión hacían presagiar que esto algún día podría ocurrir.
Lo cierto es que navegando por la sección Imágenes de Google se me apareció de pronto un rostro que me resultaba familiar a pesar de que el paso de los años había modificado en parte la fisonomía que guardaba en la memoria.
Ya no estaba el pelo rubio largo y lacio que era una de sus características físicas más visibles cuando lo conocí en la redacción de la agencia de noticias Reuters a comienzos de la década de 1970. La melena que lucía a los veinte y tantos había dejado paso a un pelo cortado a cepillo con una marcada tonalidad gris.
Las pocas dudas que tenía se disiparon completamente al bajar la vista y ver en la misma página de Internet una fotografía de la carátula de un CD con las palabras LuisCarlino.com, y más abajo el título: Emotional Exile.
La sorpresa mayor fue la relación que había entre el personaje y el tipo de música (pop/rock) pues yo tenía catalogado a Luisito, como le llamábamos en la redacción, como un fanático de la ópera y la música clásica, tema en el que se lo notaba muy versado.
Recuerdo que en la redacción comentaba que había instalado en su apartamento de un piso alto, un valioso piano en el que practicaba horas y horas no sin antes revestir las paredes de gruesos cortinados para “no molestar” a sus vecinos.
En cuanto a la lírica, durante la guerra de las Malvinas, matizaba la espera de noticias para transmitir a Londres leyendo los textos de alguna ópera como otros podían leer una novela de suspenso. Así recuerdo a Luisito Carlino, graduado en Filosofía que nunca hizo alarde de ello y se comportó siempre como un excelente colega.
Al leer parte de una breve biografía que publica en su página Web, me entero de que a los cuatro años comenzó a estudiar guitarra clásica, y un año después, a los cinco, viendo a Elvis Presley en televisión descubrió dos amores que perdudarían a lo largo de su vida: el rock n’ roll y el idioma inglés.
Dice también la nota biográfica que a los 17 años comenzó a escribir sus primeras canciones -en inglés, y que antes, a los 14, formó un grupo musical que basaba su repertorio en temas de los Rolling Stones. Todo esto era desconocido para mí cuando hablábamos de fútbol, política, cine, etc. en la redacción de Buenos Aires.
Luis Carlino fue enviado como corresponsal a Panamá y con ello tuvo la suerte de estar fuera de Argentina durante los años de la sangrienta dictadura militar.
A mediados de los 80 fue designado corresponsal en Madrid y allí, influenciado en parte por Peter Gabriel y Paul Simon, comenzó a escribir los 10 temas que componen el CD Emotional Exile, que pueden escucharse en la misma página, y que por cierto suenan muy bien.
Dice su biografía que tiene tres divorcios y una preciosa hija. Esto último lo supe cuando hablamos Madrid-Barcelona, a mi llegada a España en 2002. Su voz era exactamente la misma de más de 20 años atrás. Y hablando de la voz, debo suponer que es él mismo quién interpreta los 10 temas del CD?
No puedo asegurarlo, me queda la duda. Pero si debo jugarme, digo Sí.
Además de lo interesante del “personaje” de esta nota-recuerdo, hubo un hecho que me relaciona directamente con Luisito Carlino.
Cuando fue enviado a Madrid después de la Guerra de Malvinas, lo hizo en sustitución de otro miembro de Reuter que ya había sido designado para ello. Ese “otro” era yo.
Pocos días antes de la fecha prevista para la partida, el entonces Jefe de Redacción de Reuters en América latina, Hugo Infantino, me convoca a su despacho y me dice directamente (recuerdo sus palabras). Pepe –me llamaba así- tengo que decirte que estamos muy complacidos de que te quedes con nosotros…..etc.”, y que a Madrid debían enviar a Luis Carlino.
Después del shock inicial escuché y entendí las razones internas de la Agencia que habían motivado ese cambio. Como “compensación” me ascendieron a Sub Jefe de Redacción, y la vida siguió su curso.
Vuelvo al comienzo. Gratamente sorprendido de “redescubrir” esta faceta de mi apreciado ex colega, a quién le deseo suerte y éxito, para lo cual tiene sobrados merecimientos.
Lo cierto es que navegando por la sección Imágenes de Google se me apareció de pronto un rostro que me resultaba familiar a pesar de que el paso de los años había modificado en parte la fisonomía que guardaba en la memoria.
Ya no estaba el pelo rubio largo y lacio que era una de sus características físicas más visibles cuando lo conocí en la redacción de la agencia de noticias Reuters a comienzos de la década de 1970. La melena que lucía a los veinte y tantos había dejado paso a un pelo cortado a cepillo con una marcada tonalidad gris.
Las pocas dudas que tenía se disiparon completamente al bajar la vista y ver en la misma página de Internet una fotografía de la carátula de un CD con las palabras LuisCarlino.com, y más abajo el título: Emotional Exile.
La sorpresa mayor fue la relación que había entre el personaje y el tipo de música (pop/rock) pues yo tenía catalogado a Luisito, como le llamábamos en la redacción, como un fanático de la ópera y la música clásica, tema en el que se lo notaba muy versado.
Recuerdo que en la redacción comentaba que había instalado en su apartamento de un piso alto, un valioso piano en el que practicaba horas y horas no sin antes revestir las paredes de gruesos cortinados para “no molestar” a sus vecinos.
En cuanto a la lírica, durante la guerra de las Malvinas, matizaba la espera de noticias para transmitir a Londres leyendo los textos de alguna ópera como otros podían leer una novela de suspenso. Así recuerdo a Luisito Carlino, graduado en Filosofía que nunca hizo alarde de ello y se comportó siempre como un excelente colega.
Al leer parte de una breve biografía que publica en su página Web, me entero de que a los cuatro años comenzó a estudiar guitarra clásica, y un año después, a los cinco, viendo a Elvis Presley en televisión descubrió dos amores que perdudarían a lo largo de su vida: el rock n’ roll y el idioma inglés.
Dice también la nota biográfica que a los 17 años comenzó a escribir sus primeras canciones -en inglés, y que antes, a los 14, formó un grupo musical que basaba su repertorio en temas de los Rolling Stones. Todo esto era desconocido para mí cuando hablábamos de fútbol, política, cine, etc. en la redacción de Buenos Aires.
Luis Carlino fue enviado como corresponsal a Panamá y con ello tuvo la suerte de estar fuera de Argentina durante los años de la sangrienta dictadura militar.
A mediados de los 80 fue designado corresponsal en Madrid y allí, influenciado en parte por Peter Gabriel y Paul Simon, comenzó a escribir los 10 temas que componen el CD Emotional Exile, que pueden escucharse en la misma página, y que por cierto suenan muy bien.
Dice su biografía que tiene tres divorcios y una preciosa hija. Esto último lo supe cuando hablamos Madrid-Barcelona, a mi llegada a España en 2002. Su voz era exactamente la misma de más de 20 años atrás. Y hablando de la voz, debo suponer que es él mismo quién interpreta los 10 temas del CD?
No puedo asegurarlo, me queda la duda. Pero si debo jugarme, digo Sí.
Además de lo interesante del “personaje” de esta nota-recuerdo, hubo un hecho que me relaciona directamente con Luisito Carlino.
Cuando fue enviado a Madrid después de la Guerra de Malvinas, lo hizo en sustitución de otro miembro de Reuter que ya había sido designado para ello. Ese “otro” era yo.
Pocos días antes de la fecha prevista para la partida, el entonces Jefe de Redacción de Reuters en América latina, Hugo Infantino, me convoca a su despacho y me dice directamente (recuerdo sus palabras). Pepe –me llamaba así- tengo que decirte que estamos muy complacidos de que te quedes con nosotros…..etc.”, y que a Madrid debían enviar a Luis Carlino.
Después del shock inicial escuché y entendí las razones internas de la Agencia que habían motivado ese cambio. Como “compensación” me ascendieron a Sub Jefe de Redacción, y la vida siguió su curso.
Vuelvo al comienzo. Gratamente sorprendido de “redescubrir” esta faceta de mi apreciado ex colega, a quién le deseo suerte y éxito, para lo cual tiene sobrados merecimientos.
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