Sobreexcitación

"Ganamos", "Perdemos"

"Juntémonos y vayan". La ley del menor esfuerzo.

Se nota un desmedido triunfalismo anticipado entre la mayoría de los españoles que consideran un mero trámite el partido con Holanda, para alcanzar la codiciada copa de la FIFA que consagraría a su selección como campeona mundial de fútbol.

Cuidado, el partido hay que jugarlo y ya sabemos como es el fútbol. Una derrota frente a los "naranjas" (está dentro de las posibilidades) puede ser un golpe muy duro por aquel axioma de que "como más alto estés más ruido harás al caer".

Si bien es comprensible la euforia que embarga a los españoles al ver a su selección de fútbol en una final por primera vez en la historia, no estaría demás un poco de mesura por parte de los medios de comunicación que en los últimos días están exacerbando en demasía a la gente, como si en esto nos fuera la vida.

Los bocazas ya no pueden contenerse y muchos han caído en esa lamentable expresión de "somos los mejores" cuando lo que debe hacerse es esperar a que el rival diga "son los mejores".

La expresión "somos los mejores del mundo" la escuché muchas veces a lo largo de mi vida, sobre todo por parte de especímenes que nada han hecho para merecerla, sino que se escudan en los éxitos de un deportista o un grupo de ellos. También es cierto y aceptable que la expresión puede tomarse como un dicho popular sin otra pretensión que la de agruparse bajo un símbolo nacional.

Pero haciendo a un lado esos excesos con hedor nacionalista, España merece un éxito de esta envergadura por tener la mejor liga de fútbol del mundo (junto con la inglesa) y por haber cosechado tantos triunfos deportivos en los últimos años. Tenis, baloncesto, motociclismo, automovilismo, ciclismo, fútbol de salón, balonmano, fútbol profesional y alguno más, tienen apellidos españoles en los primeros puestos, y esa euforia está justificada.

Aún así no estaría demás vacunarse contra la soberbia, eso que tanto criticamos siempre desde aquí. También sería apropiado que quienes están contra España -especificamente en fútbol- mostraran un poco de humildad y sepan reconocer la legitimidad de su triunfo ante Holanda si éste se logra de manera convincente.

Ahora solo queda que "la roja" ratifique en la cancha el pronóstico del pulpo Paul. Si se ha equivocado, que vaya poniendo los tentáculos en remojo.

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