(Cliqueando en las fotos algunas se verán ampliadas)
Distinguidos viajeros hicieron en la ciudad costera de Mataró, la última escala de un periplo europeo antes de regresar a su punto de partida, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (que rimbombante). El itinerario de los visitantes los puso en contacto con lo que podría calificarse como una apretada síntesis de la cultura europea.Así, en Roma, se vieron frente al Coliseo y al Arco de Constantino, caminaron por la Piazza del Poppolo y Piazza Spagna, disfrutaron de la magnificencia artística y arquitectónica de la Basílica de San Pedro, dónde pudieron admirar La Piedad y la Capilla Sixtina, obras de Miguel Angel. En el Vaticano, quizás les haya parecido contradictorio ver tanta riqueza acumulada, en un mundo en el que cientos de niños mueren de hambre todos los días.
Mucho más habrán visto en la Ciudad Eterna, antes de continuar su gira por Venecia, su Piazza San Marcos y sus góndolas, y Florencia, la ciudad de Dante Alighieri, el David de Miguel Angel y la Gallería degli uffizi, el Arno y el Ponte Vecchio. No había tiempo para detenerse; Nápoles y Capri los esperaban.
Una vez atesoradas las maravillas de Italia en sus cámaras y filmadoras y... también en su memoria, los viajeros partieron rumbo a París, con la Torre Eiffel, Chmps Elysee, Notre Dame, el Sena, el Louvre y todo lo que el poco tiempo les permitía.
La siguiente escala constaba de breves visitas a dos sitios emblemáticos de España, Santiago de Compostela, la meta de los peregrinos que hacen el Camino de Santiago, y en el otro extremo del país, el incomparable arte morisco de la Alhambra. Todo "a vuelo de pájaro"; es mucho lo que hay que ver y poco el tiempo.
Exhaustos, los viajeros recalaron finalmente en Mataró con la intención de dedicar algunos días al descanso en las playas del Mediterráneo. Sus anfitriones también pensaron que era lo mejor para ellos, pero no obstante decidieron dedicar un día para que conocieran algún sitio en el que no habían estado anteriormente.
Había que ir y volver en el día, a no más de 100 kilómetros.
De modo que, con una punta del compás clavado en Mataró trazaron un círculo para ver cual podía ser el destino no más allá de 100 kilómetros.
Podían ir al Monasterio de Poblet....
a Ampuria de Mar, una especie de Venecia en pequeño...
a alguna de las ferias dominicales que suelen realizarse en los pueblos...
para comprar embutidos o comer carne asada, cosa de no extrañar tanto el "colesterolizado" (pero muy rico) asado argentino.
Otra opción, la que finalmente se aprobó, era la de visitar el Valle de Nuria, a 105 kilómetros de Mataró y 2.000 metros de altura, en la provincia de Girona.
Se llega por carretera hasta la población de Ribes y de allí, 13 kilómetros montaña arriba en tren de cremallera. Al llegar a destino, una telecabina lleva a los visitantes hasta lo más alto de la montaña.
Se toman fotos panorámicas y se baja nuevamente hasta el valle propiamente dicho.
Allí, sólo resta caminar, tomar sol y almorzar en el restaurant
Relax y contemplación de la naturaleza
Esperamos que el paseo les haya gustado a los visitantes. Esta nota está dedicada a ellos
2 comentarios:
hola, me encanto, tu resumen es muy preciso, gracias por compartirlo
Lástima que hayamos tenido poco tiempo. saludos a todos.
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