17 de mayo de 2013

La soledad de los pirómanos (Javier Tomeo)

Género:   Novela, costumbrista
Año:         2001
Páginas:  183

Bueno

Otro "librito" de los tantos que ha escrito Javier Tomeo. Los tres que leí de este autor tienen un denominador común: están relatados en primera persona y en todos, el protagonista "dialoga" con animales. Les habla y "escucha" sus respuestas, todo en un marco de humorística candidez que en muchos pasajes provoca la sonrisa del lector.

Otra sensación recurrente que el autor parece querer transmitir es la soledad que rodea la vida de sus personajes. Desconozco el resto de su obra (bastante extensa, por cierto), pero esa es la impresión que me han dejado El canto de las tortugas, La patria de las hormigas y La soledad de los pirómanos, ninguno de los cuales supera las 200 páginas.

Este último es la crónica de un día en la vida de dos hombres maduros, Rafael y Ramón. Los une la amistad, pero aquí también la soledad es lo que prevalece a pesar de vivir en una ciudad cosmopolita que el autor no identifica pero sin duda se trata de Barcelona. Al comenzar a leer La soledad de los pirómanos, y conocer a sus personajes, me vino a la mente la pareja formada por Jack Lemmon y Walter Matthau, en una película donde interpretan a dos amigos ya en edad avanzada y cuyo título no recuerdo (no es Una extraña pareja, sino otra posterior).

De todas maneras, son "libritos" (por sus pocas páginas) que se leen muy rápidamente  porque interesan y no cansan. Seguramente otras novelas (¿está bien llamarlas así?) de Javier Tomeo desfilarán por este blog. Este tipo de lecturas de tanto en tanto sienta bien.
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Sinopsis
La acción de esta novela transcurre un sábado de noviembre, el mismo día en que se producen una serie de misteriosos incendios en distintos puntos de la ciudad. Rafael, un hombre maduro y solitario, empleado de banca, tiene la costumbre de "dialogar" con su gata Julieta y apuntar en una libreta las curiosidades que dicen los distintos canales de televisión. Todos los sábados se levanta temprano y sale a correr por las calles de la ciudad con Ramón, otro soltero maduro y torpón, que lleva una vida tan solitaria y monótona como la de su amigo. Los dos pretenden recuperar la forma física y el vigor definitivamente perdidos. Esa sábado fatal, sin embargo, una fuerza invisible acecha a los dos solitarios y trata de devolverles a sus respectivas e irremediables soledades. Los incendios, mientras tanto, continúan sucediéndose ante la mirada hipnótica de una niña pelirroja.
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Primeros párrafos
Sábado, catorce de noviembre. Mi calendario dice que el sol saldrá hoy a las siete en punto de la mañana y se pondrá a las dieciséis cincuenta y ocho. Dice también que la Iglesia celebra la festividad de San Serapión, abogado contra los cólicos, y que hace tres días hubo una luna llena en Aries. 
   Ahora son precisamente las siete. Ni un minuto más ni un minuto menos. Eso significa que, según el calendario, en este preciso instante el sol estará saliendo por detrás del mar.
   Julieta, que se ha pasado la noche durmiendo sobre la butaca azul del televisor, corre a mi habitación, se planta de un salto encima de la cama y me pasa el rabo por la mejilla. Es su forma de despertarme. Pocas mujeres lo harían con tanta dulzura.
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El autor
Javier Tomeo nació en Quincena, Huesca, en 1932. En la década de los ochenta se transformó en uno de los mejores y más personales narradores españoles contemporáneos. Muchos de sus textos escritos se han adaptado al teatro y se han representado en España, Francia, Alemana, Suecia, Dinamarca, Suiza, Italia y Potugal.





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