2 de enero de 2014

Cordura

Un magnate indonesio, Erick Thohir, de quién no sé como alcanzó el “título” de magnate, ha traído aparentemente un poco de cordura al desquiciado mundo del fútbol, poniendo un tope a los sueldos de jugadores del club Inter, del que es amo y señor. Al mismo tiempo, el fútbol francés, con el aval del presidente François Hollande, aplicará impuestos “desorbitantes” del 75 por ciento a los obscenos sueldos que perciben los jugadores de élite.

Si estas dos decisiones se extienden a otros países como España, Inglaterra o Alemania, un viento de cambio podría barrer con los escandalosos salarios que perciben los Messi, Ronaldo, Neymar, Ibrahimovic, Eto y compañía. Entrenadores como Josep Guardiola y José Mourinho, no les van en zaga.

¿Será esto sólo un espejismo, o el sentido común está llegando a un mundo que observa impávido estos casos de extrema desigualdad e injusticia social en el que además de los millones de desocupados hay quienes literalmente se mueren de hambre mientras estos privilegiados se preocupan por alimentar su ego pidiendo cada vez más, más, más.

Está claro que el fútbol profesional más que deporte es un gran negocio para empresarios, publicistas, representantes y también, ¿por qué no? para los medios de comunicación como la televisión y la prensa escrita. Es verdad que todo esto genera muchas fuentes de trabajo, pero también despide un tufillo que cada vez apesta más.

Dicen que la vida del futbolista es corta, pero con sueldos de alrededor de un millón de euros MENSUALES, pueden retirarse tranquilamente a los 30 años y vivir de sus inversiones; si éstas son desacertadas y los llevan a la ruina, es harina de otro costal. Obviamente, este comentario es sobre estas megaestrellas. La inmensa mayoría de los jugadores de fútbol no ganan estas fortunas.
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