17 de marzo de 2014

Domingo con las Fallas de Valencia

Rita Barberá, alcaldesa
de Valencia 

(Fotos de Beatriz y J.)

Otro madrugón dominguero que iba a tener como destino la ciudad de Valencia y su fiesta tradicional: las famosas Fallas, declaradas de Interés Turístico Internacional. Toda la vida escuchamos hablar de Las Fallas, pero ¿qué son exactamente? En esta nueva excursión de un día, teníamos que resolver esta inquietud, así que a buscar en los archivos, libros y cualquier texto que nos pudiera servir.

Esta antigua tradición se celebra para el gran público entre el 15 y 19 de marzo, ya que la planificación, preparación y armado de los enormes ninots (muñecos) de cartón piedra y poliuretano o similares, comienza mucho antes; un esfuerzo de ingenio y construcción con muerte anunciada: ser consumidos por las llamas, exceptuando el conjunto que resulte ganador, que es "perdonado".


Todos los años invaden Valencia oleadas de turistas que provocan cortes de tránsito, alegría de los dueños de restaurantes y desazón entre los residentes habituales que ven como su ciudad queda cubierta de miles de latas y botellas vacías, cajas de cartón que en su momento contuvieron pizzas, colillas de cigarrillos y cucuruchos de papel en los que se venden los churros y buñuelos, otra tradición en sí misma; los puestos de venta se ven en cada esquina.

Este domingo no fue la excepción. Un día climatologicamente perfecto, con 20 grados centígrados y un cielo sin nubes, convocó a miles de turistas deseosos de ver personalmente los conjuntos de muñecos satíricos con inscripciones en valenciano (una especie de catalán antiguo) que no ahorraban críticas al gobierno, a políticos y a miembros de la familia real; el rey, la Infanta Cristina y su marido Iñaki Urdangarín, fueron los elegidos para las pullas.


De un total de aproximadamente 400 conjuntos falleros diseminados por toda la ciudad, alrededor de dos decenas (los más grandes y de mayor presupuesto) estaban concentrados en las proximidades del Ayuntamiento, desde cuyos balcones las autoridades y algunos invitados pueden presenciar uno de los momentos centrales de la fiesta, la Mascletá, nombre que proviene de un tipo de petardo, el masclet.
Se trata de una serie de explosiones de productos pirotécnicos que dura unos ocho minutos; un espectáculo no para ver sino para oir aunque uno no quiera, porque alcanza los 120 decibelios, sobre todo el terremoto final, una sucesión muy veloz de estallidos.

Este festival sonoro tiene lugar durante cinco días para "alegría" de los residentes habituales, y termina con la quema de las fallas, celebración en homenaje a San José, el patrono de los carpinteros.


En valenciano medieval, la palabra falla (del latín fac[u]la, diminutivo de fax, antorcha) daba nombre a las antorchas que se colocaban en lo alto de las torres de vigilancia. Los textos citan que las tropas del rey Jaime llevaban fallas (antorchas) para iluminarse, tanto para el camino como a la entrada de las tiendas de campaña. También se utilizaban las antorchas para alumbrar una fiesta. Más adelante se hace referencia a este término para referirse a las hogueras y luminarias que se encendían en vísperas de fiestas extraordinarias y patronales, a mediados del siglo XVIII. (Menos mal que Wikipedia nos ayuda también para ilustrarnos)


La víspera de San José se encendían hogueras para anunciar su festividad, recibiendo esa práctica ritual el nombre de falla. La versión popular del origen de las fallas fueron iniciadas por el gremio de carpinteros que quemaban en la víspera del día de su patrono, en una hoguera purificadora, las virutas y trastos viejos sobrantes, haciendo limpieza de los talleres antes de entrar la primavera. Además, quemaban sus "parots" (estructuras de las que colgaban los candiles que les daban luz) puesto que con el fin del invierno y la llegada de la primavera, y al hacerse los días más largos, ya no eran necesarios. Según esta teoría, la inventiva popular le dio forma humana a estos parots.



La fiesta se completa con desfiles de hombres, mujeres y niños de pocos meses ataviados a la usanza tradicional, seguidos de la consabida banda musical.

En tiempos remotos, os vecinos ridiculizaban con formas humorísticas y leyendas satíricas a las autoridades del barrio que no desempeñaban bien sus funciones, quedando así en evidencia. Así comenzó esta tradición que se mantiene a pesar de los problemas de presupuesto, y así continuará en el futuro, salvo alguna hecatombe de magnitud.

Un concurso de paellas en plena calle
Los valencianos tienen su manera de divertirse, frente a los españoles de otras regiones que se aferran a las propias.

Un país para no aburrirse.


Un acto de cobardía

El firmante de esta nota desembolsó siete euros para dar tres vueltas en una noria gigante CON LOS OJOS CERRADOS. 

Después de haber estado en el piso 102 del Empire State Building de Nueva York, en el punto más alto de la Torre Eiffel, y en otras dos norias gigantes, la de Viena y la impresionantemente alta de Londres, a las orillas del Támesis, el firmante sufrió de pronto un ataque de vértigo, claustrofobia, y de la cobardía más abyecta, al verse encerrado en la cabina de la noria de Valencia y mirar hacia arriba, donde lejos, muy lejos...y muy pequeñas se veían las cabinas. La rueda había iniciado ya su marcha y no podía bajarse, así que tratando de poner la mente en blanco, cerró miserablemente los ojos y durante las tres vueltas mínimas, no los abrió hasta que la cabina se detuvo en el punto de partida. Su compañera, estoicamente, tomó algunas imágenes que ahora, al verlas, no hacen más que acentuar la humillación del firmante. ¡Vergonzoso!


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4 comentarios:

Noemi dijo...

Muy lindo paseo, y hermosas fotos.

martagbp dijo...

Qué hermosura, vértigo aparte!!! Besos!!!

Anónimo dijo...

El valenciano un catalán antiguo?? Informate bien, antes de hacer ciertas afirmaciones...

Además, todas las fallas se queman, lo unico que se salvan de las llamas son ciertos muñecos llamados "ninots indultats", y mascletás hay una diaria desde el 1 de marzo hasta el 19...

jose trepat dijo...

Muchas gracias Anónimo (¿?) por las aclaraciones que siempre son bienvenidas pues nadie es dueño de la verdad. Y si hay que rectificar, se rectifica sin ningún problema.
Si lo que he leído no es correcto está bien que alguien más ilustrado nos corrija, aunque sea de manera anónima. Gracias nuevamente y saludos.