2 de enero de 2016

2015 = 97

El 2015 fue un año de lectura, tal como lo atestigua ese 97 tan cerca de “la barrera sicológica de 100”  como suelen decir los comentaristas bursátiles. El reto es, entonces, terminar el 2016 con ese centenar que, en definitiva, tampoco significa mucho si nos atenemos a cantidad-calidad. Porque en realidad no abundaron los escritores “importantes” ya que las lecturas quedaron acotadas a una elección totalmente personal basada en la disponibilidad, las preferencias o gustos del momento y los estados de ánimo cambiantes y efímeros.

Tampoco me interesa "lucirme" por haber leído a determinado autor en boga en los círculos literarios. 

Si como saldo positivo  pudiera decir que asimilé un 20 por ciento de lo leído ya estaría conforme, porque a esta edad poco se recuerda y mucho se olvida.

Pero es de justicia destacar entre esos 97, los diez libros que al llegar a la última página, permiten que este lector puede felicitarse por la elección con un rotundo “¡qué bueno!”

Son:
Butcher’s Crossing  (John Williams)
El desprecio (Alberto Moravia)
El conformista (Alberto Moravia)
Treblinka (Rajchman, Chil)
Los asesinos del Emperador y Circo Máximo  (Santiago Postiguillo)
Bartleby, el escribiente (Herman Melvilla)  relato corto
Un millón de gotas (Víctor del Árbol)
Reportero (David Remnick)
Canadá (Richard Ford)
Las intermitencias de la muerte (José Saramago)

Si en 2016 me tocan otros diez para destacar, el “esfuerzo” habrá valido la pena.
Son muy importantes las sugerencias que pueda recoger aquí y allá. 
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