Es la esencia del deporte: ganar y perder, pero sobre todo saber hacer lo uno y lo otro.
Ahora es el momento del muy joven Juan Martín del Potro, que alcanzó una de las cimas en el deporte que practica, el tenis, luego de superar nada menos que al gran Roger Federer y a un fisicamente disminuido Rafael Nadal, sin que esto último reste mérito a la hazaña del larguirucho argentino de 21 años.
Nadal no tuvo reparos en reconocer los méritos de su rival en la cancha y amigo en la vida real. "Lo que hizo fue genial. Yo no puedo poner como excusa a mi físico. Hoy por hoy, él es mejor”. También Federer admitió la justicia en la victoria de Del Potro en la final del Abierto de los Estados Unidos. “A Juan Martín lo tengo que felicitar por un torneo increíble”, dijo el suizo.
En estos dos últimos adversarios tiene Del Potro la imagen para seguir creciendo y alcanzar la meta soñada por todo tenista: convertirse en el Número Uno.
En este espacio que recientemente ocuparon Nadal y Federer ha irrumpido ahora Juan Martín del Potro con toda la fuerza de su juventud y un futuro promisorio en base a voluntad, constancia, esfuerzo y humildad, cualidades estas que marcan la diferencia entre los verdaderamente grandes y los del montón, que pierden su personalidad cuando se rinden fácilmente ante los elogios sus aduladores.
Federer sabe con seguridad que es el mejor, pero nunca lo dijo públicamente. Nadal siempre dijo que él no era el mejor y ahora Del Potro tiene la ocasión única de ir consolidándose entre los grandes, no escuchando a quienes se le acercan y le susurran esas dulces palabras: “sos el mejor pibe”. Frente a estas palabras fáciles se verá como funciona el entorno del argentino.
El éxito de Del Potro llega para Argentina en un momento carente de las grandes figuras que han jalonado su frondoso historial deportivo. Es un triunfo de la individualidad frente al hasta ahora poco brillante desempeño de su selección de fútbol, dónde el trabajo de equipo, esto es, aunar individualidades y conducirlas hacia un objetivo común, está en manos de alguien que es individualista por antonomasia. Claro, nos referimos a Diego Armando Maradona, cuyo egocentrismo no beneficia precisamente al grupo que pretende dirigir.
Esperemos que al joven Juan Martín del Potro nunca se le ocurra decir: “soy el mejor”, sino demostrarlo como lo ha estado haciendo, esta vez en el abierto estadounidense.
Esta mañana, al abrir Internet, me entero de su gran victoria sobre Roger Federer y se me ocurrió escribir estos párrafos antes de leer las crónicas y comentarios, porque de haberlo hecho, quizás esta nota se hubiera visto influenciada, y en verdad, sólo pretende ser un saludo de bienvenida a Del Potro en el codiciado círculos de los GRANDES en el deporte que practica.
No ha llegado todavía al nivel de sus dos últimos derrotados, pero tiene las condiciones para hacerlo y lo ha demostrado en sendos enfrentamientos directos. Es muy joven y se ve buena persona.
El futuro está exclusivamente en su raqueta y en su mente.
JTAhora es el momento del muy joven Juan Martín del Potro, que alcanzó una de las cimas en el deporte que practica, el tenis, luego de superar nada menos que al gran Roger Federer y a un fisicamente disminuido Rafael Nadal, sin que esto último reste mérito a la hazaña del larguirucho argentino de 21 años.
Nadal no tuvo reparos en reconocer los méritos de su rival en la cancha y amigo en la vida real. "Lo que hizo fue genial. Yo no puedo poner como excusa a mi físico. Hoy por hoy, él es mejor”. También Federer admitió la justicia en la victoria de Del Potro en la final del Abierto de los Estados Unidos. “A Juan Martín lo tengo que felicitar por un torneo increíble”, dijo el suizo.
En estos dos últimos adversarios tiene Del Potro la imagen para seguir creciendo y alcanzar la meta soñada por todo tenista: convertirse en el Número Uno.
En este espacio que recientemente ocuparon Nadal y Federer ha irrumpido ahora Juan Martín del Potro con toda la fuerza de su juventud y un futuro promisorio en base a voluntad, constancia, esfuerzo y humildad, cualidades estas que marcan la diferencia entre los verdaderamente grandes y los del montón, que pierden su personalidad cuando se rinden fácilmente ante los elogios sus aduladores.
Federer sabe con seguridad que es el mejor, pero nunca lo dijo públicamente. Nadal siempre dijo que él no era el mejor y ahora Del Potro tiene la ocasión única de ir consolidándose entre los grandes, no escuchando a quienes se le acercan y le susurran esas dulces palabras: “sos el mejor pibe”. Frente a estas palabras fáciles se verá como funciona el entorno del argentino.
El éxito de Del Potro llega para Argentina en un momento carente de las grandes figuras que han jalonado su frondoso historial deportivo. Es un triunfo de la individualidad frente al hasta ahora poco brillante desempeño de su selección de fútbol, dónde el trabajo de equipo, esto es, aunar individualidades y conducirlas hacia un objetivo común, está en manos de alguien que es individualista por antonomasia. Claro, nos referimos a Diego Armando Maradona, cuyo egocentrismo no beneficia precisamente al grupo que pretende dirigir.
Esperemos que al joven Juan Martín del Potro nunca se le ocurra decir: “soy el mejor”, sino demostrarlo como lo ha estado haciendo, esta vez en el abierto estadounidense.
Esta mañana, al abrir Internet, me entero de su gran victoria sobre Roger Federer y se me ocurrió escribir estos párrafos antes de leer las crónicas y comentarios, porque de haberlo hecho, quizás esta nota se hubiera visto influenciada, y en verdad, sólo pretende ser un saludo de bienvenida a Del Potro en el codiciado círculos de los GRANDES en el deporte que practica.
No ha llegado todavía al nivel de sus dos últimos derrotados, pero tiene las condiciones para hacerlo y lo ha demostrado en sendos enfrentamientos directos. Es muy joven y se ve buena persona.
El futuro está exclusivamente en su raqueta y en su mente.
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2 comentarios:
Que futuro tiene DelPo!!! ojala no se la crea y siga por este camino!!!!
Así es, está visto que puede con todos. Que no se crea el Maradona del tenis, por su bien.
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