16 de noviembre de 2010

Ay, estos catalanes..!



El catalán, como idioma, puede generar simpatía o indiferencia cercana al rechazo, entre los extranjeros que lo aprenden y adoptan como una herramienta para desenvolverse mejor en esta región del mundo a la que las circunstancias de la vida los ha llevado.

Vamos a contar el caso de una joven argentina de 30 años que hace ocho llegó a Cataluña con la intención de radicarse y trabajar en el Magisterio. Cómo es fácil suponer, no sabía ni una palabra de catalán en sus versiones escrita y oral.

Con enorme tesón, voluntad y esfuerzo comenzó a estudiarlo desde cero al tiempo que cumplía un horario normal de trabajo.

Sacrificando horas de descanso, esparcimiento u otras actividades que le permitiera su tarea laboral, la joven fue avanzando año tras año en sus estudios hasta completar el llamado nivel C, qué es el que se exige a quien quiera desempeñarse en la función pública.

Una vez obtenido el certificado del nivel C, la joven ya estaría en condiciones de aspirar a ocupar un puesto en el Magisterio pues lo escribe y habla perfectamente a nivel de cargos públicos, a diferencia de muchos catalanes que NO SABEN ESCRIBIRLO, y lo hablan según la región a la que pertenezcan.

Es sabido que el idioma catalán no se habla exactamente igual en toda Cataluña pues existen bloques dialectales. Así, en Barcelona no se pronuncia igual que en Lleida, Mallorca o Valencia (dónde el catalán se llama Valenciano). Además, cualquiera de los bloques puede dividirse en dialectos con pronunciaciones particulares.

Hete aquí que a la joven de marras se le dice ahora que debe realizar cursos de foniatría, como si hubiera una manera única y uniforme de hablar el catalán. Se puede decir acaso que el Presidente de la Generalitat, José Montilla, habla un catalán fonéticamente perfecto?.

Es obvio; Montilla no nació en Cataluña al igual que la joven.

Quien esto escribe es catalán, pero pregunta: ¿no se están pasando un poco de la raya al exigir esta cuasi perfección? ¿Es justo exigir una pronunciación perfecta a quienes no tienen el catalán como lengua materna?

Esta bien que se exija un nivel de capacitación acorde con la función que se aspire a desempeñar, pero dentro de límites razonables. La perfección no existe.

No obstante, la joven está buscando alguien que le de clases de foniatría, a ver si de una vez por todas logra satisfacer a estos puristas que si bien cumplen con su obligación, podrían hacerlo dentro de un margen de tolerancia que sirva de aliento a los extranjeros que quieran leer a Josep Plá en su idioma, o recitar en catalán los versos de las canciones de Joan Manuel Serrat.

Los catalanes tenemos muchas cosas para enorgullecernos, como el pa i tomaquet; tratemos de agregar a la lista la flexibilidad lingüistica razonable.
*

1 comentario:

Ana dijo...

Me suena esta joven...
Y hasta aquí llego, que mi fonética me está esperando!