11 de enero de 2013

Sin novedad en el frente (Erich Maria Remarque)

Género:    Novela, drama bélico
Año:        1929
Páginas:   256
Título original:  Im Westen Nichts Neues
Traducción:     Manuel Serrat

Muy bueno

Un alegato demoledor contra la guerra. De una manera simple, directa y con toda la crudeza que el tema requiere, Erich Maria Remarque, logra que el lector sienta verdadera repulsión contra las guerras y sus responsables. Un joven soldado relata en primera persona la actividad diaria de un grupo de combatientes en las trincheras de la Primera Guerra Mundial; no se especifican puntos geográficos exactos sobre dónde transcurre la acción, tampoco se menciona a personajes históricos ni se ahonda en las causas del conflicto. Es como si el autor quisiera transmitir tan sólo -y ya es mucho- todas las atrocidades que es dable imaginar: cuerpos reventados, miembros cortados, intestinos esparcidos por doquier, insensibilidad de médicos que, agobiados por tantos heridos que atender, amputan brazos y piernas sin miramiento. Ellos no son los culpables y menos los soldados, pero alguien debe cargar con la responsabilidad de semejante carnicería humana. Es claro que todos pensamos en los políticos que sentados en sus escritorios, hacen y deshacen. El sufrimiento humano es descrito aquí sin anestesia, pero también sobrecoge la agonía de caballos reventados por las bombas. Como mensaje anti belicista, ésta es una gran novela.
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Sinopsis
Sin rodeos estilísticos, del modo más directo y verídico, el autor quiere dar a conocer el testimonio recogido en las trincheras de la Primera Guerra Mundial; explicar toda la miseria y el horror que acompañaron constantemente al combatiente y precedieron la agonía de los que quedaron sepultados bajo tierra. Sólo en Alemania, al final de la contienda, la cifra de muertos llegó a más de ocho millones. Imperiosa se hace en él la necesidad de escribir el libro proyectado, ahora que crece en su ánimo una espantosa aversión ante las manifestaciones de desaforado nacionalismo y los desfiles, pre militares que de nuevo se imponen al pueblo alemán. Frente a esta tempestuosa amenaza no quiere esperar más para proclamar, a través del simple dietario de un combatiente —él u otro cualquiera—, cómo la guerra de 1914-1918 no había tenido otro fin que el de degradar al hombre y ahogar con lágrimas y sangre los más preciosos ideales de cultura y civilización.
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El autor
En Osnabruck, estado de la Baja Sajonia, Alemania, nació el 22 de junio de 1898 Erich María Remarque. Sus padres, de ascendencia francesa, fueron Peter Maria y Annie Remarque. El futuro escritor cursó sus estudios, primero, en el Instituto y en el Seminario de su ciudad natal, y, luego, en la Universidad de Munster. Contrajo matrimonio con Ilse Jutta Zambona, de la que se divorció años después. El 25 de febrero de 1958, se casaba con la actriz cinematográfica Paulette Goddard. Mucho antes de esto, empero, Remarque había adquirido ya celebridad como escritor. Obligado a abandonar sus estudios cuando sólo contaba dieciocho años de edad y hacía dos que había empezado la Primera Guerra Mundial, fue incorporado al ejército y enviado al frente de batalla, donde luchó hasta el término de la contienda. En 1918, al ser desmovilizado, tenía veinte años y era uno de los tantos jóvenes de la generación que, como él mismo escribió, «había sido destruida por la guerra, no obstante haber escapado de la metralla». Aunque cabe añadir que él resultó herido gravemente en un combate y devuelto al frente una vez curado. Ya en la vida civil intentó inútilmente abrirse camino como organista en la capilla de un asilo, luego como profesor de música, maestro de primera enseñanza, empleado de comercio y más tarde buscó mejor fortuna al trasladarse a la Costa Azul francesa. De nuevo en Alemania, se dedica a la publicidad, a la crítica teatral y a escribir artículos para algunos periódicos, hasta acabar como cronista de la revista Sport im Bild.
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