8 de julio de 2010

Soñar no cuesta nada

¿Qué no daríamos los españoles para que este pequeño gran jugador (el mejor del mundo) integrase la selección dirigida por el correcto y educado Vicente del Bosque?

Quienes gustamos del fútbol sin distinción de banderías, tenemos que lamentar que Lionel Messi, precisamente por ser el mejor, no haya podido completar los siete partidos de éste, que podía haber sido "SU" Mundial. No importa, en 2014 tendrá otra oportunidad, con 26 años, la misma edad que Maradona en México 86.

Algo tendrá que inventarse "El Diego" para que eso no ocurra. En Sudáfica le bastó con OBLIGARLO a bajar al medio campo para hacerse de alguna pelota e intentar "la heroica"


Viendo ayer a Xavi e Iniesta (sus compañeros en el Barcelona) ofreciendo una clase magistral de fútbol, es imposible no pensar que hubiese pasado si adelante de ambos hubiesen tenido a esta formidable "pulga" jugando para su equipo. Pero no soñemos; Messi es argentino y esa asociación no podrá darse nunca a nivel de selecciones.

Siempre leo los comentarios de los periodistas después de un partido, cualquiera haya sido el resultado. De entre todo el material escrito, transcribo el del enviado de Clarín, de Buenos Aires, que sustenta lo expresado en los párrafos precedentes.


La sociedad que Messi extrañó en Sudáfrica
Xavi e Iniesta, creadores de España y el Barcelona, demostraron ante Alemania que conforman la mejor dupla generadora de fútbol del mundo. Y dejaron en claro que son buena parte del éxito de la Pulga.

07/07/2010 - 18:23 / DURBAN, ENVIADO ESPECIAL / Sergio Danishewsky - sdanishewsky@clarin.com

En algún lugar, lejos de las presiones y de los dedos acusadores, Lionel Messi habrá disfrutado de esta victoria española. Que tuvo varios puntos altos, pero que encontró en el dúo Xavi-Iniesta una sociedad que Leo conoce de memoria. Y que habrá extrañado en su paso por Sudáfrica 2010.
"No sé cuáles son las indicaciones para Leo de parte de su técnico en la Selección, pero más allá de eso es un enorme jugador", le dijo ayer Iniesta a Clarín cuando se lo consultó sobre la posición de Messi en el campo. Esta noche, en Durban, Xavi e Iniesta demostraron que conforman la mejor dupla generadora de fútbol del mundo, y sin quererlo dejaron en claro buena parte del secreto del éxito del rosarino: si es bien abastecido, lo suyo será letal en los metros finales. Hoy estuvo un escalón arriba Xavi, pero Iniesta brilló casi en ese nivel.

Cosa curiosa: no les hace falta estar muy cerca uno del otro para armar una sociedad temible. Xavi es habitualmente ese general que comanda su tropa desde el círculo central, con dos ojos bien abiertos para ver venir la pelota y manejar el partido, y otros dos en las sienes para advertir la partida de laterales o el pique de un delantero.
A veces cuenta con la compañía de Iniesta, que se le acerca a entablar diálogos futbolísticos o a relevarlo un rato en la tarea, sobre todo en las cercanías del área. Pero otras veces, muchas, el pelado Iniesta se recuesta sobre la izquierda, sector al que se lleva una comprensión del juego similar a la de su compañero.
Xavi es pase corto o largo, freno o aceleración según convenga. Iniesta es habilidad, toque de primera, elección casi siempre certera de la cesión al compañero o la búsqueda individual. Los dos son pegada precisa, dinámica constante y auxilio al equipo cuando la pelota se pierde.
Ante Alemania, como había ocurrido sólo de a ratos ante Suiza, Paraguay y Portugal, y como había pasado bastante frente a Honduras y Chile, Xavi e Iniesta terminaron por enloquecer a los volantes alemanes, todos los cuales, menos el notable Schweinsteiger, se entregaron antes de tiempo.
Hubo en el estadio centenares de argentinos. Tenían compradas sus entradas desde hace tiempo, porque imaginaron ver aquí a la Selección de Maradona buscando un lugar en la final. No vieron a Messi, pero se deleitaron con Xavi y con Iniesta. En realidad, se habrán quedado con la sensación de que observaron a dos grandes conductores que fueron parte de un equipo. Algo parecido habrá visto Messi, triste y feliz a la vez, en algún lugar del mundo.


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