7 de julio de 2010

Tres en el recuerdo

Ya que el Mundial está a punto de finalizar y no habrá otro hasta dentro de cuatro años, vamos a rendir un homenaje a las tres selecciones que, en sus respectivos momentos de gloria, descollaron por sobre todas las demás, amalgamando de manera casi perfecta lo que es la esencia del fútbol: INDIVIDUALIDADES en función del juego de EQUIPO.


Muchos partidos lo ví (unos en directo y otros por televisión), y leí bastante sobre el tema, tratando de separar siempre la paja del trigo, es decir que no me dejo embaucar por aquellos periodistas que escriben con la camiseta puesta, sino que prefiero los que adoptan un tono más reflexivo y los que piensan que los lectores somos también seres pensantes.

De ese tipo de periodistas hay muchos y buenos.

La pasión y los gritos en una cancha de fútbol son necesarios para que éste sea el mayor espectáculo deportivo mundial (son muy tristes los partidos a puertas cerradas), pero hay otro tipo de espectadores que disfrutan simplemente de un partido bien jugado y que saben reconocer los méritos de un justo vencedor. Que cada cual se situe donde se sienta más cómodo.

Independientemente de cual sea el campeón 2010, el que gane tendrá que provocar una conmoción mayúscula si es que quiere ser comparado con las tres selecciones que son el leit motiv de esta nota. Aunque siempre se podrá plantear la pregunta sin respuesta: ¿que pasaría si el ganador de este año se enfrentara con Hungría(1954), Holanda(1974) o Brasil(1970)?

Cada uno de esos tres seleccionados fue el mejor en la época que le tocó en suerte, pero los tres fueron grandes equipos con grandes individualidades.

En el Mundial de Suiza 1954, Hungría, infinitamente superior al resto, paradojicamente no fue el campéon. Literalmente masacró a todos sus rivales (9-0 a Corea, 8-3 a Alemania, sendos 4-2 a Brasil y Uruguay). Llegó a la final enfrentando nuevamente a Alemania y cayó 3-2; cosas del fútbol. El equipo: casi perfecto con un Ferenc Puskas como figura, y Kocsis como gran goleador (11).

En 1974 Holanda se convirtió en "la naranja mecánica", una verdadera máquina de crear fútbol de la mano del gran Johann Cruyff, que al igual que sus compañeros (trabajo de equipo) ocupaban todos los espacios, y con pases rápidos y profundos hacían estragos en las defensas rivales. Tampoco fueron campeones. ¿Quién los paró? Otra vez Alemania, selección a la que hay que darle el mérito que merece, aunque sólo sea por su sentido práctico.

Y el tercero es Brasil 1970, que sí se adjudicó el título, también con gran trabajo de equipo y algunas figuras desequilibrantes, una de las cuales se llama Pelé, futbolista completo.


Una duda final y volviendo al Mundial 2010.

¿Qué hubiera pasado con Lionel Messi si no se hubiese visto OBLIGADO a bajar hasta su propio campo para poder llevarse algún balón? No se le puede pedir que sea centrocampista y goleador.


No hay que ser muy iluminado para darse cuenta de que Messi tiene que estar en los tres cuartos de cancha y allí recibir permanentemente la mayor cantidad posible de pelotas. Desde esa posición, aprovechando su gran rapidez y habilidad pudo haber hecho desastres en las defensas.


Lástima que Maradona NO SE PERCATÓ de ello. De contar con ese tipo de ayuda, ¿hubiese superado Messi al Maradona del 86? . Habrá que preguntárselo al pulpo Paul.


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