Juego de ajedrez Staunton, el más utilizado en torneos internacionales |
A juzgar por el artículo firmado por el comentarista especializado en ajedrez del diario EL PAIS, Leontxo García, ya hay países que lo han introducido como materia, pero seguramente son más los que aún se muestran renuentes, al tiempo que mantienen aburridas materias que se olvidarán al finalizar los estudios.
Con el ajedrez, el niño podrá mejorar su concentración, paciencia y perseverancia. Le ayudará a desarrollar el sentido de la creatividad, la memoria, el razonamiento, la motivación y la capacidad de análisis. Estas capacidades, reforzadas con la práctica del llamado juego-ciencia, mejorarán también su rendimiento en matemática y lectura, algo tan necesario en estos tiempos de horas perdidas frente al televisor y video juegos.
Se entiende que la indiferencia de muchos padres ante esta iniciativa pueda deberse a que ellos mismos no conocen esto juego ni lo han practicado nunca, pero los que jugamos ajedrez desde la infancia estamos convencidos de que no hay nada mejor para ejercitar nuestra mente. Por eso corresponde a las autoridades responsables de la educación imponerlo como asignatura, aunque en un principio fuese solo opcional.
Hay que enseñar a los niños los fundamentos de este juego, y si los padres no saben...alguien tendría que hacerlo. Después correrá por su cuenta esforzarse para ganar o saber aceptar una derrota. A nadie le gusta perder, así que la autoestima tendrá también aquí un papel importante.
Estudios científicos señalan que la práctica frecuente del ajedrez retrasa el envejecimiento cerebral y podría prevenir el alzhéimer. De la misma manera que el ejercicio físico fortalece los músculos, el ajedrez es "un excelente gimnasio para la mente", en opinión de un neurólogo.
-José Trepat
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