Un recuerdo nostálgico para esos pequeños volúmenes que hace muchos años nos abrieron la puerta al mundo de la lectura. Es también un homenaje a esos "libritos de kiosko" y sus autores.
Recuérdame al morir (Silver Kane)
Género: Policial
Año: 1957
Páginas: 100
Grupo D
Valoración: Bueno
Varias veces me he referido en este blog personal al afecto que siento por esos pequeños libritos de kiosko conocidos como bolsilibros, que tuvieron su esplendor en las décadas de 1950/60, y que actualmente ya no existen. Sin embargo se los puede encontrar en las librerías de segunda mano y en algunos mercadillos que se instalan un día a la semana.
Muchos de los que cargamos ya varias décadas a nuestras espaldas nos acordamos con nostalgia de esas novelitas escritas por autores españoles con seudónimos propios del país en que se desarrollaba el argumento, mayoritariamente Estados Unidos si hablamos de novelas de vaqueros. Así, Keith Luger, Donald Curtis, Lou Carrigan, Silver Kane, parecía dar más credibilidad a las aventuras que nacían de la imaginación de los Fernández, González o Ledesma, apellidos reales de sus creadores. Otros optaron por mantener sus nombres reales, como Marcial Lafuente Estefanía o Fidel Prado. Un denominador común: todos eran/son españoles.
Uno de los más conocidos era Silver Kane, seudónimo de Francisco González Ledesma, quien, octogenario ya, sigue escribiendo pero ahora lo hace con novelas más acorde a la época, con una de las cuales ganó el codiciado Premio Planeta.
Pero los "viejos" no nos olvidamos de los Silver Kane o los Lou Carrigan, y de tanto en tanto sentimos la necesidad de buscar alguno de esos bolsilibros que para muchos de nosotros fueron la puerta al mundo de los libros. Eran además una manera de evadirse de los problemas de la vida cotidiana en épocas de la dictadura franquista.
Recuérdame al morir es una de esas novelitas pero ésta pertenece al género policial; es que los esforzados autores de aquellos años no se limitaban a las praderas del Oeste sino que, para subsistir en un tiempo difícil, escribían del tema que fuere: indios, vaqueros, policiales, bélicos, ciencia ficción y hasta romance si era necesario.
El periodista y escritor Manuel Blanco Chivite, recopilador de estos bolsilibros, nos dice de qué se trata: "La más antigua, de julio de 1957, es Recuérdame al morir y es una auténtica curiosidad, ya que el protagonista es el propio Silver Kane, escritor de novelas del oeste y policíacas que se ve envuelto en un trepidante y endomoniado caso, que él mismo convierte en novela. Acción, humor y complicidad con el lector".
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Primeras líneas
Cuando más lo necesitaba, pues aquella semana tenía que pagar desde el último plazo de unos libros que había comprado hasta el alquiler de mi habitación, Dan Reynolds, que me debía trescientos dólares, desapareció y nunca más se ha vuelto a saber de él. Posiblemente se enroló en la Marina, se marchó de fotógrafo a Budapest o se casó, todas las cuales son, al fin y al cabo, maneras de desaparecer.
El caso es que yo me quedaba sin mis trescientos dólares, y no podía explicar a ninguno de los acreedores que Dan Reynolds era un sinvergüenza, un fresco o un partidario de la inseminación artificial. Nadie iba a hacerme caso.
Fui a ver a Burkam, que por entonces era mi editor, y le dije que estaba escribiendo una novela. —¿De qué? ¿Del Oeste? No se vende ni un solo ejemplar.
Burkam era un tipo que se pasaba incluso los domingos en su oficina, haciendo números, y que tenía una casa en las afueras, con un gran jardín por donde se paseaba libremente un caimán.
Burkam se había hecho docenas de fotografías con él, y docenas de veces también me había amenazado con traer el caimán a su despacho.
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El autor (en este enlace puede verse una nota del blog sobre FRANCISCO GONZÁLEZ LEDESMA (Silver Kane)
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