José Trepat
Cambiando los roles, parecería que los jugadores de antaño tendrían más oportunidades de lucir sus habilidades en las canchas actuales que son como mesas de billar en las que el balón rebota sin desviarse. Si a eso le añadimos la preparación física de los futbolistas-atletas contemporáneos, ¿Cuál sería el resultado? Imposible saberlo; solo son hipótesis.
¿Cómo se originó esta nota? Leyendo hoy la página web de la revista deportiva española Marca, (ver la nota) en la que inicia una serie sobre “equipos de leyenda” y el primero de los analizados es River Plate, de Argentina, más precisamente aquel que se ganó el mote de “La máquina”.
Como obviamente veo al Barcelona actual y también vi en acción a varios de los integrantes de esa “máquina” es que me considero con derecho por lo menos a opinar sobre el tema. Se trata de ser justos y equitativos; nunca podría decir que uno u otro es el mejor de la historia, si no tenemos en cuenta la frialdad de las estadísticas y nos limitamos a lo esencial: habilidad personal, funcionamiento de equipo y capacidad goleadora. Si un conjunto marca más goles que el rival, el trabajo de la defensa queda en un segundo plano; el mérito casi siempre queda para los delanteros.
El periodista argentino Juan Vartsky dijo después del Barcelona 5, Real Madrid 0, que “en fútbol, la perfección existe”. Y no le falta razón, si nos atenemos a ese partido, que fue una verdadera obra de arte, como puede apreciarse al verlo una y otra vez en un CD, algo que no podemos hacer con los grandes conjuntos del pasado, una lástima.
Las mismas triangulaciones con que suelen maravillarnos Messi, Xavi e Iniesta, pude verlas muchas veces en aquel tridente que formaban Walter Gómez, Angel Labruna y Félix Lousteau en el River de los años cincuenta. Por eso es justicia por parte de quienes los vieron, otorgarles todo el mérito que se merecen.
En esos equipos y esa época, el lirismo estaba enquistado en el fútbol. No había pizarrones ni estrategias. El entrenador de River, Juan José Minella se ganaba de manera muy cómoda su magro sueldo. Antes de salir al campo, simplemente les decía –según los cronistas de la época- “Muchachos, hagan lo que quieran”.
Y allí estaban, el endiablado puntero izquierdo Félix (Chaplín, Pistolita) Lousteau, con sus medias caídas, enloqueciendo a su marcador (todos los equipos empleaban un rígido 1-2-3-5), el centrodelantero Walter Gómez, y el letal Angel (el feo, el jorobado) Labruna, haciendo lo que les dictaba la inspiración en esos momentos: gambetas (dribblings, regates), tacos, amagues, fintas, todo con un fin: anidar el balón en el arco contrario. Y se cansaron de lograrlo.
Tanto el actual Barcelona como el River de antaño buscaban lo mismo: marcar muchos goles y si es posible, jugando bien. Es lo que todos los equipos quisieran, pero para eso se necesita un ingrediente esencial: la habilidad de uno, dos o tres de sus futbolistas que sean diferentes al resto y con la capacidad para romper todos los esquemas que los estudiosos y analíticos técnicos rivales les opongan.
Valgan como ejemplos el mencionado terceto de aquel River, el Messi del Barcelona, el Cruyff de Holanda, el Puskas de Hungría, el Beckenbauer de Alemania, el DiStefano del Real Madrid. Estos “solistas” necesitan apenas un buen acompañamiento. El problema del fútbol propiamente dicho lo resolverán ellos.
Los que se ganan la vida escribiendo y opinando sobre fútbol y que supuestamente saben del tema, afirman que el actual Barcelona Fútbol Club es el mejor equipo de la historia.
Parece un tanto arriesgado sostener ese concepto de manera tan tajante. Por qué? Porqué no han visto jugar a TODOS los grandes equipos y se basan en crónicas de colegas, muchos ya fallecidos; porqué las épocas son diferentes, igual que las condiciones que rodeaban la actividad del fútbol.
Los GRANDES equipos se destacaron entre los demás en el marco del tiempo histórico que les tocó en suerte.
Siempre se ha considerado a un equipo como un GRANDE en base a la manera en que sus delanteros llegaban hasta el arco contrario y la cantidad de goles que convertían, estadística que a la postre es determinante.
Parece un tanto arriesgado sostener ese concepto de manera tan tajante. Por qué? Porqué no han visto jugar a TODOS los grandes equipos y se basan en crónicas de colegas, muchos ya fallecidos; porqué las épocas son diferentes, igual que las condiciones que rodeaban la actividad del fútbol.
Los GRANDES equipos se destacaron entre los demás en el marco del tiempo histórico que les tocó en suerte.
Siempre se ha considerado a un equipo como un GRANDE en base a la manera en que sus delanteros llegaban hasta el arco contrario y la cantidad de goles que convertían, estadística que a la postre es determinante.
Como es imposible enfrentar a dos GRANDES que jugaron en épocas distintas, la comparación es inviable. ¿Cómo se manejarían los super profesionalizados futbolistas actuales en campos de juego poceados, jugando con balón “de tiento”, sin canilleras que los protejan de las patadas de los defensores rivales –que no eran niñas precisamente-?
Cambiando los roles, parecería que los jugadores de antaño tendrían más oportunidades de lucir sus habilidades en las canchas actuales que son como mesas de billar en las que el balón rebota sin desviarse. Si a eso le añadimos la preparación física de los futbolistas-atletas contemporáneos, ¿Cuál sería el resultado? Imposible saberlo; solo son hipótesis.
¿Cómo se originó esta nota? Leyendo hoy la página web de la revista deportiva española Marca, (ver la nota) en la que inicia una serie sobre “equipos de leyenda” y el primero de los analizados es River Plate, de Argentina, más precisamente aquel que se ganó el mote de “La máquina”.
Como obviamente veo al Barcelona actual y también vi en acción a varios de los integrantes de esa “máquina” es que me considero con derecho por lo menos a opinar sobre el tema. Se trata de ser justos y equitativos; nunca podría decir que uno u otro es el mejor de la historia, si no tenemos en cuenta la frialdad de las estadísticas y nos limitamos a lo esencial: habilidad personal, funcionamiento de equipo y capacidad goleadora. Si un conjunto marca más goles que el rival, el trabajo de la defensa queda en un segundo plano; el mérito casi siempre queda para los delanteros.
El periodista argentino Juan Vartsky dijo después del Barcelona 5, Real Madrid 0, que “en fútbol, la perfección existe”. Y no le falta razón, si nos atenemos a ese partido, que fue una verdadera obra de arte, como puede apreciarse al verlo una y otra vez en un CD, algo que no podemos hacer con los grandes conjuntos del pasado, una lástima.
Las mismas triangulaciones con que suelen maravillarnos Messi, Xavi e Iniesta, pude verlas muchas veces en aquel tridente que formaban Walter Gómez, Angel Labruna y Félix Lousteau en el River de los años cincuenta. Por eso es justicia por parte de quienes los vieron, otorgarles todo el mérito que se merecen.
En esos equipos y esa época, el lirismo estaba enquistado en el fútbol. No había pizarrones ni estrategias. El entrenador de River, Juan José Minella se ganaba de manera muy cómoda su magro sueldo. Antes de salir al campo, simplemente les decía –según los cronistas de la época- “Muchachos, hagan lo que quieran”.
Y allí estaban, el endiablado puntero izquierdo Félix (Chaplín, Pistolita) Lousteau, con sus medias caídas, enloqueciendo a su marcador (todos los equipos empleaban un rígido 1-2-3-5), el centrodelantero Walter Gómez, y el letal Angel (el feo, el jorobado) Labruna, haciendo lo que les dictaba la inspiración en esos momentos: gambetas (dribblings, regates), tacos, amagues, fintas, todo con un fin: anidar el balón en el arco contrario. Y se cansaron de lograrlo.
Tanto el actual Barcelona como el River de antaño buscaban lo mismo: marcar muchos goles y si es posible, jugando bien. Es lo que todos los equipos quisieran, pero para eso se necesita un ingrediente esencial: la habilidad de uno, dos o tres de sus futbolistas que sean diferentes al resto y con la capacidad para romper todos los esquemas que los estudiosos y analíticos técnicos rivales les opongan.
Valgan como ejemplos el mencionado terceto de aquel River, el Messi del Barcelona, el Cruyff de Holanda, el Puskas de Hungría, el Beckenbauer de Alemania, el DiStefano del Real Madrid. Estos “solistas” necesitan apenas un buen acompañamiento. El problema del fútbol propiamente dicho lo resolverán ellos.
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3 comentarios:
A José:Te olvidaste del EQUIPO DE JOSE (que no sos vos)EN EL "66 CON CARRIZO(CEJAS)PERFUMO-CHABAY-MARTIN(CAPITAN) RULLI -BASILE-DIAZ(CARDOSO) CARDENAS-MASCHIO-J.J.RODRIGUEZ-RAFFO(RAMBERT).
RECORDS:JOSE PIZZUTI es el Dt que más partidos invictos en ARGENTINA (39 SIN PERDER).Primer equipo argentino en ganar la COPA INTERCONTINENTAL.
Segundo equipo en ganar la Copa Libertadores.
Fue el campeón argentino con mejor puntaje en los campeonatos de primera división obteniendo 61 puntos.
Fue el ganador de la COPA LIBERTADORES más larga de la historia habiendo tenido que disputar 20partidos para conseguirla.
Sé que no se puede vivir de recuerdos, pero las hazañas se realizan una sola vez (ej:San Martin y el cruce de los Andes-Aníbal y su epopeya-Napoleón y su campaña militar-Alejandro Magno etc. y no es necesario ahondar para saber que el primero es el que se lleva los laureles. Luego vienen otros para comer el maiz ....Amén
Perdoname flaco Académico, pero TU Racing no puede compararse a MI River, en lo que a fútbol puro se refiere. De TU Racing solo destaco al mariscal Perfumo y al Bocha Maschio. Aparte de los que mencionás, tengo otros de Racing: el loco Corbata, el gran Federico Sacchi y pará de contar. (Hablo de los que VI jugar). No estamos hablando de los titulos de cada uno ni si fue el primero o el segundo... sino de como jugaban al fútbol. Después de River lo mejor que vi fue Micheli, Ceconato, Lacasia, Grillo y Cruz, también de Avellaneda, pero en la vereda de enfrente. Tampoco se trata de si uno terminó primero o segundo. Es que....a veces...cuando no tenemos presente (Racing/River) nos gusta vivir del pasado. un abrazo flaco y a seguir polemizando..
A José:te acordás cuando en una pelea de boxeo decían:"SEGUNDOS AFUERA" primer round. Todos los de River se iban del Luna.jejeje.Amén
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