15 de agosto de 2010

De visita por los lagos (IV)

Lago di Orta
Ultima día de excursión. El cuerpo siente ya el cansancio de las jornadas previas y se acepta de buen grado que estas caminatas estén llegando a su fin.

La agencia organizadora del viaje dedicó la mañana, tal como estaba previsto, a promocionar distintas excursiones y también al legítimo propósito de intentar vendernos algunos de sus productos. Cumplida esta parte puramente comercial, se hizo la hora de comer, con la idea de subir al autocar a las 14.15 para dirigirnos al Lago di Orta, el último que visitaríamos.


Nuestra parada iba a ser la pequeña ciudad de Orta, que da su nombre al lago. La pequeña población es rica en tesoros artísticos, especialmente su arquitectura barroca y medieval.

El filósofo alemán Friedrich Nietzsche visitó el lago en mayo de 1882 y creyó que la experiencia había transformado su vida. También estuvo aquí el novelista francés
Honore de Balzac.

Con estos antecedentes, llegamos al Lago di Orta, el más pequeño y tal vez menos conocido de los lagos sub alpinos, situado al oeste del Lago Maggiore.

La ciudad es pequeña pero está convenientemente preparada para recibir a los turistas, con una gran oferta de bares y restaurantes, donde un vaso grande de cerveza cuesta cinco euros (experiencia personal).








La visita obligada es la pequeña isla de San Giulio, a poca distancia de la costa y a la que se accede en lanchas que van y vienen constantemente.



Su edificio principal es un Ministerio Benedictino que funciona como Convento de Clausura desde 1840. Al desembarcar puede leerse en una placa que este es un lugar de silencio y recogimiento y que debe respetarse como tal.

La Basílica fue fundada por San Giulio en 390 y contiene frescos que nos fueron explicados diligentemente por la guia Beatrice.


La visita a la pequeña isla había terminado y emprendimos el regreso al hotel para nuestra "Ultima cena", durante la cual Beatrice fue agasajada con una poesía de dudosa rima que ensalzaba sus virtudes. Quizás hubiese preferido una colecta entre el pasaje pero esta vez no hubo nadie que tomara la iniciativa.

A la mañana siguiente la recepción del hotel nos despertó a las 5:30 y después de desayunar y completar la siempre caótica carga de equipaje, iniciamos el regreso a las 6:40 para un largo viaje de 15 horas en el que desayunamos en Italia, almorzamos en Francia y cenamos en España. Y colorín, colorado, la excursión ha terminado.





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3 comentarios:

martagbp dijo...

Que lindo y "sustancioso"todo el relato. Las fotos: a cual más elocuente de lo hermoso de este paseo lacustre.

flaco dijo...

A JOSE: recién hoy leí tu blog. Me parecieron las fotos muy hermosas(no se nada de fotografía, a pesar de haber aprobado la materia). Realmente no creo que sea como decís que es simplemente apretar el disparador y ya está, creo que hay que tener un gran gusto estético, lo mismo que para relatar el viaje que me parece que es de ensueño. La ùltima pregunta es: en cual de estos lugares maravillosos descorcharon el vino del amor???.Amèn

José T. dijo...

A Flaco: En una foto mucho importa el encuadre y la composición; ahí está el mérito del fotógrafo. Lo demás lo hace la cámara si la pones en Automático. Un fotografo de verdad jamás pone la cámara en automático sino que "juega" con el obturador y el diafragma.

Me olvidé el sacacorchos.