2 de mayo de 2011

La ruta de la seda (Bernard Ollivier)



Género:   Viajes
Páginas:   318
Año de publicación: 2000
Valoración:  Bueno




Si te interesa conocer lugares, gente y culturas, una buena manera de hacerlo es a través de libros como éste, que permite compartir la experiencia personal de este jubilado que a los 62 años decidió no apoltronarse en un sillón a esperar lo que le depare el destino.

Al pasar las páginas en las que relata de manera sencilla y coloquial las penurias, dificultades y miedos que significa encontrarse solo e indefenso en escenarios desconocidos, inhóspitos y a veces peligrosos, cuesta entender los motivos que lo impulsan, pero resumamoslo simplemente diciendo que se trata de una elección de vida.

Gracias a estos impenitentes viajeros podemos ampliar nuestros conocimientos sobre sitios a los que probablemente nunca iremos porque -además de las limitaciones económicas- la vida es demasiado corta. Bienvenidos entonces estos viajes relatados en primera persona que abren nuestras mentes y despiertan la curiosidad, algo esencial para nuestro progreso personal.
J.T.
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Reseña (contratapa del libro)
Doce mil kilómetros de caminos y senderos en solitario, a pie por la mítica y legendaria ruta de la Seda: esta es la marcha que realiza Bernard Ollivier, un jubilado de 62 años.

Sus botas, un poco de dinero en el bolsillo, lo justo para no ser tentación de los ladrones, y su mochila, le acompañan. Avanza, a menudo por senderos que no aparecen en ningún mapa, fiándose de las indicaciones de los lugareños y sin saber bajo que techo (si es que lo hay) domirá la próxima noche. Afortunadamente la hospitalidad oriental no le falla.

La falta de conocimiento del idioma, las heridas en los pies, las agresiones de los kangales (peligrosos perros turcos)... son algunos de los riesgos cotidianos. Viajar solo y a pie es entregarse a los peligros sin posibilidad de fuga. A pesar de todo bernard vivirá el principio de su marcha con una gran exaltación y unas experiencias inolvidables.

Pero tras los primeros contactos con los jndrmas y los terrotistas kurdos, aparece el miedo, un miedo insidioso que se apodera de él. Bernard tiene ue recurrir a toda su sangre fría, a toda su experiencia, para salir de las críticas situaciones que encuentra a lo largo de su viaje.

En esta primera etapa, Bernard parte de Estambul con el objetivo de llegar a Teherán. Las adversidades del viaje le obligan a detenerse a pocos kilómetros de la frontera con Irán. Reemprenderá la marcha en cuanto la nieve se funda sobre las altas montañas del Kurdistán.
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