1 de marzo de 2012

La soledad de Charles Dickens (Dan Simmons)



Género: Ficción biográfica, Misterio
Año:       2009
Páginas: 800
Valoración: Muy bueno



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Dan Simmons es un escritor de ciencia ficción; no lo sabía. Me sentí atraído por este libro porque no hace muchos días se cumplió el 200 aniversario del nacimiento del admirado Charles Dickens. Tampoco conocía el argumento de esta novela de ficción biográfica, así que comencé a leerla con mucho interés, con la expectativa de saber más sobre Dickens y de conocer a otro autor.

No quedé defraudado aunque sí un poco confundido a la hora de separar la verdad y la ficción pura. Es lo que ocurre con las biografías noveladas.

Dan Simmons se pone en la piel del también escritor Wilkie Collins, contemporáneo de Dickens, y nos cuenta como fueron los últimos cinco años de vida de Charles Dickens, con quien mantuvo una apasionante relación de amistad y odio, a medida que iban aumentando sus celos profesionales hacia su colega, a la sazón más famoso que el autor de La piedra lunar.

Ambos se leían mutuamente las obras que iban escribiendo, pero era siempre el egocéntrico Dickens el que tenía la última palabra, especialmente cuando criticaba y sugería importantes modificaciones a los textos de Collins, hasta el punto de "ordenarle" cambiar el título de El ojo de la serpiente por el de La piedra lunar, la novela más conocida de Wilkie Collins, junto con La dama de blanco. Collins se sentía menospreciado por su colega y amigo, al no poder rebatirle sus argumentos con la contundencia que hubiese deseado.

Dan Simmons cuenta en forma muy amena como fue esta singular relación, sobre todo en la primera mitad del libro, que descubre para el lector facetas muy interesantes sobre la vida de ambos. La novela se inicia con un accidente ferroviario el 9 de junio de 1865 cuando Dickens tenía 53 años y se hallaba en la cúspide de su fama.

Dickens viajaba en el tren junto con su amante secreta y el accidente marcó el comienzo de un enigma en torno a un extraño personaje que vio en el lugar, un tal Edwin Drood, al que buscó en los años subsiguientes y utilizó como protagonista de la novela que dejó inconclusa al sorprenderlo la muerte a los 58 años.

Ya en la segunda mitad del libro, Simmons hace que Collins narre como fue esa búsqueda en los tugurios más sórdidos de Londres, un submundo poblado de seres extraños. Aquí incursiona en el terreno de lo paranormal con escarabajos que se alojan en el cerebro de algunos personajes, incluido el propio Wilkie Collins. El autor justifica así su condición de escritor de ciencia ficción.

Confieso que quedé con ganas de leer alguna biografía "seria" de Charles Dickens, despojada de todos estos enfoques novelescos que, sin embargo, no dejan de ser interesantes, porque Simmons se ha documentado profusamente para recrear una apasionante época histórica, y cuando un autor hace eso siempre es de agradecer.

La novela se alarga demasiado en la segunda mitad, pero creo que la opinión de quienes la lean, en general será positiva.
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