9 de octubre de 2012

Septiembre en Portugal (VI)

El sexto y último día de la excursión lo pasamos en Fátima, sin desplazamientos en el autocar. Había tres razones para ello: los chóferes por ley deben tener un día de descanso después de seis de conducción,  la empresa dedicaría la mañana a vender sus productos y promocionar otros viajes, y los pasajeros tendrían parte de la mañana y toda la tarde libre para conocer esta población.

La última de las razones mencionadas es muy acotada: lo que hay para ver son las dos basílicas y la Capilla de las Apariciones, en la explanada que en los días de peregrinación suele reunir a más de 300.000 fieles en un solo día y a cuatro millones de personas anualmente. Para albergar a tal cantidad de visitantes los hoteles  han brotado como hongos, desde los cinco estrellas hasta los más modestos.





El nombre de Fátima está asociado con el escenario donde, según defiende la fe católica, se dieron las apariciones de la Virgen a los niños pastores, Lucía y sus primos Jacinta y Francisco, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. En ese lugar se se levanta ahora la Capilla de las Apariciones, con la Virgen sobre un pedestal.

Al fondo, los tres sacerdotes de blanco, marcan el lugar
de la aparición



Otros ritos, como las procesiones nocturnas portando velas encendidas que luego se dejan para fundir la cera con la que se hacen nuevos cirios que vuelven a venderse, ya lo habíamos visto en Lourdes, por lo tanto no era novedoso.

La construcción del Santuario de Fátima, trajo aparejada, como es de suponer, el crecimiento de la localidad que en 1997 adquirió la categoría de ciudad y que actualmente tiene unos 12.000 habitantes permanentes, muchos de ellos a cargo de las numerosas tiendas de productos religiosos.





Con el paso del tiempo se construyeron dos Basílicas, la última de las cuales tiene capacidad para casi 9.000 files (8.633 nos dijo un meticuloso empleado).

Nada más había que ver en Fátima, pero sí quedó mucho por visitar en este pequeño país que tiene tanto para ofrecer a los turistas. "Lo tenemos tan cerca y Portugal es el gran olvidado", dijo una mujer en un comentario de una publicación de turismo. Como siempre me ocurre después de un viaje, la mente se abre a nuevas inquietudes: conocer más sobre el Portugal de los hermosos fados y de José Saramago.

El viaje de regreso iban a ser otras 20 horas arriba del autocar, así que a empacar los bártulos y dejar un par de libros a mano.


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2 comentarios:

Noemi dijo...

Hermoso viaje, gracias por compartirlo

jose trepat dijo...

Gracias Noemí. Será hasta el próximo...si nuestros amigos nos dejan. Slds.