1 de junio de 2010

Seguimos con los inventos

Hay noticias que no pueden pasar desapercibidas, de ahí que volvemos con la nota de la revista TIME, sobre los 50 peores inventos de la historia. De esos 50 extremos 11 para someterlos a votación de los amables seguidores. Los tres primeros ya han sido mencionados en la entrada anterior sobre este tema, así que pasamos al resto y después, ¡A VOTAR!


Mono patín
De éste olvidamos consignar las estadísticas sobre dientes rotos, narices fracturadas y desnucamientos, pero no tenemos las cifras.










Ya hemos hecho referencia también a este tontito ratón.













Lo mismo que con el simpaticón de Clippy





Clippy



Gafas con cortinillas venecianas....vaya! ¿por qué no se me habrá ocurrido a mí? Hay mentes lúcidas sin duda y este inventor tuvo su momento de inspiración. Además, como poderoso elemento de marketing, la modelo elegida seguramente le dio el espaldarazo definitivo.

¿Quién podría resistirse a no lanzarse en procura de este aditamento que, entre otras cosas, nos permitiría atisbar entre las cortinillas, las
miradas de envidia de quienes aún no han podido adquirirlo?

Dedales
Bueno... bueno.. Aquí la mente del inventor funcionó a pleno.

Nos imaginamos que habrá pensado en otras aplicaciones que van más allá del mero propósito de no ensuciar la pantalla del móvil.
Por ejemplo: cometer un crimen sin dejar huellas digitales o llevarlo en previsión de que el papel higiénico se le perfore en el mometo clave.


Máscara facial
Elemento ideal para mujeres decididas, audaces, que con una descarga de apenas 5.000 voltios podrían experimentar un cambio
rotundo, definitivo, de su rostro.

Tiene el elemento sorpresa, siempe atrayente, de ver con que cara enfrentarán el resto de sus días. Si el resultado no es satisfactorio, siempre puede volver a colocarse la máscara y aplicar 10.000 voltios más, a ver que pasa.


Bumpits
Mujeres preocupadas porque el pelo se les achata? Se acabó ell problema. Con estos novedosos bumpits siempre podrá lucir peinados vaporosos sin necesidad de brushing.

Otra aplicacion que seguramente no ha tenido en cuenta su inventor, es que colocando uno del tamaño apropiado debajo del pantalón del hombre, en la entrepierna, hará que aumente al menos su sensación de seguridad y autoestima.




Cinturón vibrador
Este invento está en la línea de las pulseras mágicas para mantener el equilibro, de las que ayudan a controlar el campo magnético de las células dentro de parámetros normales, y de las pirámides que canalizan hacia nosotros toda la energía desparramada por este mundo.
Este cinturón vibrador debe ser fabuloso a juzgar por esas fotografías ANTES y DESPUES. Primero se ve a un señor con michelines de primera y después, con unos abdominales perfectos en solo diez minutos. Quiero uno ya!




Los aerosoles! Ozono? ¿Para qué lo queremos?

Habría que averiguar donde está la estatuta de este benefactor de la humanidad para rendirle pleitesía. ¡Como nos cambió la vida!





Estas bolsas se utilizan desde los años 70 y teniendo en cuenta que se gastan unas 500 millones por año, ya vemos como este plástico que tarde cientos de años en degradarse, va acumulándose sobre la superficie terrestre y el fondo de los mares.

Este invento puede calificarse como nocivo y no estaría mal colocar una de estas bolsas en la cabeza de su creador para comprobar si el aire pasa a través del fino plástico.




Jaula
Quien inventó esto tendría que quedarse enjaulado durante el tiempo que el considera que los niños deberían permanecer entre los barrotes.

Una ventaja es que mientras estuviese allí no podría elocubrar ninguna otra maravilla como esta.






*

1 comentario:

flaco dijo...

A José: yo voté por los dedales de goma, porque me parece que para lo que los inventaron no cumplen ninguna función. Cuando trabajé en el banco había dedales de goma (pero más chicos con forma de dedal de coser con pelitos de goma) que servian para contar billetes, esos si servian y no había necesidad de mojarse los dedos. Habría que preguntarle a un proctólogo si esos dedales sirven. No?. Amén