2 de febrero de 2012

CINE - La barrera invisible (1947)

Continuamos desempolvando títulos de nuestra videoteca en este "revival" de aquellas películas en blanco y negro que vimos  (o no alcanzamos a ver) hace ya cinco o seis décadas. La de hoy es del año 1947 (65 años), y llegó a los cinéfilos de habla hispana con por lo menos dos títulos diferentes: La barrera invisible (España) y La luz es para todos  (Argentina, México). Esa manía de no respetar el título original causa siempre alguna confusión, pero investigando un poco todo se aclara.

Gentleman's Agreement, que así fue llamada por sus creadores, ganó tres Oscars: Mejor película, mejor director y mejor actriz secundaria (Celeste Holm).


Al visualizar la película desde la perspectiva que dan tantos años se entiende porque la misma causó tanto revuelo en el momento de su estreno. El tema del antisemitismo en la sociedad norteamericana de entonces ya está superado, así que podemos hablar de la película desde el costado puramente cinematográfico. En ese sentido, se trata de una realización correcta, con una buena dirección y un notable trabajo de actores, entre ellos, Gregory Peck, un icono de esos años, que tenía la particularidad de "hablar con los ojos", tal era la expresividad de su mirada.

Del director Elia Kazan recordamos verdaderas joyas cinematográficas, como Al este del Edén, Nido de ratas, Esplendor en la hierba, Viva Zapata y otras. 

En Gentleman's Agreement (Acuerdo de caballeros), vemos a John Garfield en un papel secundario, a pesar de que en esa época era un actor de gran cartel. Aceptó ese rol menor porque estaba de acuerdo con el mensaje de la película: el sentimiento de rechazo a los judíos, que después fue disipándose a medida que se iban conociendo los horrores de los campos de exterminio nazis.  Aquí hay que matizar; es un error hablar de antisemitismo cuando queremos referirnos a rechazo a todo lo judío, porque semitas son también los árabes, palestinos y otros pueblos de Medio Oriente.

Hecha esta salvedad, digamos que en la película, Gregory Peck personifica a un periodista que se hace pasar por judío para conocer en carne propia ese sentimiento generalizado y poder escribir su artículo crítico desde una óptica diferente. Así, en su trato diario con amigos y compañeros sufre discriminación  y comprueba los problemas que conllevaba profesar esa religión. Conoce a una mujer (Dorothy McGuire), de la que se enamora y con la que vive una difícil relación, porque ella no se atreve a adoptar una posición firme y clara, como la de él, contra el antisemitismo o anti judaísmo.

Una buena película con un mensaje rotundo y claro, anterior a la nefasta caza de brujas emprendida por el senador McCarthy, tema que proporcionó material para muchas producciones que tal vez veamos en este espacio. 
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