8 de marzo de 2014

¡Chapeaux Ana e Imanol!



J.T.
A veces es de justicia valorar lo que tenemos cerca sin necesidad de llenarnos la boca con nombres rimbombantes del mundo del espectáculo que han recibido premios importantes en certámenes internacionales y que ciertamente merecen.

Estos párrafos tienen que ver con una serie de televisión y más precisamente con uno de sus capítulos, el número 261. Hilando aún más fino, digamos que estás líneas están dedicadas a una pareja de actores que en el capítulo mencionado ofrecieron una clase magistral de arte interpretativo: Ana Duato e Imanol Arias, las figuras centrales de Cuéntame como pasó.

Muy pocas veces vi hasta que extremos puede llegar la capacidad de un actor/actriz para transmitir al espectador el estado de ánimo que les exige un determinado papel; algo que roce la perfección. Claro que esta es una apreciación personal pero quienes hayan visto ese capítulo seguramente me darán la razón.

Se trata de un acto de infidelidad del marido hacia su esposa, de cómo ésta lo descubre y cómo reacciona el hombre al verse descubierto. Nada nuevo, por cierto. Un hecho como tantos que suele ocurrir con cierta frecuencia en la vida de pareja.

Pongámonos un poco en situación para quienes no siguen esta serie que ya lleva 15 temporadas en la televisión española. Ana Duato e Imanol Arias (Mercedes y Antonio en la ficción) han sido hasta ahora un matrimonio ejemplar que durante décadas sorteó miles de dificultades económicas y familiares, pero siempre unido en base al amor y al respeto mutuo. Con tantos años, la serie había entrado en una especie de abulia y había que darle un giro espectacular. Los libretistas lo consiguieron en este último capítulo.

Los espectadores sabíamos ya que Antonio había cometido el acto de infidelidad acostándose con una periodista especializada en el tema del vino, a la que conoció de manera circunstancial porque su actividad comercial está relacionada actualmente con la industria vitivinicola.  El golpe de efecto había sido dado: ¡Antonio le fue infiel a Mercedes!, pero ésta no lo sabía, así que la vida continuó casi con normalidad porque a Antonio se lo veía abrumado por el peso de la culpa y porque se había enamorado de la periodista.

El comportamiento de Antonio en la vida de hogar no era el mismo, se mostraba taciturno e irascible. Su suegra Herminia (María Galiana) fue la primera en notarlo y le preguntó a Mercedes a que se debía. Mercedes le respondió que era debido a "problemas económicos con los negocios", pero la insistencia de su madre sembró el germen de la duda.


En esos días había en España en elecciones generales en las que el socialista Felipe González arrasó en las urnas frente a los otros partidos, uno de los cuales, la UCD (Unión de Centro Democrático) encabezado por Adolfo Suárez, tenía a Antonio como simpatizante activo.

La noche del comicio y ante el seguro desastre electoral, Antonio fue llamado para que concurriera a la sede partidaria a expresarle su apoyo a Suárez. Mercedes le acompañó a regañadientes porque la política no le interesaba.

Y en la sede del partido estalló el drama.

Allí, en medio de la atmósfera de derrota, ¡oh casualidad! llegó también la periodista-amante en compañía de su marido, un frustrado aspirante a disputado. Hubo las presentaciones de rigor y en un momento dado las dos mujeres fueron al baño. Los dos hombres quedaron solos y en medio de un diálogo intrascendente, el marido engañado le espeta de pronto: "y en medio de tanto jaleo has tenido tiempo para tirarte a mi mujer". La expresión de Antonio (Imanol Arias) es para enmarcar como también todo lo que sucede a partir de allí.

En un aparte, Antonio y su amante (Ariadna Gil) quedan solos y mantienen un diálogo muy intimista y perturbador para ambos porque estaban rodeados de otras personas y hacían lo posible por disimular el enamoramiento mutuo. Mercedes estaba a pocos metros hablando con una amiga. Sin prestar atención a lo que decía la mujer, dirigía la mirada hacia la pareja y a través de su expresión, el espectador sentía que se había dado cuenta de la realidad. Contarlo es una cosa y verlo en la pantalla es otra muy distinta.

De regreso al hogar, Antonio comienza a desatarse la corbata. Mercedes sale de la habitación en la que había sufrido una crisis de llanto, se coloca frente a él, lo fulmina con la mirada y le dice: "Quiero que te vayas". Antonio la mira azorado e impotente. "¡Sal ahora mismo!". ¡"Ya!".

Había que contar la situación para que se entienda como puede haber sido la formidable actuación de estos dos actores que bien pueden ser utilizados como modelos a seguir en las escuelas de cine.

Y para remate del capítulo de cambios en la serie y en el país, como música de fondo la incomparable voz de Mercedes Sosa interpretando "Cambia.... todo cambia". Un festival de buen gusto.

Menuda tarea de los libretistas para "arreglar" este entuerto y ver como sigue la historia. Con este último capítulo habrán recuperado seguramente el interés de los teleespectadores, que en las últimas emisiones había caído bastante (hablo por mí).

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